Primero, en marzo de 2021, el largometraje fue presentado como un “thriller de personajes inspirado en hechos reales que tuvieron lugar en Kentucky en 1985″.
Con la dirección de la actriz y realizadora Elizabeth Banks (Más notas perfectas) y la producción de Phil Lord y Christopher Miller (Comando Especial), el filme llamado tentativamente Cocaine Bear se adentraría en la extraña historia que en los 80 unió a un oso negro y el tráfico de cocaína en Estados Unidos.
Más tarde se reveló que la película del estudio Universal Pictures se trataría de un cruce de comedia y thriller –con abundante uso de gore– que giraría en torno a los lugareños y turistas que se cruzan con un animal descontrolado debido a los afectos de la droga. En la película, estrenada este jueves en cines chilenos bajo el título Oso intoxicado, el mamífero es una máquina de matar que aterroriza a traficantes, niños, guardabosques y policías, gatillando un reguero de sangre que la cinta no teme explotar en detalle.
“Tenía que sentirse como un documental de NatGeo sobre un oso que consumió cocaína”, afirmó Banks en entrevista con Variety. “No podría ser algo tonto. De ninguna manera podía parecer animado”.
En la realidad el oso fue encontrado sin vida en 1985, producto de una sobredosis y sin ningún indicio de que hubiera atacado a humanos. El hecho se registró en el Bosque Nacional Chattahoochee (Georgia), no muy lejos de donde meses antes se había hallado el cuerpo de un traficante de nombre Andrew Thornton (interpretado en la ficción por el actor Matthew Rhys).
¿Cómo se conectan ambos acontecimientos? Tras haber sido oficial de la Fuerza Aérea y oficial de policía de narcóticos en Kentucky, Thornton se dedicó unos años a la abogacía y más tarde se volcó al narcotráfico.
Ya había cumplido una condena de seis meses en prisión por delitos menores de drogas, cuando se produjo su fallecimiento, el 11 de septiembre de 1985 en Knoxville, Tennessee. El hallazgo determinó que el hombre de 40 años portaba un paracaídas, un chaleco antibalas, dos armas y un cargamento de cocaína (que luego sería valorado en US$ 14 millones). Entre sus pertenencias también apareció una llave que coincidía con un avión que se había estrellado en piloto automático en Carolina del Norte.
Según el libro de The Bluegrass Conspiracy (2016), de la periodista y escritora Sally Denton, Thornton había iniciado su viaje en Colombia con 12 bolsas llenas de sustancias ilícitas y se habría lanzado de la nave en el momento que percibió que estaba siendo perseguido por autoridades.
Su plan falló cuando, por causas que se desconocen, su paracaídas no se abrió. Su historial criminal, y las singulares circunstancias de su deceso, impulsaron una investigación que finalmente permitió encontrar más droga en la zona.
El caso se volvió más insólito tres meses después. Un cazador del Bosque Nacional Chattahoochee se tropezó con el cadáver de un oso negro de cerca de 80 kilos y alertó a las autoridades. Fue encontrado rodeado de 40 contenedores de plástico con rastros de cocaína, aunque más tarde la necropsia permitió concluir que había ingerido entre tres y cuatro gramos de droga pura, cantidad suficiente para provocarle la muerte. Del resto, nunca se supo.
“Cuando encontramos al oso, no había cocaína cerca”, señaló a Vanity Fair una agente retirada de la Oficina de Investigaciones de Georgia, Fran Wiley, junto con detallar que el animal era una hembra de cerca de un metro y 80 de estatura.
Tiempo después, el mamífero fue disecado y estuvo en exhibición en el Área Nacional de Recreación del Río Chattahoochee hasta que una evacuación del lugar causó su momentánea desaparición. Según lo que consigna Kentucky Fun Mall, uno de sus propietarios fue el cantante de country Waylon Jennings, quien se lo obsequió a su amigo Ron Thompson. Tras la muerte de este último, fue a subasta y encontró nuevo propietario.
Posteriormente, tras sellar un acuerdo con la esposa de su fallecido nuevo dueño, llegó a las manos del centro comercial, que actualmente lo tiene en exhibición y vende productos asociados a este, como poleras, gorros, velas y postales, además del libro The Bluegrass Conspiracy. “¡Ven a conocer a Pablo Escobear!”, invita el portal.
Luego de leer los detalles del caso en que se basa el guión de Jimmy Warden, Elizabeth Banks admitió sentir “una profunda simpatía por el oso”. “Sentí que esta película podría ser la historia de venganza de ese oso”, planteó a Variety. Eso implicó, por ejemplo, ceñirse a la naturaleza de esos mamíferos, habituados a comerse vivas a sus presas.
“También sentí que el guión ofrecía increíbles historias de personajes”, indicó a la revista Time sobre un elenco que cuenta con Keri Russell, O’Shea Jackson Jr., Alden Ehrenreich, Brooklynn Prince, Isiah Whitlock Jr., Margo Martindale y al fallecido Ray Liotta en uno de sus roles finales.
“La combinación de todos estos elementos me presentó un desafío que me pareció de un grado de dificultad realmente alto. Pero sabía que si lo hacía bien, se convertiría en esta película muy entretenida, sincera, divertida y enérgica”, concluyó.