La última vez Harrison Ford estuvo en un set de una serie de televisión fue cuando acababa de entrar en los 50, a fines de 1992. Se desplazó hasta Jackson Hole, Wyoming, para rodar un capítulo de Las aventuras del joven Indiana Jones en que su personaje aparece en la mediana edad y con barba. Una llamativa participación que pudo completar en medio de una ventana del rodaje de El fugitivo (1993).
Desde entonces el oriundo de Chicago nunca había vuelvo a compaginar cine y televisión, una combinación que por años fue poco habitual en la industria. Pero, conforme las estrellas fueron tentadas una tras otra por las plataformas, su llegada al formato seriado parecía cosa de tiempo. Y si eso no se produjo antes fue probablemente porque lo consumió su trabajo en las nuevas películas sobre Han Solo, Rick Deckard y el arqueólogo más célebre de la pantalla grande (Indiana Jones y el llamado del destino, la quinta y última entrega de la saga, debuta en junio).
En su salto al streaming Ford se suma a la marca de Yellowstone, el drama protagonizado por Kevin Costner que se ha ampliado con varias precuelas. La segunda de ellas es 1923, el spin-off que el actor encabeza junto a Helen Mirren y que llega este domingo 29 al catálogo de Paramount+.
“Se sintió como una gran oportunidad”, señala a Culto por videollamada. “He visto la calidad del trabajo. He visto la calidad de la escritura. Entonces tenía las expectativas de que contaríamos con eso mismo, y así fue”.
Para terminar de convencerse de encarnar a Jacob Dutton seguramente ayudó la manera en que lo abordó Taylor Sheridan, el creador de la franquicia. Ford le expresó su deseo de leer los guiones, a lo que el realizador se negó porque estos no estaban escritos. “¿Vas a hacerla o vas a quedarte viendo a Chris Cooper hacer el próximo gran éxito?”, le habría dicho. La respuesta ya estaba clara.
-Considerando que la serie se grabó en Montana y su hogar está a un estado de distancia, ¿cuán en casa se sintió durante el rodaje?
He vivido en Wyoming, el estado cercano a Montana, durante casi 40 años, y lo conozco bien. Conozco menos esta área en particular. Pero estoy familiarizado con las vidas que enfrentaron las personas involucradas en la industria. Taylor Sheridan me dio un personaje maravilloso al que interpretar y desarrolló una gran historia, reuniéndome con actores como Helen Mirren, quien estuvo involucrada en el proyecto antes que yo. Ese fue uno de los grandes atractivos. La narración de Taylor Sheridan es muy particular, en la forma en que se desarrolla, y la claridad del personaje fue una gran oportunidad para mí.
-En general se ha dicho que las grandes mentes de Hollywood trabajan en el cine. ¿Hoy esos creadores están en la televisión?
Creo que están en todos lados. Están trabajando en televisión. Están trabajando en cine. Están trabajando en cualquier oportunidad que tengan. Y, por cierto, aquí estamos ofreciendo al público una opción binaria: ¿es mejor el cine que la televisión? Supongo que esa es una de las presunciones en las que nos basamos.
“Estos (grandes) presupuestos y las oportunidades han llegado a la televisión. Este proyecto (1923) funcionaría como una película o como una historia para el streaming. Pero tenemos diez horas para desarrollar este personaje. Eso es cinco veces más del tiempo que normalmente tienes en una película. Así que es una ocasión real para hacer algo más complejo. Hay desafíos en el cine y en la televisión. No hay tanta diferencia. Y me estoy divirtiendo mucho. No sólo he hecho este proyecto en televisión, sino que también una comedia (Shrinking, Apple TV+) con la gente que creó Ted Lasso, y eso también fue muy divertido”.
-Ud. ha mencionado en más de una ocasión que la empatía ha guiado gran parte de su carrera. ¿De qué manera realizar esta serie reforzó o, por el contrario, desafió esa idea?
En particular, creo que dije que la empatía es una de las sensibilidades necesarias para los actores en general. Tenemos una empatía y una comprensión de cómo se sienten otras personas. O podemos imaginar cómo se sienten otras personas. Y en la mayoría de los casos es porque estás observando el comportamiento humano en todo momento. Es lo que me atrajo de la actuación. Me encanta observar y tratar de averiguar por qué las personas se comportan de la manera en que lo hacen. Y es divertido tener la oportunidad de inventar esos personajes y darles vida. Taylor lo inventó (a Jacob Dutton) y me dio una gran arquitectura y desarrollo. Aún tengo que sentir el vínculo con mis propias emociones, con mis propias percepciones.