*Young Fathers - Heavy Heavy

Apadrinados por Massive Attack y el escritor Irvine Welsh –Trainspotting-, Young Fathers es una de las bandas más inquietas y fascinantes de la última década. Si en sus comienzos su música se basaba en un hip hop excéntrico, su evolución creativa los ha llevado a un inclasificable mestizaje, donde rock, gospel, krautrock y música africana, entre otros, conviven en una armonía esplendorosamente fresca.

Los diez títulos de Heavy Heavy, su cuarto disco, son breves –ninguna canción supera los 3.40 minutos- y plagados de una energía y vitalidad que pocas veces se experimenta en el homogéneo panorama del rock contemporáneo. El peso africano de dos de sus tres componentes –un liberiano y un nigeriano- es esencial por la fuerza y la rítmica rotunda que le imprimen a sus tambores y sus palmas. La adhesión que generan las percusiones se complementa con sonidos contagiosos y bailables que persiguen un único mandato: la novedad. Tell somebody y Ululation se inspiran con sus aullidos y cadencia en el poder negro, mientras I saw, Drum y Sink or swin son canciones indomables, de espíritu frenético y diseñadas para mover pies y caderas.

Young Fathers es de esas bandas que, como pasó con The Beta Band o The Bees, no tienen la masividad que merecen. Heavy Heavy, tempranamente uno de los discos del año, es una oportunidad para cambiar esa historia.

*New Order - Low Life (Definitive)

1985 fue un año trascendental para New Order. Con la popularidad mundial que les había dado el hit, Blue monday –que incluso sirvió para musicalizar un concurso de breakdance en Sábados Gigantes de la época-, su estatus era otro. La transición del rock oscuro y depresivo de Joy Division a la algarabía electrónica de Low life era una realidad, su discoteca La Hacienda era el sitio más primoroso para bailar (y drogarse) en el mundo y el mismísimo Quincy Jones los había incorporado a su sello discográfico QWest en Estados Unidos, donde realizaron una gira que fue un éxito de público y crítica.

A casi 38 años de su publicación, Low life (Definitive) se reedita con la inclusión de demos, sesiones y grabaciones para programas de televisión de la mayoría de las canciones. Con la distancia de los años, el álbum suena vigente y moderno, con un grupo en plena madurez tomando de la música dance su electrónica para crear una mezcla de rigor y excesos, de precisión y fragilidad. El protagonismo recae en la voz emotiva y la guitarra rítmica de Bernard Sumner y el bajo profundo de Peter Hook.

Temas como The perfect kiss y Sub-culture simbolizan el hedonismo sintético de los 80 y no han perdido eficacia, Sunrise es un rock potente, mientras Elegia rememora esa introspección contemplativa de sus años junto a Ian Curtis en su banda madre. Low life (Definitive) actúa en dos direcciones: es un material exclusivamente para fanáticos y, también, una obra de un grupo que todavía no tenía límites.

*Sam Smith - Gloria

El presente le sonríe a Sam Smith. Su single, Unholy, de arquitectura sombría y producción detallista, junto a la cantante Kim Petras, marcó un hito en Estados Unidos –fue el primer número uno interpretado por un artista no binario y una solista trans- y se transformó en la mejor carta de presentación de su nuevo disco, Gloria.

Sus doce nuevas canciones se mueven entre las baladas cortesía de la casa versus un electropop, que suena convincente y agradable. Siempre con la bandera de su condición sexual a tope, Smith hace una reverencia a la cultura gay en Dorothy’s interlude, donde comprime en pocos segundos, frases de Judy Garland cantando Over the rainbow, un discurso setentero de la activista Sylvia Rivera y la voz del genial Divine en el rupturista filme Pink Flamingos (1972) de John Waters. También destaca en I’m not here to make friends, un pop sensual en que busca la satisfacción física en una relación y sobresale en Gimme, una canción de pulso playero junto al MC Koffee y la solista canadiense Jessie Reyez, que remite a la versión más dulzona de M.I.A.

Gloria es un álbum más diverso estilísticamente que los trabajos anteriores de Smith, pero que por momentos funciona con el freno de mano, como si las progresiones fueran con fórceps. Aún así, cumple y es placentero para todo tipo de público.