Fue hace 21 años, en febrero de 2002, cuando uno de los héroes del rock argentino, Fito Páez, pisó por primera vez el escenario del Festival de Viña. Comparándolo a “salir con una chica díscola y exigente que puede llegar a ser tu novia de toda la vida”, el trasandino se presentó en la última noche del certamen en 2002. El Festival ocurrió entre los días 20 y 25 de febrero de ese año, y contó con las presentaciones de Chayanne, Los Jaivas (quienes dieron su último show con Eduardo “Gato” Alquinta en este espectáculo), Myriam Hernández y Víctor Heredia, entre otros.
Como es común en la realización de eventos de este tipo, los artistas que conforman la parrilla artística hacen diversas peticiones dentro del contrato que aseguran sus presentaciones. Pero, esta vez, las exigencias fueron muy singulares.
Rod Stewart, figura que luego suspendería su escala en la Ciudad Jardín, pidió un espacio en el camarín para que su chef personal pudiera prepararle alimentos. En tanto, Juan Gabriel pidió tres rosas rojas tanto en su camarín como en el escenario mientras se extendiera su presentación. Ricardo Montaner solicitó un kilo de jengibre; Cristian Castro pidió un vaso de leche tibia recién servida para beber antes de su presentación; y Chayanne, quien reemplazó al británico en la última fecha del certamen, especificó que sus traslados se realizaran en un Mercedes-Benz negro.
Sin embargo, ninguna de estas peticiones fue tan compleja como la que hizo Fito. Dentro del contrato que aseguraría su presentación en el festival, el músico estipuló que Cecilia Bolocco no lo presentara ni tampoco estuviera presente en el escenario durante su show. En una edición de Viña en la que cada noche tuvo una presentadora femenina diferente acompañando a Antonio Vodanovic, la ex-Miss Universo había sido convocada para animar su cierre, justo en la jornada que le correspondería al rosarino.
La organización del festival, encabezada en ese entonces por Canal 13, cedió a la petición del músico, y la conductora chilena no apareció en el escenario en ningún momento mientras se extendió el espectáculo. Es probable que algunos televidentes se preguntaran en ese entonces por qué Bolocco, quien había dado inicio a la fecha con un baile muy comentado y galardonado a otros artistas, estaba ausente. La razón era más bien política.
El año anterior, la ex Miss Universo se había casado con el ex presidente del país trasandino, Carlos Menem. Y Fito, un hombre que normalmente no hacía mucha referencia pública a la contingencia política de su país, era un acérrimo opositor de Menem: en particular, el músico lo detestaba por los polémicos indultos que Menem otorgó durante su mandato a ex comandantes de la dictadura que gobernó Argentina entre 1976 y 1983.
Con una sobria puesta en escena, Fito entró al escenario de la Quinta Vergara (que había prescindido de la concha acustica) ante a los vítores del público. Con El amor después del amor, el rosarino arrancó una presentación donde el poco tiempo asignado (45 minutos) no impidió que repasara su icónica discografía. Tumbas de la gloria, A rodar la vida y Mariposa tecnicolor fueron otras de las canciones que desataron la euforia del Monstruo.
El músico salió de la Quinta con una Gaviota de Plata y ganas de festejar. En esa línea llegó al restaurante Portofino de Valparaíso haciendo su última petición de su visita: el cierre un salón completo del local para poder disfrutar de vinos y pescados.
“Fito Páez vetó a Cecilia Bolocco”, fue el titular al otro día del diario La Nación, en plena portada y exhibiendo el conflicto subterráneo que existía entre ambas figuras. Al menos de parte del hombre de A rodar la vida.
El músico volvería a presentarse en las ediciones de 2002, 2004, 2007 y 2014 del Festival. Este miércoles se encargará de abrir la cuarta noche del certamen viñamarino, la que también contará con el espectáculo humoristico de Belén Mora y la presentación del rapero español Rels B.