Hacia 1991, Fito Páez se encontraba sanando heridas. Su relación con la cantante Fabiana Cantilo -con quien coincidió en la banda de apoyo de Charly García- había llegado a su fin. Al extremo de ese túnel oscuro, la salida necesariamente iba a ser musical.
El desgarbado y chascón rosarino venía de publicar un disco llamado Tercer mundo (1990), el primero bajo la etiqueta Warner, y que tuvo bastante éxito, colocando sencillos como El chico de la tapa, Tercer mundo además de la clásica Y dale alegría a mi corazón.
Y cuando menos lo esperaba, la alegría llegó a su corazón.
En 1983, Cecilia Roth apareció en la vida de Fito Páez. No en carne y hueso, sino desde el celuloide. Ese año, la actriz trasandina protagonizó el filme Laberinto de pasiones, la segunda película del español Pedro Almodóvar. Páez, siempre interesado en el cine, quedó prendado.
Y fue en 1991 cuando los caminos se cruzaron. Y en un bar se vieron por casualidad. Bolivia, se llamaba el sucucho, un clásico del under porteño que solía reunir gente del mundo artístico. Una noche, Roth se encontraba con Gonzalo Gil, con quien se casaría poco tiempo después (literalmente, un vestido y un amor) y ahí ocurrió ese momento mágico e indefinible que algunos llaman flechazo.
“Lo había visto salir de la cocina (del Bolivia) bastante intenso. Lo había visto en una entrevista que había hecho él y me encantó cómo habló de Fabi (Cantilo). Estaban separados y él había hablado con un amor, con un feminismo. Me pareció que era buena persona. Tenía una zapatilla de un color y la otra de otro. Era muy flaquito. A mí me pasó algo, no sé qué. Me interesaba”, contó Roth en una entrevista en América TV, de 2022.
Luego, volvieron a toparse, esta vez en un cumpleaños, donde -según Roth- hablaron un poco. Después, como estaba planificado, ella se casó con Gil. Parecía que todo quedaba hasta ahí. Pero 9 meses después, la tortilla se dio vuelta. Fue en una fiesta de disfraces organizada por Roth, en su casa en Punta del Este, cuando su marido no estaba. Haciendo gala de su particular personalidad, Roth recuerda que el rosarino fue disfrazado de...Fito Páez. “Como si él no fuera Fito Páez y se disfrazara de Fito Páez”. Por su parte, ella estaba disfrazada de deshollinadora.
“Nos quedamos charlando con un grupete. En un momento me fui a buscar una copa de vino y él me dijo: ‘¿Me traés una a mí, Nena?’”. Y me gustó. Me gustó y era un quilombo, porque yo estaba recontracasada. Fue amor, Es algo que pasa cuando te enamorás, es algo complejo como sensación pero sentí que quería estar con él”. Pero vendría más. Al día siguiente, Paéz jugó todas sus cartas: llamó a Roth y le cantó un bolero.
Roth ya no lo pensó más, y decidió quemar las naves, separarse de Gil y unirse con Páez en una relación. Esta nueva aventura y la flamante dueña de su corazón constituyeron el revulsivo con el que empezó a componer nuevas canciones. Acá mezcló al fin del romance con Cantilo, y su nuevo vínculo con Roth. Le puso un nombre sugerente. El amor después del amor.
“Conocí a una mujer maravillosa que me cambió la vida. Se llama Cecilia Roth. Como yo no hago los discos aparte de mi vida, quedó todo el colorido de esta relación en mi último LP”, narraba Páez por esos años.
En el fundamental álbum -parte de lo que va a repasar el rosarino esta noche en la Quinta Vergara en Viña 2023- hay una canción que en buena parte resume todo. Un vestido y un amor. “Esta canción surgió una noche, yo no tenía ni 30 años. Terminé en la casa de una mujer que nunca pensé que me fuera a dar bola. Era la mañana y ella quería que me fuera”, contaría Páez en el Planetario en 2012. Pero en vez de irse, se sentó al piano del hermano de Cecilia (Ariel Rot, de Los Rodríguez) y compuso el tema. “Te vi, te vi, te vi / yo no buscaba a nadie y te vi”, narra en clave autobiográfica.
El disco se convirtió en un éxito inmediato y se convirtió en el disco más vendido de la historia de rock argentino, con 1.100.000 unidades despachadas. Compuso todos los temas a excepción de La rueda mágica, junto con Charly García. Estuvo Tweety González (colaborador habitual de Soda Stéreo) quien se encargó de la programación y el órgano; Ulises Butrón, de las guitarras; Guillermo Vadalá, de los bajos; y Daniel Colombres, de la batería.
No contento con ello, a su nueva musa le compuso una canción pensando justamente en ella. Cecilia, la llamó. “Cecilia dice siempre lo que piensa / y casi nunca piensa como yo / si tengo hambre busca en la despensa / y me guisa unos besos con arroz”, narró en un tono biográfico. La incluyó en el álbum Enemigos íntimos, que lo reunió con Joaquín Sabina, en 1998, tras su fulgurante Circo Beat (1994).
Cecilia Roth continuó su carrera como actriz, y tuvo su gran momento con la fundamental Todo sobre mi madre (1999) dirigida también por Almodóvar. Como muestra del romance entre ambos, Páez aparece por breves segundos en un cameo en el filme, aplaudiendo la actuación de Manuela (interpretada por Roth) que improvisa un rol como actriz. Ese año, también finalmente se casaron en una íntima ceremonia.
Pese a que ambos adoptaron un hijo, Martín, y parecían ser la pareja ideal, todo tiene término. En 2002, la pareja dio a conocer su separación. Las tensiones generadas durante el rodaje de filme Vidas privadas, dirigida por Páez (además de haber escrito el guión junto al novelista Alan Pauls) le pusieron la tumba final al asunto.
Con los años, y con ambos ya rehaciendo sus vidas en pareja, ambos alisaron las asperezas. En 2022, Roth fue invitada por Páez al recital en Buenos Aires donde celebró los 30 años de El amor después del amor. Ahí, Fito miró al público buscando a alguien, pero seguro pensó que sería más efectivo hablarle. Tomó el micrófono y dijo:
“¿Cecilia está por ahí?”, preguntó el músico ese día con la mirada puesta en la primera fila. Cuando la encontró, se acercó para recordarle frente al micrófono: “Caetano hizo una versión de Un vestido y un amor y nos invitó... ¿Vos te acordás? Nos sentamos allí y él te lo cantó a los ojos... y casi me muero de los celos. Entonces esta vez te lo voy a cantar... No sé si a los ojos, porque estoy medio torcido, pero esto es totalmente para vos...”.
De alguna manera, con esa versión de Un vestido y un amor, el círculo estaba completo.