No muchas actrices de la actualidad circulan por diferentes registros con la destreza y la intensidad de Toni Collette (Sydney, 1972). Una mirada a algunos de los personajes que ha agregado a su colección en los últimos cinco años arroja ciertas luces: la madre perturbada de Hereditary (El legado del diablo, 2018), la nuera del difunto novelista de Entre navajas y secretos (2019), la detective detrás del caso de agresión sexual de la miniserie de Netflix Inconcebible (2019) y la clarividente de El callejón de las almas perdidas (2021).
En el mapa mundial desde que irrumpió con la película australiana La boda de Muriel (1994), es la clase de talento que siempre, no importa las circunstancias, se las arregla para dejar su rúbrica en la pantalla. