*Pablo Chill-E - El duende verde
Es el artista más frontal y sinceramente chileno del momento. Pablo Chill-E, uno de los jerarcas del trap local, reacciona como esos ídolos de la generación dorada que en medio de los mayores triunfos, ajustaban cuentas con quienes los habían basureado. Se presenta resentido y abatido en Desahogo, el primer corte del nuevo álbum. Acompañado de un piano triste confiesa soledad -”yo sin nadie a quién contarle mis penurias y problemas”, reconoce excesos con consecuencias en su familia -”la droga es una puta que daña hogar y mente”-, y alecciona sobre un retroceso en los principios -”los giles se creen vivos y los valores se han perdido”, “traicionar ahora es normal y también pegar un balazo”-.
Luego se suceden las escenas recurrentes de su pluma ágil de cronista, relatos vertiginosos y explícitos sobre tráfico y consumo de drogas, el sexo sin perspectiva romántica, la debilidad por las marcas exclusivas, la pandilla, el dinero constante y sonante, y las alusiones a la marginalidad y la superación, el cartón completo de un artista urbano dispuesto a retratar su cultura con brillos y asperezas, sin glamorizar realidad alguna. El universo de Pablo Chill-E no se reduce a abanicarse con billetes y las proclamas hedonistas, sino también a transmitir oscuridad y angustia. El gozo cobra su precio en dinero, afectos, confianzas y emociones.
Con lengua serpenteante repasa a la pantalla en Robin Hood -”Chilevisión, TVN y La Red basurear mi nombre y si me acordé, el Mega también (...) ahora me pagan si salgo en tv”-, o taladra líneas rápidas y pegajosas como “fumando OG que me deja Bruce Lee”, repetida en Chinese, y el mantra de C.C.P. “carros, culos, prendas” junto a Galee Galee, entre varios invitados.
Un disco perfecto para horrorizar a quienes sugieren que este género motiva la delincuencia. El resto puede disfrutar del mejor trap chileno del momento.
*Linkin Park - Meteora 20th Anniversary Edition
Hace exactos 20 años, este segundo título de Linkin Park se convertía en uno de los últimos álbumes en conjugar con extraordinario éxito a una banda de rock con el público juvenil, despachando nada menos que 16 millones de copias en todo el mundo. Una generación completa se sentía plenamente identificada con la expresión más comercial del nū metal. El grupo californiano liderado por Mike Shinoda y Chester Bennington, había elaborado una propuesta musical cruzando elementos improbables como el instinto pop de una boys band, los riffs cortantes, guturales y acompasados del heavy rock del nuevo milenio, y la pulsación callejera del hip hop envuelta en alta tecnología.
Esta trama musical destinada a una audiencia masiva contenía una mensajería irresistible de angustia adolescente, a no mucha distancia del pesimismo existencial del grunge, solo que esta vez las voces exhibían una vulnerabilidad y fragilidad más teatral, como si se tratara de un musical, con más ganas de huir que de borrarse de la faz de la Tierra. Sin ir más lejos, Kudai cantaba más o menos lo mismo. La dinámica entre el fraseo rap de Shinoda introducido por máquinas y pianos lúgubres, versus las explosiones desaforadas de Bennington alternadas con melodía, se convirtió en una marca registrada que generó escuela. Bring me to life, el hit de Evanescence publicado dos semanas después de la aparición de Meteora el 25 de marzo de 2003, seguía exactamente esas mismas coordenadas, que habían dado millonario éxito a Linkin Park con el debut Hybrid Theory tres años antes.
Esta generosa edición aniversario con media docena de discos suma a la placa original un show en Texas y otro en Nottingham, ambos de 2003, más cortes en directo en las instancias festivaleras de Reading y Rock Am Ring, y material inédito incluyendo una serie de interesantes demos, reveladores de la trastienda de una banda acostumbrada a la sobreproducción.