Hoy el cine español perdió a una de sus mayores leyendas. A los 91 años, y luego de siete décadas de carrera, Carlos Saura murió rodeado de sus seres queridos en su domicilio en Madrid.
Su deceso se produjo a un día de que los Premios Goya le entregaran un premio honorífico. La Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas de España, entidad a cargo de la premiación, lo despidió como “uno de los cineastas fundamentales de la historia del cine español”.
Nacido en Huesca en 1932, el realizador de ¡Ay, Carmela! (1990) primero cursó Ingeniería Industrial, pero su interés en el arte y en la fotografía lo llevaron a abandonar esa carrera para estudiar cine.
La caza (1965) fue una muestra de su talento y de su área de interés: la Guerra Civil contada desde un ángulo duro pero poco convencional. El Festival de Berlín lo distinguió con el Oso de Plata al Mejor director, situando su nombre en la arena internacional.
Peppermint frappé (1967), La prima Angélica (1973), Cría cuervos (1975) y Deprisa, deprisa (1981) contribuyeron a consolidar su estatura como cineasta, la de un realizador insaciable y con debilidad por los símbolos que opinaba que era “un error considerarme un director de metáforas”.
También enamorado de la música, creó la notable trilogía compuesta por Bodas de sangre (1981), Carmen (1983) y El amor brujo (1986), y se expandió a la ópera y al teatro.
Premiado en Cannes y nominado a los Globos de Oro en cuatro ocasiones, se negaba tanto al encasillamiento propio como ajeno. Durante sus últimos años, cuando seguía plenamente vigente, aseguró que le importaba “un pepino” que lo consideraran un autor. “Nunca me he sentido demasiado autor tampoco. Yo soy yo”, lanzó en el programa Días de Cine.
“He tenido suerte en la vida haciendo aquello que más me atraía: he dirigido cine, teatro, ópera y he dibujado, fotografiado y pintado toda mi vida, y espero seguir haciéndolo”, escribió en una carta leída cuando se anunció que se le otorgaría el Goya de Honor 2023.
Su fallecimiento ha calado hondo en el mundo y en particular en su país natal. “Con Carlos Saura muere una parte importantísima de la historia del cine español. Deja tras él una obra indispensable para la reflexión profunda sobre los comportamientos del ser humano. Descansa en paz amigo”, señaló el actor Antonio Banderas.
La directora Carla Simón (Alcarràs), una de las voces más promisorios de la escena actual, lo recordó como un “maestro” en una columna para El País. “Me sorprendió que pensaras que no dejas discípulos. Los dejas. Y muchos. La admiración y la inspiración que despiertas en nuestra generación de cineastas es profunda y honesta. Tu influencia se traslada en nuestras películas en mil formas y direcciones distintas”, planteó.