En 2017, mientras rodaba en su natal Nueva York, Kieran Culkin (1982) tenía claro sus sentimientos en torno a la ficción en la que estaba trabajando, la historia de sucesión de una familia disfuncional que es dueña de uno de los imperios de medios de comunicación más grandes e influyentes del mundo.
“Me encanta interpretar a este personaje, pero él en particular no me agrada. Me encantan los guiones, pero en verdad no me importan estos personajes. Nadie va a ver la serie, pero hagámoslo de todos modos”, recuerda el actor sobre esos días en el set.
No fue hasta que llegaron las filmaciones de los capítulos de la mitad de la primeras temporada que cambió de opinión y se la compartió al término de una jornada a Jazz Charton, su esposa. “Cuando estábamos grabando el episodio cinco o seis, le dije: creo que podemos tener algo aquí. Todavía no sé qué es, pero, por alguna razón, empezó a importarme lo que les sucede a los personajes. No he sido capaz de averiguar qué es. Solo sé que quiero ver hacia dónde van”.
Succession llegó a la pantalla de HBO en junio de 2018 y muchos coincidieron con su perspectiva: la creación del guionista británico Jesse Armstrong (Peep Show) era especial, contenía más de un puñado de personajes fascinantes, su tono oscilaba con soltura por la sátira más ácida y el drama más descarnado, y la tensión entre el patriarca de la historia y sus defectuosos hijos era explosiva.
Una de las piezas que más llamaron la atención fue Roman, el papel interpretado por Culkin. Caótico, incorregible y con una gran facilidad para el insulto, comenzó siendo retratado como el retoño menos ambicioso de Logan Roy (Brian Cox), para luego, con el paso de las temporadas, competir en ambición con Kendall (Jeremy Strong) y Shiv (Sara Snook), los otros aspirantes a sustituir al octogenario patriarca y dueño de Waystar RoyCo.
“Él nunca va a ser el ‘próximo papá”, advierte a Culto. “Pero, en el piloto, él ve que Kendall no se convierte en el elegido y luego su padre tiene un derrame cerebral, por lo que hay un camino en el que sí podría ser ese tipo. Creo que allí es donde se plantó la semilla”.
“Ha sido muy divertido interpretarlo durante cuatro temporadas. Fue bastante rápido su crecimiento como empresario y luego como persona”, indica. “El desafío consistió en asegurarme en no me volverme complaciente o mostrar a Roman sólo como una cosa, porque no creo que lo sea. Creo que hay mucho más en él. Puede ser fácil que la gente lo observe y diga: él llega e interrumpe la reunión. Pero, ¿por qué está en la reunión? Tiene que haber una razón para que él esté allí. Entonces, tratar de encontrar qué es eso, mientras Roman lo encuentra, ha sido no sólo interesante, sino que desafiante”
Conectado a un Zoom en marzo, el actor esquiva los spoilers, incluyendo la gran revelación de la cuarta y última temporada (ojo, spoilers): en medio de un vuelo camino a Suecia, Logan fallece acompañado de sus colaboradores más cercanos, causando la consternación de sus retoños, todos presentes en Nueva York en la boda de Connor (Alan Ruck) y Willa (Justine Lupe), y precipitando la sucesión de su cargo, la promesa principal de la ficción.
Ese capítulo –el tercero del último ciclo y recibido entre una lluvia de elogios– abre un nuevo escenario para la recta final de la producción, que ahora debe trabajar bajo un nuevo paradigma: ¿quién encabezará el conglomerado de medios tras el fallecimiento de su cerebro y máximo jefe? Y, quizás más importante, ¿cómo lidian con el duelo unos hijos que sienten que nunca estuvieron a la altura de su papá y que, a causa de sus feroces disputas por el control de la compañía, estaban distanciados?
El devenir de la trama puede apuntar en diversas direcciones (este domingo a las 21:00 se estrena el cuarto episodio, en HBO y HBO Max), pero la escritura de Jesse Armstrong y su equipo de guionistas garantiza una conclusión con texturas y densidad dramática, a la altura del lugar de honor que ha se ganado en la televisión reciente. Según la óptica de Culkin, “la serie realmente nunca explica nada ni se sostiene en nada muy pesado. Eso me parece muy interesante. Toda la serie (se mueve en) esta área gris de lo que podría ser. Y ahí es donde me gusta actuar, y eso también es lo que me gusta ver”.
En un segundo en que la realidad parece difuminarse con la ficción, el actor responde con humor negro cuando se le pregunta por el gusto que puede sentir el espectador por sus muy imperfectos protagonistas. “Tienes que estar jodidamente enfermo. Y si alguien más comparte ese sentimiento, todos ustedes están jodidamente enfermos”, dice con una sonrisa.
-Brian Cox ha asegurado que Logan ama a todos sus hijos. ¿Cree que ellos lo aman a él?
Creo que sí, definitivamente. Obviamente ama a sus hijos. Él no tiene las herramientas, nunca las tuvo, y no sabe cómo expresar exactamente eso. Pero mira cómo formó a sus hijos. Lo hizo de forma inusual, y creo que sus hijos, al crecer, pudieron percibir eso. Entonces, lo entienden, y también lo sienten, pero no hay un “te amo, papá, Feliz Navidad, aquí va un fuerte abrazo”. No habrá algo así.
