Fueron por Christina Aguilera y encontraron a Lucho Jara: viaje al corazón del fanatismo por la cantante en Viña
Gente venida desde regiones y que arribó temprano a la Quinta son quienes estarán esta noche para ver el show de la estadounidense. Esperan, sobre todo, que cante las canciones de su seminal álbum Mi reflejo. "Las más conocidas", aseguran. En el Hotel Sheraton hubo otro tanto de fanáticos; gritaron tanto que, en vez de Aguilera, apareció Jara.
Bastaba solo acercarse a la entrada de la Quinta Vergara, cerca de las 2 de la tarde de hoy, para comenzar a escuchar Ven conmigo (Solamente tú), del icónico disco Mi reflejo (2000), desde un parlante bluetooth. La canción, una de las clásicas de Christina Aguilera, ameniza la espera de sus fanáticos más militantes, los que nunca la han visto presentarse en el país.
Desde tempranas horas comenzaron a hacer fila frente al acceso al recinto. La mujer de Pero me acuerdo de ti será la encargada de abrir los fuegos esta noche, en la quinta y penúltima jornada del Festival de Viña, como el tradicional número anglo de la parrilla festivalera.
En su mayoría, se trataba de gente de regiones, de edades más bien diversas, prueba de la transversalidad de la carrera de Aguilera. Van a la galería, pero también hay forofos que tienen otras localidades. Varios lucen letreros, porque no hay Festival de Viña sin letreros (es una tradición tan arraigada como la Gaviota o pifiar a un humorista). Son de esos letreros que pueden mandarse a hacer en las calles aledañas, a los ágiles dibujantes que se ofrecen para ello. Todos haciendo referencia a sus zonas de origen, y por supuesto, a Christina Aguilera, la divinidad omnipresente.
Hay cintillos, poleras, afiches. Es como una legión de Aguileralovers haciendo guardia. Jade es una de ellas. Llegó a las 10.30 de la mañana desde Iquique. “Llegué ayer en la noche para ver a Christina Aguilera. La escucho hace 10 años. Yo creo que va a cantar temas del último disco (Aguilera, 2022). Me gustaría que cantara que cantara las canciones antiguas, las más conocidas”, señala a Culto mientras cuida celosamente su ubicación, justo en frente de la reja de acceso.
Lorena, de Santiago, casi se manda un “Chao Jefe” para poder ver a su ídola. “Le dije a mi jefa que hoy no trabajo porque vengo a ver a Christina Aguilera. Me niego a trabajar”. Compró entrada en una ubicación cerca del escenario. De hecho, el domingo pasado cuenta que estuvo en el show de Karol G, también adelante, y vivió un particular momento con la “Bichota”. “Me pasó el micrófono, pero no me sabía la canción, así que fue bastante vergonzoso (ríe). Espero que Christina cante las que me sé. Hoy lo damos todo”.
Mientras almuerza un arroz con carne, la valdiviana Daniela comenta que llegó a las 9 de la mañana a hacer la fila. “Me vine desde Valdivia en bus ayer en la tarde, y desde el terminal me vine directo a la fila. Vengo a ver a Christina, me gusta desde chica. Voy a galería y me gustaría escuchar Contigo en la distancia”. En la parada en Santiago recogió a su amiga Nicole. “Me gustaría escuchar Pero me acuerdo de ti, y la del año pasado, Santo (junto con Ozuna)”, añade mientras también degusta lo mismo que Daniela.
Cerca de las muchachas, un hombre agita entusiasta un cintillo rosado. “Raúl Toledo, de Quilpué”, nos dice sin que le preguntemos. Bate el récord absoluto, puesto que llegó a las 8 de la mañana a la Quinta. “Fui el primero en llegar”, asegura inflando el pecho. Con tamaña demostración de fanatismo, derrocha palabras como si las regalara.
