Al enumerar clásicos de la literatura del siglo XX resulta imposible pasar por alto a Ruido de fondo (1985), una de las novelas más exitosas del estadounidense Don DeLillo y que es considerada por muchos como una de las piedras angulares del posmodernismo literario.
Entrelazando comedia, drama y varios momentos de tensión, su historia pone sobre el tapete un abanico de temas que van desde el consumismo característico de la sociedad norteamericana de la época hasta la desinformación y el miedo inherente de los seres humanos a la muerte. Una obra que por su contingencia y popularidad pudo tentar fácilmente a más de un cineasta a emprender el desafío de llevar su historia a la gran pantalla.
Sin embargo, ya sea por las características de su prosa, las altas expectativas inherentes al lugar que ocupa en la cultura popular o un sinfín de otras razones, Ruido de fondo mantuvo por mucho tiempo la fama de ser una obra “inadaptable” al cine. Hubo algunos intentos protagonizados por los directores Barry Sonnenfeld, James L. Brooks y Michael Almereyda, aunque ninguno llegó a buen puerto.
Pero las cosas cambiaron cuando el proyecto cayó en manos de Noah Baumbach, el realizador detrás de Historia de un matrimonio (2019) que logró poner en marcha una ambiciosa producción que hoy triunfa entre los contenidos más vistos del catálogo de Netflix. Tanto así, que ya hay quienes la comparan con No mires arriba (2021), una de las comedias más exitosas de la plataforma y que también se configura como una sátira social.
Bajo la dirección de Baumbach, Adam Driver y Greta Gerwin son los encargados de encarnar al matrimonio de Jack y Babette Gladney, un reconocido académico experto en Hitler y una profesora de postura cuya peculiar familia incluye a los hijos de sus relaciones anteriores más uno en común. En el camino, a los Gladney no solo les toca sobrevivir a un aparente desastre químico. También deben encontrar el origen de un misterioso medicamento consumido en secreto por Babette, y que los termina por llevar a lugares insospechados.
Un desafío personal
Para el director, la realización del largometraje implicó una profunda conexión con su historia íntima. Según confesó en una conversación con la revista Vogue, la primera interacción que tuvo con el libro fue gracias a su padre, el novelista y crítico de cine Jonathan Baumbach, que lo animó a conseguirlo y leerlo cuando aún cursaba la universidad.
A fines del 2019, Baumbach se animó a leerlo nuevamente. Esta vez, como una forma de conectar con la memoria de su progenitor, que falleció a principios de ese año. “Pasé por mi propio período de duelo cuando murió, y luego... cuando descubrí que ahora tengo la edad de Jack Gladney y que mi papá tenía su edad cuando salió el libro, es todo ese ciclo de la vida, que siempre es un viaje mental”, señaló.
En una entrevista con Indie Wire, el cineasta se aventuró a dar sus definiciones personales sobre el libro y las razones que lo convencieron de llevar a cabo el largometraje. Acerca de su argumento, señaló que “es sobre una cultura que está saturada por los medios. Las películas y el entretenimiento son una gran parte de eso. Sentí que podría haber un lenguaje cinematográfico con el que todos estamos familiarizados que podría usar para contar esta historia”.
“Cuenta esta historia de cómo, en nuestros intentos de no lidiar con nuestra propia mortalidad, de reconocer realmente la muerte de una manera seria en nuestra cultura, de alguna manera sublimamos la muerte en nuestro entretenimiento”, agregó al medio anglosajón.
El trabajo con los protagonistas también fue un punto importante para Baumbach. Con Driver, el director ya había explorado un abanico de emociones en Historia de un matrimonio. Esta vez, uno de los retos asumidos por el actor implicó un cambio físico, contrario a lo que trabajó con Martin Scorsese en Silencio. Mientras que con Scorsese debió perder varios kilos, para Ruido de Fondo tuvo que aumentar de peso.
Según Baumbach, Drive lo consiguió bebiendo varios litros de cerveza. “Siempre me sorprende lo que Adam puede hacer, pero también lo que yo puedo darle”, dijo sobre su relación con el actor.
