El mundo literario sumó un nuevo capítulo en los cambios y modificaciones que se están realizando acorde a los nuevos tiempos. Lo que ocurrió con obras de Roald Dahl (Matilda, Las brujas, Charlie y la fábrica de chocolate) e Ian Fleming (James Bond), lo están enfrentando ahora los textos de la gran escritora del misterio y el crimen, Agatha Christie. Este domingo, The Telegraph dio a conocer que la editorial a cargo de la autora, HarperCollins, está reescribiendo sus obras para adaptarlas a las “sensibilidades modernas”.
De esta manera, referencias étnicas, insultos o lo que pueda considerarse como lenguaje ofensivo por una comisión de “lectores sensibles”, encargada de analizar las obras lanzadas a partir del 2020 y aquellas que vayan a ser publicadas, se eliminarán de los los misterios de las historias de misterio del inspector Hércules Poirot y Miss Marple.
Hasta el momento, se ha dado a conocer que pasajes enteros de Muerte en el Nilo o Asesinato en el Orient Express han sido eliminados o reescritos en las nuevas ediciones. Todos textos que fueron escritos y publicados en el siglo pasado. Según The Telegraph, el objetivo está en despojar el lenguaje o descripciones que hoy se puedan considerar ofensivas.
En concreto, se eliminaron las descripciones físicas de algunos personajes y se alteraron algunos monólogos. Se anularon descripciones de personajes negros, judíos o gitanos. No se volvió a comprar el torso de una mujer con “el mármol negro”; un juez no pudo tener “el temperamento de un indio”; las palabras “negrata” y “oriental” fueron eliminadas y la palabra nativa se reemplazará por locales.
Para el crítico literario de Culto Domingo, Matías Rivas esto no es nada más que una estrategia de comercialización de la editorial. “Es un nuevo negocio. Darle gravedad es caer en el juego comercial que está instalando la editorial. Es la nueva forma que tiene el mercado editorial, adaptándose a una sensibilidad donde ven que pueden explotar negocios. Hay un grupo de gente que no se quiere ver agredida, entonces van a hacer un gesto tan propagandístico que no hace otra cosa que llamar la atención y por ende aumentar su mercado”.
Una visión desde otra vereda entrega Diamela Eltit, autora chilena y Premio Nacional de Literatura 2018; el principal problema que está enfrentando HarperCollins radica en el sentido de los tiempos. “No tiene sentido, porque cada tiempo tiene un determinado discurso y precisamente ese discurso a su vez tiene que ver con ciertas formas de cada época. Entonces, en ese sentido, tendríamos que cambiar prácticamente todas las escrituras, no solamente literarias, sino prácticamente históricas, sociológicas, en fin. Porque efectivamente cada vez hay ciertas palabras que pudieran herir sensibilidades comunitarias. No hay ningún tiempo que no hable y defina”.
Continúa: “Lo interesante que tienen los autores son los sentidos que elaboran. En el caso de Christie, es la idea de definir, leer y seguir determinadas pistas. Y eso es lo que abre esa escritura. Entonces, tendríamos que pensar que en el futuro todas las escrituras del presente también tendrían que ser reelaboradas. Porque podríamos estar experimentando un exceso identitario que es propio del pensamiento liberal”.
The Telegraph recogió que en la nueva edición de Misterio en el Caribe, la novela de Miss Marple de 1964, se eliminó la reflexión del detective aficionado sobre un trabajador de un hotel de las Indias Occidentales que le sonreía con “dientes tan blancos y encantadores”, y también se eliminaron todas las referencias a “dientes hermosos”.
En Muerte en el Nilo (1937) en la que el personaje de Mrs. Allerton se queja de un grupo de niños que la están molestando y dice: “Vuelven y miran, y miran, y sus ojos son simplemente repugnantes, y también sus narices, y no creo que realmente me gusten los niños”. Ahora se leerá: “Vuelven y me miran y me miran. No creo que me gusten los niños”.
Esta no es la primera vez que una obra de Agatha Christie es “víctima” de las modificaciones. En 2020 su célebre Diez negritos pasó a llamarse Eran 10 en nuevas ediciones publicadas en España y Francia. Misma situación que ocurrió con textos de su par, Roald Dahl. En febrero pasado, Puffin Books (sello de la editorial Penguin Books) decidió eliminar palabras como “gordos” y “feos” en Charlie y la fábrica de chocolate. En ese entonces hubo quejas de escritores como Salman Rushdie: “Roald Dahl no era ningún ángel, pero esto es una censura absurda”.
Mientras que los libros de Ian Fleming en los que se inspiran las películas de 007: James Bond, eliminaron referencias racistas y agregaron una nota en las nuevas ediciones. “Este libro fue escrito en un momento en que los términos y actitudes que los lectores modernos podrían considerar ofensivos eran comunes. Se han realizado una serie de actualizaciones en esta edición, manteniéndose lo más fiel posible al texto original y al período en el que se desarrolla”.
Rivas acota que esto no es algo que se esté viviendo por primera vez. “La literatura ha soportado durante la historia muchas veces estas ediciones mutiladas. Antiguamente la Iglesia cumplía este rol de tener obras censuradas. Por ende no hay que extrañarse que esto suceda. Las editoriales siempre han tenido el mismo afán, llegar a un público que no lee y probablemente que no va a leer”.