Crítica de discos de Marcelo Contreras: Taipei Houston, Peter Gabriel y Everything but the girl
Los hijos de Lars Ulrich despliegan dinámicas, quiebres y alteraciones métricas, pero el auditor desprevenido puede creer perfectamente; la composición de Gabriel es un tibio reencuentro con el músico, incluyendo algunos pasajes que recuerdan a Diggin’ in the dirt; Everything but the girl no tiene nada que perder con regresar al ruedo, mientras el público gana con un retorno de verdadera categoría.
Taipei Houston - Once bit never bored
Coincidiendo con las recientes crónicas sobre los “nepo babies” -los hijos de famosos de la industria de los espectáculos, que se abren camino gracias a sus padres-, debutan los hijos de Lars Ulrich de Metallica. Myles (23), con estudios en la reputada Berklee College of Music asume la batería, mientras Layne (21), estudiante de la Universidad de Nueva York, apaña con el bajo y canta. Formados en el verano de 2021, ya han teloneado a la banda de papá y se fueron de gira con Melvins, calificando como nepo babies en un 100%.
Este debut de nueve canciones es directo y rockero hasta la médula. Para suplir la ausencia de guitarra, el bajo -un clásico modelo Fender Precission- está sobrecargado de efectos creando una sensación de alto voltaje, en tanto el set de batería es lo más simple posible, con apenas un par de platillos y el mismo número de toms.
Los temas atacan sin contemplaciones desde el inicio con el single As the sun sets, una carta de presentación que revela toda la identidad del dúo, incluyendo bondades y carencias. Despliegan dinámicas, quiebres y alteraciones métricas, pero el auditor desprevenido puede creer perfectamente, que se trata de descartes de Jack White. Lo que sobra en energía falta en originalidad.
Peter Gabriel - Panopticom
Peter Gabriel (72) suma 21 años sin material original desde Up (2002), y este single adelanta i/o, un nuevo álbum sin fecha prometido para 2023. El mundo no es el mismo en este largo periodo, y la canción pretende indagar qué ocurre con la hiperconexión mediante dispositivos móviles planteando un estado de permanente vigilancia, tal como ocurre con un panóptico, un tipo de edificación diseñada en el siglo XVIII con fines carcelarios, permitiendo que el interior sea observado inadvertidamente.
El concepto se inspira en el grupo de investigación Forensic Architecture, dedicado al estudio de la violencia estatal, el periodismo investigativo de Bellingcat especializado en verificación de hechos y análisis de fuentes abiertas, y la organización de derechos humanos WITNESS, entre cuyos fundadores se cuenta el propio músico y el empresario Richard Branson.
Peter Gabriel recurre a colaboradores habituales como Tony Levin al bajo, Manu Katche en batería, David Rhodes en guitarra, y Bria Eno en atmósferas electrónicas. La composición es un tibio reencuentro con el músico, incluyendo algunos pasajes que recuerdan al inquietante sencillo Diggin’ in the dirt (1992), en particular el tiempo ralentizado antes del estribillo.
Everything but the girl - Nothing left to lose
Otro retorno tras una extensa pausa de 24 años sin novedades de este dúo británico imprescindible de los 90 cuyo hit Missing, entre varios, resulta obligatorio para comprender el sonido de la mejor electrónica de aquel periodo. La cantante Tracey Thorn (60) y el productor y tecladista Ben Watt (60), que además conforman un matrimonio, abandonaron los discos y los escenarios, incómodos y aburridos de los conciertos y las giras.
Nothing left to lose adelanta el duodécimo álbum titulado Fuse, con fecha para el próximo 24 de abril. El paso del tiempo ha hecho su magia. La voz de Thorn ha experimentado una metamorfosis. Su tono característico, sugerente de vulnerabilidad y delicadeza, ha mutado en una textura profunda y decidida que en algo evoca a Alison Moyet, en medio de un paisaje electrónico ligeramente inquietante y seductor.
“¿Qué queda por perder? No queda nada que perder”, dice el estribillo, como una calle con doble tránsito. Por un lado, la letra sugiere un romance tortuoso (“este dolor sigue entrando, dime qué hacer, siempre te he escuchado”), pero también susurra que el dúo no tiene nada que perder con regresar al ruedo, mientras el público gana con un retorno de verdadera categoría.
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