Tras publicar Los versos satánicos en 1988, Salman Rushdie se convirtió en un símbolo. Algo así como la encarnación de la lucha por la libertad de expresión en una parte importante del planeta. Por las referencias de la novela al profeta Mahoma, consideradas como blasfemia, el ayatolá Ruhollah Jomeini, en ese entonces gobernante espiritual de Irán, condenó al autor a muerte mediante una fatwa, una sentencia legal en virtud de la sharia.
El escritor encaró las amenazas sin inmutarse, rehusándose a ser intimidado: continuó publicando obras y se manifestó abiertamente en contra de la censura. En 2000, cuando dejó el Reino Unido para mudarse a Nueva York, prescindió de los escoltas y la protección policial que hasta ese momento lo habían secundado. Simplemente no estaba dispuesto a ceder a las amenazas.
Esta actitud se vio amenaza en agosto del año pasado, cuando en medio de un discurso que daba en un conversatorio, un radical islámico le propinó una serie de golpes y puñaladas. El ataque, que pretendía honrar la fatwa en su contra, lo tuvo seis semanas hospitalizado. Rushdie aún está recuperándose.
En particular, el escritor ha tenido que lidiar con las consecuencias tanto físicas como psicológicas del ataque. Las heridas que mantuvo en su mano izquierda le impiden utilizar correctamente un teclado, y el trauma psicológico se ha incorporado a la escritura. “Aquí existe el post trauma, ¿sabes? Se me ha hecho muy, muy difícil escribir. Escribo, pero es una combinación de vacíos y basura, cosas que escribo y que borro al día siguiente”, señalaba en una entrevista con la revista The New Yorker el mes pasado.
En medio de este difícil momento llega Ciudad victoria, la obra número 21 del autor. Publicada el pasado 7 de febrero a nivel mundial, la novela llega como una réplica hacia aquellos que deseaban callarlo. Se espera que su traducción al español, ya disponible en otros países de habla hispana, llegue pronto a las librerías de nuestro país.
La obra se presenta como la traducción ficticia de una epopeya escrita en sánscrito, la lengua clásica de la India. Su historia comienza en la India del siglo XIV, cuando después de una guerra en el Indostán, las mujeres de un reino vencido marchan hacia una hoguera. Una niña de 9 años llamada Pampa Kampana logra presenciar esto, y por el resto de su vida lleva “el olor de la carne quemada de su madre en sus fosas nasales”.
Pampa es visitada por una diosa hindú que le otorga poderes. Nueve años después los usa para fundar Bisnaga, un imperio curiosamente laico a pesar de su trasfondo divino y donde las mujeres cumplen un rol esencial resistiendo las reglas patriarcales. Los poderes vienen con la maldición de la longevidad: Pampa vive casi 250 años, lo suficiente como para presenciar el ascenso y luego la caída del imperio ante la ignorancia y la violencia.
Según contó en una entrevista con periódico español El País, Rushdie tardó tres años en escribir la novela, inspirada en la historia real del imperio de Vijayanagara, y dice que la protagonista se le apareció en una visión. “No tenía ni la menor idea de que iba a estar en el libro y un buen día, estaba ahí, delante de mí. Me levanté y miré la misma pantalla que estoy mirando ahora mientras hablo con usted y la vi como lo estoy viendo a usted. Entonces le pregunté: ¿Quién eres? Y me lo dijo. Esencialmente me vino a decir: ‘Presta atención y te contaré la historia’. Y presté atención”.
Ciudad victoria ha sido bien recibido por la crítica. La revista Time opina que, a pesar que esté redactado como una historiografía, lo que provoca que algunos capítulos se vuelvan “confusamente bizantinos”, Rushdie hace un excelente trabajo en replicar el rol de la mitología en cómo se forman las culturas. “Lo que Rushdie recrea de manera convincente es la forma en que lo divino es un componente necesario en los mitos de la creación de las grandes ciudades y sociedades. Es como si Rushdie hubiera dejado caer una molécula de divinidad en una placa de Petri que contiene las otras cosas básicas de la vida y hubiera visto crecer una civilización.”
Aunque el autor terminó de escribir la novela tres semanas antes de ser atacado, la crítica señala que leerla sin pensar en este incidente es una tarea difícil, si no imposible. The New York Times ve elementos premonitorios en ella, especialmente en una parte donde un gobernante ordena a sus cortesanos cegar a Pampa. “Rushdie no podría haber sabido cuando la escribió que él mismo sería atacado por un fanático religioso y apuñalado muchas veces, perdiendo la vista de un ojo. Aún así, esta no es la primera vez que él ha sido el Casandra de su propio destino, y en su inquietante, misterioso y predictivo poder, Ciudad victoria muestra una vez más por qué su trabajo siempre será importante”.
En las semanas previas a la publicación de la novela, Rushdie liberó un fragmento que también parece presagiar algo: “Todo lo que queda es esta ciudad de palabras. Las palabras son las únicas vencedoras”. Publicando Ciudad victoria, Rushdie parece haber vencido a la censura.