“Estoy esperando a Christina Aguilera, estoy ansioso. Claro, también veré a Copano y a Polimá Westcoast, pero sin desmerecerlos, obviamente el show de la noche (es Christina). No todos los días viene una artista como ella. Probablemente va a empezar con algo en inglés y con canciones de su disco nuevo, pero tiene que cantar los temas antiguos, que son los que cantamos hasta hoy en los karaokes. ¡Tiene que cantarlos sí o sí! Mi reflejo, Genio atrapado, Falsas esperanzas. Estoy esperando todos esos temas”.
A su lado se encuentra María José, viñamarina, quien porta una polera negra con la portada del álbum Stripped, la que quizás se ponga a la hora del show, si es que el frío lo permite. Es su forma de identificarse como fan. “Llegué a las 9.45. Tengo mi PYME, así que no tuve que pedir permiso a nadie para faltar al trabajo. Mi pareja se quedó cuidando al bebé, y me vine tempranito. Me encantaría que cantara las canciones antiguas, las de Mi reflejo. También las canciones nuevas, del disco en español. Sería bueno que cantara Pa’ mis muchachas”.
Sandra y Marisol llegaron cerca de las 10.30. Vinieron desde Santiago y arribaron a la Quinta directamente del terminal, y las abultadas maletas que portan las delatan. Ni siquiera se quedarán a alojar en la Ciudad Jardín. Hablan a coro. “Nos gustaría que cantara lo antiguo. La del Mi reflejo, y algo de lo nuevo, por supuesto”.
Para amenizar la siempre aburrida espera de horas, un grupo de tres muchachos juega al Monopoly. Vienen desde Antofagasta. “Llegamos acá como a las 13.30, y desde el martes estamos en Viña. Yo al menos para ver a Christina”, dice Patricio, de jockey. “Soy fan de Christina de hace 15 años”, dice Ariel, el rubio. “Llevo harto tiempo siendo fan”; agrega. Comentan que les gustaría que sonaran canciones del álbum Stripped (2002), del último disco y mencionan también Save me from myself (2006).
Paulette Montecinos y Marcela Espinoza son viñamarinas, hija y madre. De hecho, fue la chica quien invitó a su progenitora hoy a la Quinta. “Me gustaría que cantara las canciones en español, las del Mi reflejo. También las más icónicas de los álbumes en inglés”. La madre luce radiante con tamaño regalo. “Estoy feliz con que mi hija me haya cumplido el sueño de ver a Christina. Yo escuchaba el Mi reflejo. La que más me gusta es Genio atrapado, lo nuevo no lo ubico”.
Un hombre agita un cartel como si en ello se le fuera la vida. Como si ya no quedara tiempo (aunque en rigor quedan más de 7 horas para que empiece el festival). Dice X-TINA TOME REPRESENT. Claro, porque el canoso fan -que se llama Saúl Flores- viene con su familia desde Tomé, región del Biobío. “Llegamos ahora las 10 de la mañana para ver a Christina Aguilera. Estamos desde el lunes, nos quedamos cinco días y aprovechamos de ver el show”. Son un papá, mamá, suegra, e hijo que esperan cantar a todo pulmón.
“XTINA, NO TE DEJARÉ DE QUERER”, dice el letrero que porta orgullosa Javiera, puentealtina, quien estaba de vacaciones en Casablanca y fue directo al festival junto a una amiga. “Me gustaría escuchar Beautiful, Pero me acuerdo de ti, You lost me”. Su acompañante no quiso hablar.
A su lado nos mira un joven de pelo largo y un sombrero rosado. Luce polera blanca, porta orgulloso el CD del Stripped, y un letrero algo enigmático: “Aquí toy, saludos”. Se llama Elías y nos cuenta: “Estoy aquí desde la 1 de la tarde. Soy de Chillán y llegué a las 6 de la mañana. Me fui al Hostal, traté de dormir un poco, y luego me vine corriendo con mi mamá”. Es tal su fanatismo, que menciona una canción desconocida como su deseo íntimo para la presentación de hoy. “Me gustaría escuchar The Voice Within (de Stripped). Esa canción me ayudó mucho cuando me rompieron el corazón y cuando he pasado muchos malos momentos a lo largo de mi vida. Del Mi reflejo, me encantaría escuchar Ven conmigo, ¡es un clásico! Yo crecí con el casette grabado de la radio”.
