La revancha de Viola Davis: de ninguneada por los Oscar a convertirse en EGOT
Ayer ganó su primer Grammy y se transformó en la 18° persona (y tercera mujer afroamericana) en ganar los cuatro premios más importantes de la industria. Venía de ser omitida en los Oscar por su actuación en La mujer rey, lo que marcó una revancha para una larga carrera.
Ayer se cumplió un hito en la ceremonia no televisada de los premios Grammy 2023. La actriz Viola Davis recibió un premio a Mejor álbum hablado por su narración del audiolibro Finding me. El premio, el cual también había sido su primera nominación en los premios, la agregó al exclusivo club de los ganadores EGOT, termino informal para referirse a las personas que han recibido un Emmy, un Grammy, un Oscar y un Tony.
La actriz había ganado anteriormente un Emmy, un Oscar y dos premios Tony. Así, se convierte en la persona número 18 (y la tercera mujer negra) en unirse al “club”, en el cual también se encuentran los actores Rita Moreno, Alan Menken, John Legend, Mel Brooks, Jennifer Hudson y Whoopi Goldberg, entre otros.
Este es un nuevo logro para la actriz, que llega luego de la polémica generada en torno a la omisión de su nombre en la lista de nominados de los próximos premios Oscar. En 2022 produjo y protagonizó La mujer rey, cinta sobre un grupo de guerreras Agojie que protege al reino africano de Dahomey. La ausencia de nominaciones a ella y a la película generó una oleada de críticas en el mundo del entretenimiento; su omisión junto revivió las acusaciones de racismo y misoginia dirigidas a la Academia.
Davis nació un 11 de agosto de 1965, en el seno de una familia pobre donde la violencia intrafamiliar era frecuente; en una entrevista con el periódico The New York Times, la actriz recuerda haber tenido que intervenir cuando su padre abusaba a su madre, activista durante el movimiento por derechos civiles de Estados Unidos. A los 14 años, participó de un programa educativo para personas de bajos recursos, en el cual un profesor la alentó a dedicarse a la actuación. Estudió en la famosa escuela de drama Julliard, en la cual recuerda haberse sentido atrapada y limitada por su foco eurocéntrico.
Su gran salto a la fama llegaría en la década de 2010, luego de protagonizar a la trabajadora doméstica Abileen Clark en la película Historias cruzadas, ambientada en el Missisippi de la época de la segregación en Estados Unidos.
Su historial de ninguneo por los Oscars partió con este rol; la actriz fue nominada en la categoría de Mejor actriz por su actuación en la cinta, pero perdió ante el rol de su amiga Meryl Streep como Margaret Thatcher en La dama de hierro. La actriz volvería a ser nominada a la categoría en 2021, esta vez por su rol como Ma Rainey en el largometraje de biográfico de Netflix La madre del blues, pero también perdió.
Mientras los Oscar la ignoraban, otros premios se encargaban de destacar su trabajo. En 2001 y 2010 ganó sus dos premios Tony, y en 2015 se convirtió en la primera mujer negra en recibir un premio por Mejor actriz de drama en los Emmys. La actriz fue galardonada en este último certamen por su rol como Annalise Keating, una abogada que se involucra en un complejo caso de homicidio junto a cinco de sus estudiantes.
Tras apariciones en Black Panther y Suicide Squad, la actriz decidió ponerse a prueba como productora. Junto a su directora y guionista, trataron de vender la idea de La mujer rey a varios estudios, pero sin éxito, lo cual la actriz atribuye a la los deseos de los estudios de insertar actores de piel más clara en la cinta y su temática. Después de darse a conocer el ninguneo de los premios de la Academia y las acusaciones de misoginia racial, un fragmento de una entrevista en el cual la actriz se refería a las dificultades de producir una película negra se volvió viral.
“Todo es una batalla, y les diré la pelea definitiva… tienen una película, La mujer rey, basada en la tribu Agojie, y tiene que ser proyectada como prueba y tiene que significar algo para los hombres blancos, las mujeres blancas, y hombres negros. No importa si está llegando al 98% de las mujeres negras”.
“Entonces, ¿cómo es que llegas a la audiencia masculina blanca?”, continúa. “¿Y cómo haces que la gente sienta que si no puedo llegar a la audiencia masculina blanca, eso no significa que la película no pueda tener algún valor comercial?”
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