El rock and roll deja un montón de historias sabrosas por los cruces inesperados que pueden haber entre bandas que aparentemente no tienen mucho en común. Así les ocurrió a los australianos AC/DC el día que se cruzaron con los británicos The Stranglers en algún punto de los setentas.
Para la banda de los hermanos Young, nunca fue fácil meterse en el circuito de bandas. “Solo éramos cinco malditos pequeños que transportábamos nuestro propio equipo en una camioneta y siempre fue difícil”, dijo Malcolm en una entrevista con Classic Rock. “Pero siempre nos enfrentamos a cualquiera. ‘¿Sí? ¿Qué vas a hacer al respecto?’ hizo que la gente pensara: ‘Espera... tal vez tengan armas o algo así’. Tuvimos que pelear mucho. Siempre había alborotadores allí después de los espectáculos esperándonos. Atravesábamos la ventana con ladrillos...o nos apuntaban con escopetas”.
Así les ocurrió cuando se mudaron a Reino Unido en la primavera boreal 1976. Por entonces estaba en auge el punk rock, y para desgracia de los hombres de High Voltage, por su música directa y deudora del blues a menudo eran agendados en shows junto a bandas de punk rock. A pesar de que una y otra vez, insistían en que no lo eran. El punk, era ante todo una energía disruptiva que buscaba renegar del pasado (aunque musicalmente no lo hiciera del todo). Pero AC/DC eran ante todo unos revisionistas del viejo estilo; estaban más cerca de los Rolling Stones, que de los Ramones.
“Nunca dijimos que éramos punks. En cada entrevista que hacíamos, decíamos: ‘¡No somos jodidos punks, somos una banda de rock and roll!’”, señaló Malcolm en la misma entrevista. Su actitud y sus largas melenas los diferenciaban de las crestas de colores y las canciones breves de tres minutos sin muchos artificios, a diferencia de los solos que lanzaba Angus Young.
Así, no tardaron en llegar los enfrentamientos. Ocurrió una noche de 1976, cuando eran teloneros de The Stranglers, una de las bandas pioneras del punk y que por entonces se aprontaban a grabar su primer sencillo (Get a) Grip (on yourself).
“Cuando [The Stranglers] entraron en nuestro camerino compartido, nos miraron con el pelo y dijeron: ‘Malditos hippies’”, recordó Malcolm. “Bon [Scott, cantante de AC/DC] les contestó: ‘¿Qué es eso, idiota?’ Me estaba interponiendo entre ellos diciendo ‘que se jodan Bon, hablaremos en el escenario’”.
Así, llenos de rabia por el incidente, el grupo salió a escena y en apenas 25 minutos despacharon un show contundente e incendiario, con las guitarras a tope. “Regresamos y dijimos: ¡Vete a la mierda, sigue eso! Ellos [The Stranglers] estaban sentados allí con la boca abierta, no podían decir una puta palabra”.