Fue un éxito. Fito Páez abrió la cuarta noche Festival (ya estuvo en 2002, 2004, 2007 y 2014), y demostró su oficio. El rosarino entiende los códigos no escritos de la Quinta Vergara. Por eso preparó un set concentrado en los hits, aunque con varios guiños al disco en cuestión. Así, le siguieron cortes como Dos días en la vida, La rueda mágica, Tumbas de la gloria, Un vestido y un amor, la siempre romántica 11 y 6, coreada por la Quinta Vergara, entre otros. Pasaron otros como la beatlesca Al lado del camino, dando cuenta del amplio y rico repertorio del artista trasandino, un talentoso que maneja la compleja artesanía de la canción pop.
Acompañado por una eficiente y afiatada banda de ocho músicos, el rosarino desplegó un show sólido, dinámico, bien construido a partir de varios momentos. Oficio y técnica en pos de un show que no decae en ningún momento. Incluso permite lucirse a la cantante que lo apoya en las canciones en a que él, un hombre de 59, ya le resulta más difícil llegar hasta las notas altas.