-Al final del tercer ciclo, los hermanos se unieron en contra de su papá, pero los tres parecen tener algunas dudas. ¿Cuánto cree que durará su alianza?
Hasta el episodio cuatro. No, no puedo revelar nada de eso (se ríe). Roman se siente un poco rechazado al final de la tercera temporada, por haber sido despedido de nuevo. Pero ser capaces de formar un propio camino en conjunto se siente como la idea correcta. Cuando proponen la idea, Roman dice: tú quieres joder a Tom, tú quieres joder al papá, soy el único que quiere iniciar un negocio como un negocio y no quiero joder a nadie; y tampoco quiero volver a entrar, ya estamos afuera. Así que creo que, en lo que respecta a Roman, esta es la trayectoria correcta. (Los Cien, su nuevo proyecto) no es tan tóxico como Waystar, debido a que allí papá está en la cima y quienes lo rodean. Si mantienen su propio camino, diría que pueden tener bastante confianza. Pero ya veremos. Tienen que sintonizar y averiguarlo.
-No hay otro rol televisivo que lance tantos insultos como Roman en Succession. ¿Cómo analiza esa dimensión del personaje?
Es un poco superficial que la gente se detenga en que lanza bonitas frases ingeniosas y sea gracioso. El tipo está bastante jodido. Él realmente no sabe cómo dejar que la gente conozca eso. De ahí viene eso. Sí, puede ser bastante divertido, pero no hay nadie más con quien realmente pueda comunicarse. No tiene las herramientas para comunicarse. Sabe cómo obtener una reacción de la gente lanzando insultos o intentando decir algo perturbador o divertido en una reunión, pero en realidad no tiene la atención de la gente.
“Es por eso que en muchas ocasiones, cuando me dan esos diálogos, pienso en que, sí, seguro, es divertido, pero se siente como si viniera de un lugar más oscuro, respecto a que realmente no sé qué decir aquí y no tengo a nadie. Y si te fijas, la mayoría de las personas, con algunas excepciones, ni siquiera se ríen. Lo encuentran molesto. No hay nada más brutal que interrumpir una reunión muy seria con una gran broma y que nadie se ría y simplemente continúen como si nada. De hecho, es más triste. Ha habido un par de ocasiones en las que, y me alegro de que las incluyeran, voy a hacer una especie de broma y luego continúan, y digo: ¿nadie me está escuchando? Entonces se siente un poco más triste cuando lo veo haciendo esas cosas. Solo cállate y únete a la reunión y luego habla como una persona”.
-La serie muestra el lado más oscuro de sus personajes e interroga al espectador respecto a lo más profundo de sí mismo. ¿Cómo ha enfrentado eso al interpretar a Roman?
Es bueno que tengas esa sensación cuando ves la serie. Hay mucho de él que yo aún no he descifrado, lo que me agrada bastante. Con este personaje en particular, no quería adelantarme. Quiero saber tanto como él y hay muchas cosas de este tipo que no se han descubierto. A veces la gente me pregunta y respondo que ni siquiera he empezado con eso. Pero hay momentos en los que se siente como si hubiera una enorme cantidad de oscuridad allí. No quiero decir que lo acepta, pero creo que juega con eso. Creo que él piensa que todo el mundo la tiene y está bien.
“Podría expresarlo con mejores palabras, pero me falta perspectiva, porque acabamos de terminar y no estoy realmente fuera de eso todavía. Creo que una vez que esté completamente fuera, podré observarlo un poco mejor y tratar de descubrir qué es ese tipo de oscuridad. Puede sonar extraño, pero en realidad es algo muy agradable de explorar. No es algo que aparezca todo el tiempo, pero está ahí. Trabajar con eso cinco días a la semana, durante muchas horas, significa un buen descanso de mis cosas. Eso es bueno”.
-¿Cómo se sintió al enterarse de que esta sería la última temporada y qué piensa sobre decir adiós a Roman?
Hay diferentes partes de mí que tienen sentimientos contradictorios sobre el final. Creo que la parte de mí que es un gran fanático de la serie quiere ver más episodios. Siento que he esperado mucho tiempo para que llegue la cuarta temporada y es como: ¿eso es todo? Quiero mi dosis y que sigan otro año. Y hay una parte de mí, en mi vida personal, (que piensa) cuán bueno es trabajar en una serie que me encantaría seguir haciendo. No hay otra serie, no hay otro trabajo como este, por la forma en que trabajamos. Y creo que, para mí, nunca habrá algo así de nuevo. Entonces, ¿por qué no querría seguir haciéndolo?
“Suena a que todos están unificados, pero creativamente creo que hay más historias por contar. Pero si Jesse (Armstrong) siente que es el final, entonces sé que está tomando la decisión correcta. Y tras haber filmado las cuatro temporadas completas, parece que este es un muy buen final. Para ser honesto, creo que podría haber más. Pero me siento bien con eso, (porque) está terminando mientras todavía gusta. Si alguna vez tuviera que elegir entre terminar a pesar de querer más, o terminar y sentir que nos quedamos demasiado tiempo, definitivamente preferiría lo primero. Si hiciéramos una quinta (temporada), podríamos sentir: oye, todavía hay más para explorar aquí, quiero más. No hay forma de saberlo. Y en términos de despedirme de Roman, aún ni siquiera he comenzado ese proceso, no tengo idea cómo será”.