Con su presentación en el escenario Aldea Verde, Gufi, una de las bandas más celebradas de la movida punk-pop criolla, se reafirmó como uno de los números más esperados del último día de festival.
Así lo evidenció la gran masa millennial que llegó a los alrededores de la tarima -una de las más pequeñas, usualmente destinada a proyectos emergentes-, que coreó de principio a fin cada uno de los éxitos que la banda cosechó durante la primera década de los 2000. Un show que se extendió por cerca de 45 minutos, y que incluyó gran parte de los éxitos que quedaron estampados en los dos álbumes de la banda: Historias de la calle (2005) y Corazón d’ roto (2008).
Con una formación que hoy abraza al guitarrista Tim Pichetti, el baterista Marcelo Valenzuela y el bajista Roberto Varela, Gufi aderezó la última jornada en el Parque Bicentenario de Cerrillos con nostalgia, abriendo los fuegos con Todo lo que soy, uno de sus temas más emblemáticos. También sonaron pistas igual de recordadas por los fanáticos, como La historia de Juan, Enchúlame el corazón, Montón, Paul y Mejor muertos, una suerte de reversión punk y dosmilera a la historia de Romeo y Julieta y que dedicaron a Emanuel “Chiwawa” Finlayson, miembro fundacional del grupo que falleció el 2003 en medio de un altercado callejero.
Sin embargo, uno de los momentos más festejados por los presentes fue el generoso cover que los músicos hicieron a First day, clásico de los estadounidenses Blink 182 y que cayó como un bálsamo para quienes se quedaron con las ganas de escuchar en vivo a los anglosajones.
En la última parte de su presentación, la banda compartió con el público una canción nueva, que estará incluida en el LP en que se encuentran trabajando actualmente. “Si no cachaban ese tema es porque es uno nuevo, que tenemos en nuestro nuevo disco y que estamos a punto de terminar. Se llama Cruza los dedos. Crucen los dedos para que la hueá (sic) salga”, señalaron los músicos entre las risas y aplausos de la gente.
El cierre estuvo a cargo de Por ella, hit emblemático que fue coreado a todo pulmón por los asistentes, quienes hicieron notar su molestia ante el tamaño y la poca accesibilidad del escenario que recibió a la banda. Un espacio que evidentemente quedó chico, y que confirmó a Gufi como un grupo lo suficientemente capaz de llenar uno de los stages principales del Lollapalooza.