Con Lucho Jara en el Sheraton
Horas antes, en las inmediaciones de Hotel Sheraton Miramar, los fans de Cristina son más difíciles de descubrir. No lucen ni cintillos, ni letreros ni poleras. Además, comparten el oficio de los gritos junto a los que piden a Polimá Westcoast (quien cierra la jornada de hoy) e incluso a Pailita, con quien canta el hit Ultra solo. Los gritos de “Poliiima, Poliiiiima” se alternan con los de “Pailitaaaaa, Pailiiitaaaaa”. Son mayoritariamente adolescentes y veinteañeros quienes gritan por sus ídolos, tan bisoños como ellos.
Al ver nuestra credencial de prensa amarilla, dos chicas nos preguntan: “¿Sabes si Christina Aguilera ya está aquí?, ¿estará en el Hotel?” Hasta ese momento la organización aún no entregaba datos tan claros, luego se sabría que llegaría directo desde Santiago a la Quinta a la hora de almuerzo. Su interés las delata y hablamos con ellas.
Son Paulina Sánchez y Camila Marino, tía y sobrina, y vienen llegando directamente desde Antofagasta, especialmente para el show. Hablan a coro: “Salimos de Antofagasta a las 7 de la mañana. Llegamos a Santiago, y arrendamos un auto para venir solo para ver a Christina. Somos fans desde el Mi reflejo, vimos hasta su película (Burlesque)”. ¿El botín que buscan? Lo tienen claro: “Sería ideal si obtenemos una foto, pero estamos listas para ir a la Quinta. Vamos a las locaciones de abajo, por si acaso ella llega a bajar”. La tía comenta: “Invertí mi bono de Navidad de la empresa en la entrada a Christina”.
Nos topamos con los hermanos Benjamín y Camila Torres. Ella, espera a Christina Aguilera, y él, a Polimá Westcoast. “Nos unen porque hay una conexión más allá del corazón y las venas, eso nos compatibiliza como hermanos”; dice Benjamín, algo versero. “Yo pensaba que por qué mezclan a Christina con Polimá, si no tienen nada que ver, y ahora me di cuenta que sí”. Confiesan que están observando qué va a pasar en el lugar. “Yo tengo una foto con Polimá de hace 3 años, antes que fuera famoso”, comenta orgulloso Benjamín.
Una mujer, ya adulta, porta un parlante Bluetooth en el que Aguilera canta “ven conmigo baby”. Bernarda, se llama, y nos confiesa: “Me gusta Christina Aguilera, ojalá saliera para tomarme una foto con ella”, comenta. En el siglo XXI, en plena era de lo digital, la foto es el nuevo autógrafo. Viene de San Javier, Séptima región, con ella anda su sobrina, Antonia. “Estoy esperando al Polimá, para sacarme una selfie. Soy cantante del género urbano y me gustaría que él pudiera escuchar una canción mía. Me gusta Christina Aguilera también y me gustaría tener una foto con ella”. Anto18, es su nombre artístico en redes sociales.
De repente sale alguien. No es Polimá, ni Pailita, ni menos Christina Aguilera. Pero la multitud se desordena y se vuelva enfervorizada a la reja. El que sale es el cantante y animador chileno Luis Jara, quien -dándose un baño de ego- se da el tiempo de tomar los celulares de los fanáticos y accede a todas las selfies que le piden. La gente grita “Luucho, Luuuucho”. ¿Qué andaba haciendo ahí? Nadie lo tiene muy claro. Al rato, pasada la euforia, se vuelven a escuchar los “Poliiima, Poliiiiima”. La fama, esa musa siempre esquiva para quienes la buscan, se pasea por la Ciudad Jardín.
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