Marzo, mes Pánico. Junto con la reunión del grupo que los llevará a participar en la edición 2023 de Lollapalooza, más conciertos en Santiago y Quilpué, y la publicación de una esperaba biografía escrita por la destacada periodista Marisol García, se suma la publicación por primera vez en vinilo de dos relevantes registros de sus primeros años: el EP homónimo -también conocido como Bruce Lee- de 1994 y el álbum Rayo al ojo, de 1998.
Ambas obras, grabadas y publicadas en su origen de manera independiente, atestiguan la evolución de una de las bandas más inquietas e irreverentes surgidas en la escena chilena de los noventa.
Los discos, cuyo sonido fue remasterizado desde los masters digitales, estarán disponibles desde este viernes 3 de marzo a través de https://disqueriakyd.cl/. Además, ese día, a las 19:00 horas, se celebrará un lanzamiento en esta disquería la que incluirá firma de discos, audición de los álbumes y venta de merchandising relativo al grupo.
Una revolución en mi barrio
“Fue grabado de manera muy precaria y con muy pocos recursos. Sin embargo, esto jugó a favor. El ingeniero, José Luis Corral, contaba con experiencia ya que grababa a muchas bandas de metal, especialmente a Criminal. No teníamos el mismo gusto, pero él poseía la técnica necesaria”, recuerda en un comunicado Eduardo Henríquez, guitarrista, vocalista y compositor de Pánico acerca del contexto en que se grabó el EP Pánico. Fue registrado en un estudio del barrio Bellavista en apenas cinco horas, ocupando una microfonía muy básica. Se grabó por la mañana, se mezcló por la tarde, y ya en la noche esta lista la primera grabación de Pánico.
La creación de los temas se hizo en varias etapas. Comenzó en París, desde donde Eduardo y Carolina arribaron a Chile un 9 de febrero de 1994. La idea entonces era quedarse apenas por seis meses aquí. En un primer momento, se contemplaba armar una agrupación de vida efímera, a modo de un proyecto de arte.
Rápidamente contactan a Sebastián y Cristóbal, con quienes levantan la primera versión de la banda. Las canciones, compuestas por Eduardo y Carolina, tenían una vigorosa mezcla de punk y surf.
“Compusimos muchos temas que estuvieron en Pornostar, en su mayoría escritos en París; nos interesaba que tuvieran letras subversivas, poniendo el caos en el establishment UDI-católico-clasista que regía en Chile”, explica Henríquez. Ahí están por ejemplo No me digas que no si quieres decirme que sí, sobre el amor gay del cual apenas se hablaba en el Chile de entonces, o Una revolución en mi barrio, donde la banda llama a desordenar el paño social, extrayéndole la grisácea coraza que cubría el corazón de Santiago.
También puede citarse Fútbol, una sardónica mirada del gusto de la gente por sentarse frente a la TV a ver un partido de fútbol, mientras ocurrían cosas bastante más serias de las cuales se prefería no hablar. La crítica continúa en Yendo al Hipermercado, donde se apuntaba al consumo y al ocio atrapado en la visita al mall como única forma de entretención.
“Han pasado casi 30 años y si uno lo escucha, creo que aún tiene sentido; suena del siglo XX, la música es simple y con acordes mayores, pero con letras que aún tienen sentido en el Chile contemporáneo”, comenta Henríquez. En cuanto a la edición en vinilo del EP, su sonido fue remasterizado y se le pidió a la artista Marcela Trujillo que redibujara al Bruce Lee que aparecía en la portada original, la cual fue tomada de un afiche comprando por la banda en el persa Biobío.
Con el apoyo de Cerati
Rayo al ojo, en tanto, es un retorno al mundo independiente después de haber grabado con EMI.
“Con el EP tuvimos mucho éxito en el underground, despertamos algo que estaba latente. Fue una excitante experiencia que permitió que EMI nos contratara; con ellos grabamos Pornostar, pero no tuvimos buenas ventas y el contrato se cerró”, rememora Henríquez.
Entonces el grupo graba de forma casera el EP Canciones para aprender a cantar, cuyo costo ascendió a apenas US $500. Tuvo buenas ventas y esto le permitió a la banda contar con presupuesto para emprender el siguiente proyecto: Rayo al ojo.
En ese momento entra en la historia Gustavo Cerati.
En uno de sus viajes a Chile, el músico argentino descubre a Pánico y les ofrece terminar su disco en los estudios que el ex Soda Stereo tenía en Buenos Aires. Pánico viaja a Argentina y graba en el estudio de Cerati la mitad de lo que se transformaría en Rayo al ojo. La parte pendiente, sería concluida en Konstantinopla, estudio de Carlos Cabezas.
“Ya teníamos un recorrido por una estética colorida que aludía, por ejemplo, a la cinematografía de Almodóvar, a las disidencias sexuales. A esta altura, Juanito - Cristóbal Pfennings- se salió de la banda y en su reemplazo llegó Memoria radial (Guillermo Dumay), quien era menor que nosotros y trajo al grupo un sonido más colorido y distinto”, explica Henríquez.
En Rayo al ojo, Pánico intenta acercarse al sonido de bandas como Feelies, Modern Lovers y otras pertenecientes al entonces en boga post rock. “Perseguíamos desarrollar estructuras cíclicas y repetitivas, una especia de música kraut acelerada, con letras que salían de lo político para entrar en lo psicodélico”, recuerda Eduardo Henríquez. Además, la banda comienza a incorporar en su obra elementos electrónicos.
Un nuevo sello
El EP Pánico y el LP Rayo al ojo se publicarán bajo etiqueta Kali Yuga Distro, un nuevo sello nacido al alero de la disquería KYD, la cual cuenta con quince años de vida.
Durante este año ya ha definido un interesante calendario de publicaciones en vinilo, tanto de artistas consagrados como emergentes, a los cuales los atraviesa el concepto de experimentación y desenfado.
Junto con bandas de trayectoria como Pánico y Asamblea Internacional del Fuego, Dead Christine o Pájaro de Mal Agüero, se sumarán a proyectos más recientes y estimulantes como Lerdo, Sastre y Apache y Las 3 Marías.