Este domingo, en el regreso de De tú a tú a las pantallas del 13, Martín Cárcamo viajó primero a la playa de Maitencillo y luego a Buenos Aires para conversar con el actor Gonzalo Valenzuela, ex jurado del reciente Festival de Viña.
El intérprete conocido por sus roles en teleseries, se encuentra radicado en el balneario de la V Región desde la pandemia. Junto con mostrarle a Martín su pasión por el box, disciplina a la que se hizo aficionado tras interpretar a un boxeador en una serie argentina, Gonzalo le presentó su casa, construida totalmente de madera, donde vive totalmente solo.
Entre las anécdotas que Valenzuela le contó a Martín estuvo la de una moto de los años 50, que perteneció a su padre, y años después Gonzalo, ya siendo actor, la logró recuperar y restaurar. Según reveló el entrevistado, en 2004 prestó esa moto para que la usara el personaje de Jorge Zabaleta en la teleserie de Canal 13 Hippie. “Antes de que muriera mi viejo lo saqué a pasear en esa moto. No lo podía creer, lloraba”, contó.
Consultado por sus tres hijos, Silvestre (15), Alí (10) y Anka (3), el actor dijo que los dos mayores viven en Buenos Aires con su madre, Juana Viale, mientras que la menor vive en Chile. “Me defino como un papá luchador. Un aprendiz”, dijo Gonzalo sobre su condición de padre.
En la segunda parte del programa, Martín viajó a Argentina y acudió al barrio bonaerense de San Isidro, en el club deportivo Perú Beach, donde conoció a los tres retoños del actor, todos muy aficionados al deporte, tal como su padre. “A los 10 años Silvestre me pidió de regalo de cumpleaños tirarse en paracaídas”, reveló Gonzalo sobre el gusto del joven por la adrenalina. “Mi papá es el mejor papá del mundo”, lo definió su hijo mayor.
Ya en casa de Gonzalo, empezaron a repasar su infancia, habiéndose criado con un padre muy estricto y una madre muy liberal. “Mi viejo era muy exigente, muy rígido, conservador, machista. Yo siento que soy de alguna manera una víctima de este machismo, fui criado de una manera que hoy veo y digo ‘Dios mío, esto no se hace’. Mi viejo me decía ‘Los hombres no lloran, aguántatela’ (...) A mi viejo lo amo con todo mi corazón, pero son patrones que no quiero repetir, lucho por no repetirlos. Es un camino, un proceso, y el gran cambio que yo puedo hacer es no repetirlo con estos niños”, sostuvo.
Según contó, a los 8 años, tras la separación de sus padres, decidió irse a vivir con su papá. A los 14 años, sin embargo, todo cambió cuando su padre tuvo que irse del país. “Llego del colegio, me lleva a su escritorio, se pone a llorar a mares y me dice ‘Gonzalito, yo me tengo que arrancar de Chile. Quebró mi empresa, no le he robado un peso a nadie y usted no se merece verme preso’. Me muestra un pasaporte falso, a los dos minutos llegan unos tíos y se lo llevan (…) Estuve un año sin verlo”, recordó.
Tras lo ocurrido volvió a la casa de su mamá y tuvo que acostumbrarse a una vida mucho menos estricta y más libre. Y decidió cortar de cuajo todo rastro de su vida anterior, abandonando los palos de golf y todo lo que le recordara a su padre. “Me puse callejero, rebelde, andaba con un grupete en el Apumanque, bueno para pelear. Necesitaba calle, necesitaba salir de la burbuja en la que estuve metido mucho tiempo”, confesó.
Así también fue que descubrió el Teatro, gracias a la influencia de su hermano mayor Nano, quien era actor. Lamentablemente, Nano falleció trágicamente ahogado en la piscina de su casa, tras un chapuzón nocturno mientras nadie lo estaba viendo. Lo peor es que fue Gonzalo, entonces de 18 años, quien lo encontró.
“Fue terrible. Estaba durmiendo y escuché un grito, era la Margarita que trabajaba en la casa. Despierto, salgo a la piscina y veo al Nano flotando. Me quedé en el marco de la puerta mirando y aparece mi mamá (...) Me tiré al agua, agarré a mi hermano, vuelvo a mirar a mi mamá, y mi mamá tenía 30 años más. Se le cayó la cara, los ojos todo, era otra persona”, recordó.
Ese fue el inicio de 5 trágicos años en la vida de Gonzalo, con varias pérdidas. “Con la muerte de mi hermano se fue todo al carajo. Mi mamá se deprimió mucho, no quería enfrentar la vida. Yo llegaba de la escuela y me encontraba con cada imagen, ella siempre estaba muy mal”, dijo el actor, agregando que su papá volvió a Chile para el funeral, y, pese a que empezó a reconciliarse con su mamá, eventualmente desarrolló un cáncer. Sólo 10 días después de ese diagnóstico, su mamá también enfermó de cáncer. Tras una corta agonía, ambos padres fallecieron con sólo un mes de diferencia, cuando Gonzalo tenía 23 años.
Luego de un saludo de su amigo Benjamín Vicuña, Gonzalo recordó su vinculación con su colega, a quien conoció cuando estudiaban Teatro en escuelas diferentes y todo el tiempo terminaban compitiendo por los mismos roles. Tras conseguir negociar juntos para entrar a su primera teleserie, Piel Canela, decidieron irse a vivir juntos para independizarse, y descubrieron algo que desconocían.
“Benja me acompañó al funeral de mi mamá y después se fue a la casa de su papá, y lo vio muy achacado. Le dijo: ‘Se murió mi gran amigo del alma, el Chalo Valenzuela’. Y era mi papá (...) Resulta que la primera vez que mi papá se fue a vivir solo fue con el papá del Benja. Estábamos viviendo lo mismo sin tener idea. Entonces armamos una hermandad”, contó el actor.
Acerca de su carrera profesional, Gonzalo indicó que fue Liliana Ross quien lo descubrió y lo llamó para integrarse al elenco de la obra de stiptease masculino Sinvergüenzas. Recordando a su personaje en la obra, apodado “El Manguera”, Gonzalo aseguró que usaba una prótesis para la escena final, cuando todos los personajes hacen un desnudo total frente al público.
“Lo fui a comprar con la Lily. Fuimos a un sex shop, era de látex”, confesó. Luego de un saludo de su ex compañero en Sinvergüenzas, Rodrigo Muñoz, Gonzalo recordó que para la última función Rodrigo le hizo una dolorosa broma: le echó ají picado a dicha prótesis. “Me tiré encima, me agarraron entre todos, lo quería matar”, confesó sobre su reacción.
En torno al mito generado por el personaje del “Manguera”, Valenzuela señaló que le ha sido beneficioso y perjudicial a la vez. “Para mí ha sido un karma, porque lo encuentro lo más ordinario que hay. A mí me trajo serios problemas, porque entre los varones no hay nadie que me tolere, generaba bronca”.
Al éxito de esa obra le siguió el de Machos, teleserie de Canal 13 donde Gonzalo, en el rol de Adán Mercader, tuvo que hacer escenas que se asemejaban mucho a su propia historia de hijo de un padre machista. “Esa teleserie fue algo perfecto. Pone a este padre con sus machos y al final son puros problemas de hombres criados bajo esto”, dijo sobre la producción.
Fue gracias a esa teleserie que lo reclutaron por primera vez para hacer una serie en Argentina, donde además conoció a su primera mujer, la actriz y presentadora Juana Viale. “Con ella tuve lo que toda la vida siempre deseé, tener una familia, volver a tener un núcleo familiar, que fue mi gran carencia porque desde los 20 años nunca más tuve familia (...) Lo pasamos muy bien, fuimos muy partners. Voy a estar muy agradecido de Juana toda la vida porque fue mi familia mucho tiempo, y es por lejos la mujer más importante que he tenido en mi vida”, sostuvo sobre Viale, con quien estuvo 9 años.
También recordó el fallecimiento de su segundo hijo, Ringo, al momento de nacer. “Cuando pasó lo de Ringo fue durísimo, fue una negligencia médica absolutamente. Yo veía a Juana que estaba en la tina con contracciones muy seguidas, la partera me decía que no fuera a la clínica, me mandó a comprar unos remedios, se los di, seguía igual, dije ‘no más’, la subí al auto y nos vinimos. Llegamos 10 minutos tarde”, contó.
“Yo tengo una relación cercana con la muerte. No le tengo miedo, la respeto. El duelo es dejar que te duela, y eso cuesta mucho. Creo que hasta el día en que me muera voy a sentir el dolor de no tener a mi mamá. Pero ese dolor hay que permitírselo”, admitió el actor acerca de sus pérdidas.