Este 30 de abril, Kiss volverá al país. En su novena fecha en suelos nacionales, la banda liderada por Paul Stanley encabezará la parrilla del festival Masters of Rock, junto a Deep Purple, Scorpions, Skid Row y Helloween. Es un evento parecido al que los vio debutar en suelos chilenos un 1 de septiembre de 1994 junto a bandas como Black Sabbath y Slayer, cumpliendo un sueño para muchos fanáticos del rock más pesado y el metal.
La cita próxima se da en el mismo año del aniversario numero 50 del primer concierto que dio la banda, en la que cuatro figuras maquilladas subieron a los escenarios de un deprimente bar de la ciudad de Nueva York ante menos de diez personas.
Wicked Lester, sus comienzos
Antes de Kiss existía Wicked Lester. Wicked Lester fue una banda fundada en el año 1971 por un joven Gene Klein (ahora conocido como Gene Simmons). Stanley Eisen, el nombre real de Paul Stanley, se unió al conjunto a través de un amigo. Su estilo iba más por los ritmos folk y blues, “hippie” según Simmons, y hacían todo lo posible para alcanzar el estrellato.
Gene, por ejemplo, mandaba comunicados falsos a las revistas musicales de la época para generar interés, los que contenían reseñas falsas y lugares en los que supuestamente habían tocado.
Gracias a un encuentro con un ingeniero en sonido de los Electric Lady Studios, lograron grabar un set de demos que luego mostraron a diversos sellos discográficos. Uno de ellos, Epic les dio el dinero para grabar un álbum completo con la condición de que reemplazaran al guitarrista, y una vez que lo hicieron, comenzaron a trabajar en un nuevo título.
Meses después finalizaron el álbum, pero el presidente del sello, Don Ellis, lo detestó. Aquello motivó cambios a la banda. Buscaron un nuevo baterista a través de anuncios en la Rolling Stone, y fue así como terminaron con Peter Criss. Cambiaron su estilo folk por uno más alineado con el rock and roll. Y más importante aún: cambiaron su estética para siempre.
Con todos los cambios establecidos, en noviembre de 1972 realizaron un concierto privado en su departamento e invitaron a Ellis. Según recuerda Tom Werman, asistente que acompañó al gran jefe, el grupo dio un espectáculo casi teatral en el show que si bien el encontró excelente, no logró impresionar a Ellis.
Y esto, sin contar lo lo que ocurriría después. Según recuerda Gene Simmons, “tocamos Firehouse y al final de la canción hacemos sonar una campana, y Ellis [el presidente] piensa que es un incendio real. Así que Paul corre hacia la esquina y agarra un balde rojo con la palabra ‘fuego’, se acerca y se lo arroja a Don, quien se asusta cuando un balde lleno de confeti se desparrama por todas partes. Se levanta y comienza a caminar incómodo, diciendo: ‘Está bien, gracias, los llamaré’. Mientras se dirige a la puerta, tropieza y cae. Luego, el hermano borracho de Peter, que estaba sentado detrás de Don, vomita en su pie.”
Al salir de la presentación, Werman recuerda que Don Ellis solo pudo exclamar: “¿Qué mierda fue eso?”
Sin ánimos de rendirse en su búsqueda por el estrellato, pusieron un aviso en la revista Rolling Stone buscando un nuevo guitarrista. Paul “Ace” Frehley respondió. También trabajaron en un cambio de nombre; Simmons quería que la banda se llamara Fuck, pero el resto de la banda votó por el definitivo e inmortal nombre Kiss.
El concierto
El primer concierto de su carrera ocurrió en una fría noche de invierno, y si no fuera por un par de amigos de la banda y los bartenders, el bar Coventry hubiera estado completamente vacío. Uno de los asistentes lo describe como un lugar donde “casi no había amplificación y tenía un dueño al que no le importaba nada, solo le interesaba vender tragos diluidos”.
Sin embargo, esta falta de público no los desmotivó. Según Paul Stanley, “si había cuatro personas en el primer concierto o cuarenta mil, no importaba. Nuestro camino ya estaba predeterminado. Estaba completamente opuesto a cualquier otra cosa que no fuera que íbamos a ser la banda más grande. Nada parecía nunca un contratiempo o un desvío de ese camino. Para mí, todo parecía días que recordaría con nostalgia y una sensación de asombro. Estaba convencido de que ese era el camino hacia la dominación mundial.”
El repertorio de esa vacía noche del 30 de enero de 1973 combinó canciones de Wicked Lester con otras que después saldrían en sus primeros álbumes del grupo, como Deuce y Watchin’ You. Tocaron tres veces esa semana; un martes, un miércoles y un jueves. El dueño del bar, que usualmente pagaba a sus bandas en alcohol, les pagó 30 dólares (200 dólares, o 160 mil pesos el día de hoy) por los tres shows.
“Igual nos pusimos el maquillaje, subimos al escenario, y tocamos. Pateamos trasero para nadie, y eso fue lo que respeté de los chicos desde el día uno. Siempre nos apegamos a lo que practicamos y trabajamos sin importar nada. Siempre le pusimos el todo.”, ha señalado Peter Criss al respecto.
El maquillaje y la actitud glam que ofrecía el grupo ya era bastante novedosa para la época, lo suficiente para hacer que el primer concierto corriera de boca en boca y llegaran más personas en las fechas siguientes. Pero, para la banda, no lo era. Unos días después, los cuatro acudieron a un concierto de Alice Cooper el que incorporaba elementos para chocar a las audiencias como guillotinas, serpientes y muñecas de bebé mutiladas. Regresando a su departamento luego del show, Peter Criss recuerda que tocaron y luego tuvieron una suerte de epifanía: “Espera, ¿qué pasaría si hubieran cuatro Alice Coopers?”
Ya somos Kiss
Siguieron agendando conciertos en diversos clubes de Nueva York, y en cada fecha aparecía más público. Pero fue un concierto realizado en julio de 1973 el que determinó el ascenso al estrellato tan anhelado por el grupo.
Uno de los comunicados falsos preparados por Gene Simmons había llegado a las manos de Bill Aucoin, productor de programas televisivos de música. Aucoin asistió al concierto en el Hotel Diplomat, quedó asombrado por el espectáculo que ofrecía la banda y organizó una reunión, donde les dijo que si podía conseguirles un contrato discográfico en treinta días, deberían contratarlo como mánager. A fines de ese año, Kiss ya tenía listo su primer álbum y eran guiados por Aucoin.
Bajo su tutela, la banda adquirió los trucos escénicos que caracterizarían a sus shows futuros. Gene Simmons recuerda la ocasión: “Bill nos dijo ‘uno de ustedes debería estar escupiendo fuego. ¿Quién de ustedes no quiere hacerlo?’ Y todos levantaron la mano. Pensé que dijo: “¿Quién de ustedes quiere escupir fuego?” Pensé, joder, no quiero escupir fuego. Era una pregunta negativa y olvidé levantar la mano, así que me quedé atascado. Bill dijo: ‘Está bien, Simmons, lo vas a hacer’”.
De ahí en adelante, la banda solo siguió acumulando éxitos. Paul Stanley concluye su recuerdo sobre el concierto con una reflexión: “En 1972, recuerdo haber llevado la gente al Garden a ver a Elvis Presley. Pensé: ‘Algún día la gente conducirá hasta el Garden para verme’, y cinco años después, Kiss tocó allí. Puede ser una autoconfianza ciega e idiota, pero te llevará muy lejos si hay algo de talento que lo acompañe. Si estás decidido a dónde vas, no dejes que nada se interponga en tu camino.”