Hace 46 años, en 1977, la música murió por segunda vez. Habían pasado casi dos décadas desde ese día de 1959 en que también un accidente aéreo le había quitado la vida, entre otros, a un ícono del naciente rock and roll como Buddy Holly, lo que pasó a la historia de la cultura popular como el día en que “la música murió”.
Pero hubo una segunda vez en que sucedió algo parecido. Precisamente cuando la banda estadounidense Lynyrd Skynyrd sufrió un accidente de características similares que provocó la muerte de tres miembros del grupo. Un hito brutal.
Cuando el accidente ocurrió, la banda estaba de gira. Con sus tours mundiales y sencillos como Free bird y Sweet home alabama, los oriundos de Florida se habían convertido en uno de los conjuntos de rock más importantes y populares de los años 70. E iban por más.
Tres días antes habían lanzado Street survivors, quinto LP que acompañaron con una de sus giras más ambiciosas a la fecha, la que los vería cumplir el sueño que habían tenido desde que iniciaron la banda: llenar el emblemático Madison Square Garden en la ciudad de Nueva York. 1977 fue el año en que Lynyrd Skynyrd fue una temporada de sueño para los hombres formados en Jacksonville, Florida.
La gira contemplaba una ajetreada agenda, y por lo mismo, decidieron comprar un avión para llegar rápido a sus conciertos junto a los miembros de producción y las tres coristas que los acompañaban, las llamadas Honkettes. Sin embargo, esa no era la única razón; la inclinación de la banda por el alcohol y el caos de cada vuelo (aparentemente, en una oportunidad intentaron lanzar a un roadie por las puertas del avión cuando se encontraban en el aire), provocó que casi todas las aerolíneas comerciales los mantuviera vetados.
El mánager les consiguió un Convair 240, el tercer jet fabricado de una línea creada en los años 40. Aerosmith había volado meses antes en el mismo avión, pero uno de los asistentes de la banda cuestionó su capacidad para volar. La oferta venía con dos pilotos dedicados, Walter McCreary y William Gray Jr., quienes en todo caso tenían una reputación por ser poco cuidadosos. El mismo asistente de la banda liderada por Steven Tyler recuerda haberlos visto beber alcohol mientras lo piloteaban.
Dos días antes del accidente de los Skynyrd, el avión había sufrido un episodio en el que el motor expulsó fuego mientras estaban en el aire, y se supone que los pilotos habían acordado llevarlo al mecánico una vez que llegaran a su destino. Acostumbrados a volar en aviones más sofisticados, la banda lo comparó a “cambiar una limosina por un auto pobre”, y previo al accidente habían hecho las gestiones para usar un avión más moderno.
La nave despegó por última vez un 20 de octubre a las 5 de la tarde del aeropuerto de Greenville, en Carolina del Sur. Iban 26 personas en total: los diez miembros de la banda, los dos pilotos y 14 miembros de producción. Sabiendo que ya no tendrían que usarlo más, el ambiente dentro del avión era alegre, con música y partidas de póker. Un ambiente que cambió de forma drástica, luego de que el piloto McCreary anunciara que los motores se habían apagado y que el avión estaba sin gasolina.
Los pasajeros no lo podían creer. La incertidumbre fue total. Algunos rezaban, pero Ronnie Van Zant, vocalista de la banda, dormía tranquilamente.
Ronnie siempre vivió con la sensación de que su muerte se acercaba, como si tuviera una certeza absoluta del día en que ocurriría. En varias ocasiones señaló a sus amigos la creencia de que no viviría más allá de los 30, y a la fecha del accidente faltaban un poco más de 2 meses para que cumpliera esa edad. Tras un accidente automovilístico de otro de los integrantes de la agrupación, Gary Rossington, escribió la canción That smell, la que contiene el augurio: “Dices que estarás bien ven mañana, pero puede que el mañana no esté aquí para ti”. (Irónicamente, Rossington terminaría siendo hasta su muerte el pasado 5 de marzo el único miembro tocando con la banda desde su fundación)
“Los árboles seguían acercándose”, contó el tecladista Billy Powell a la revista Rolling Stone en 1977. “Entonces hubo un sonido como si alguien golpeara el exterior del avión con cientos de bates de béisbol”. La colisión del avión con el denso bosque sureño desprendió las alas y abrió el fuselaje, botando a todos sus ocupantes, excepto a Gene Odom, quien a pesar de no haber usado un cinturón fue el único cuyo asiento no fue desprendido.
Los pilotos, Ronnie Van Zant, Dean Kilpatrick y Steve Gaines murieron instantáneamente tras el impacto, Cassie, hermana de Steve que acompañaba al grupo como corista, vivió antes de sucumbir a sus heridas. Artimus Pyle, Kenneth Peden y Marc Frank, adoloridos pero con cierta capacidad para caminar, se adentraron en los bosques pantanosos del sur para buscar ayuda.
Tras caminar un par de millas, con el riesgo constante de encontrarse con serpientes y otros animales peligrosos, tropezaron con una granja. El granjero que la mantenía, Johnny Mote, había escuchado al avión estrellarse, pero pensó que podía ser un auto. Al rato sintió helicópteros sobrevolar la zona, lo que lo hizo pensar que los presos de una cárcel cercana se habían escapado. Subiéndose a su camioneta para investigar más, se encontró con los tres hombres heridos.
Tras darse cuenta de que no estaba hablando con fugitivos, reunió a personas que vivían en los alrededores de la granja para rescatar a los sobrevivientes del accidente. Pyle logró escapar solo con unas costillas rotas; Collins sufrió dos huesos rotos en su cuello y daños a su brazo derecho que casi provocaron su amputación; Rossington se rompió sus brazos, piernas, muñecas, tobillos y perforó su hígado; el tecladista Powell casi perdió su nariz. Sin embargo, el de mayor complejidad fue el bajista León Wilkenson: heridas internas, dientes rotos, extremidades rotas por las que tuvo que aprender a sostener el bajo de nuevo. Su corazón se detuvo dos veces mientras era operado por estas heridas.
La muerte de Ronnie no fue inmediatamente informada a los sobrevivientes del accidente. Tras ser preguntado por si la banda seguiría tocando, Billy Powell pudo responder que no sabía. Las ventas de Street survivor se dispararon, pero la discográfica mandó a cambiar su portada, la que ilustraba a la banda en frente de un gran incendio.
Los miembros restantes de Lynyrd Skynyrd pasarían gran parte de la década siguiente luchando para hacer frente a sus pérdidas. Algunos buscarían consuelo en la música, mientras que otros recurrieron a las drogas y el alcohol. Finalmente se reunieron en 1987, con el hermano del vocalista fallecido, Johnny Van Zant, cumpliendo este rol.