En cuanto a Greta Gerwin –que hace unos meses terminó su trabajo como directora de la reciente adaptación de Barbie, protagonizada por Margot Robbie y donde Baumbach figura como co-guionista–, su primera colaboración fue en Greenberg (2010), rodada varios años antes de que la actriz y el director decidieran casarse. En la entrevista con Indie Wire, el cineasta destacó su trabajo en una escena en particular, donde los protagonistas se inmiscuyen en una discusión que retrata la escena más conmovedora del filme.
“Siento que nunca he visto a un actor hacer algo así. Me maravillé de ella cuando vi que se desarrollaba esa escena. Es una actuación singular”, expresó sobre el trabajo de Gerwin.
Crítica dividida
A pesar de las expectativas que despertó la noticia de una adaptación comandada por Baumbach, las opiniones de la crítica no son del todo positivas. Basta con echar un vistazo a sitios como Filmaffinity, donde acumula una puntuación de 5,4 puntos de 10; mientras que en otros portales especializados como Rotten Tomatoes alcanza un 63% de aprobación por parte de los críticos, cifra que baja al 33% en la puntuación otorgada por la audiencia.
La reseña publicada en Esquire apunta a la falta de un catalizador. “Hay muchos momentos individuales en la película que están admirablemente ejecutados, aunque no sean auténticos logros cinematográficos. Es una adaptación notablemente fiel al libro, por lo que no debería decepcionar a los fans en términos de fidelidad. Y, sin embargo, ¿en conjunto? La película no es tan desafiante como frustrante. La película de Baumbach nunca llega a cobrar impulso narrativo ni a dar en el clavo emocionalmente. Da la sensación de ser menos que la suma de sus partes, lo que en última instancia resulta desconcertante”, señala el texto del escritor Max Cea.
Entre las razones, Cea apunta a la incapacidad de Driver y Gerwig para dar una interpretación firme a los diálogos escritos por DeLillo en la novela. “Cada uno de ellos articula su discurso con un afecto seco y melancólico que es un poco demasiado bonito para tener mucha resonancia emocional. Se podría argumentar que esa es la cuestión: la obsesión mórbida de sus personajes, unida al prepotente estímulo de la vida estadounidense, les ha vaciado de sentimientos. Pero los espectadores no debemos quedarnos impasibles”, apunta.
Por otro lado, Cea apunta al uso de la música como un factor relevante de la narración: “El truco mágico de DeLillo consistía en hacer que el libro fuera a la vez auténticamente oscuro y estridentemente cómico. En la película de Baumbach, ambas cualidades -especialmente la primera- están apagadas. Esa relativa torpeza puede deberse en parte al sutil uso de la música en la película”.
Aun así, la conclusión del crítico es contundente a la hora de agradecer el impulso que empresas como Netflix entregan a propuestas como esta. “Por favor, plataformas de streaming y estudios, seguid invirtiendo en este tipo de películas ambiciosas y que no formen parte de una saga, ya sean de Baumbach o de alguno de sus muchos colegas con talento. Puede que Ruido de fondo no funcione del todo, pero incluso las formas en las que fracasa son más interesantes que las películas de gran presupuesto de los últimos tiempos”, finaliza.
A pesar de que también hace hincapié en algunos puntos débiles (como la pérdida de ritmo en la narración llegada la mitad de la película), la reseña de El Comercio también agradece la apuesta de la compañía de la N roja: “Ruido de fondo es una genial demostración de que no siempre los grandes libros pierden cuando son trasladados a la pantalla grande. Aunque la cantidad y diversidad de elementos que sostienen la novela de Don DeLillo es innegable, Baumbach ha recogido los mejores, les ha sumado un elenco notable (Driver y Gerwing tienen una química formidable cuando se aman y también cuando discuten, Don Cheadle es el típico representante de una Academia deseosa de trascender, y los niños aportan tanto frescura como desconexión) y nos ha convencido de algo: Si Netflix garantiza que cineastas sumamente talentosos sigan creando películas como esta, larga vida para la plataforma de streaming”.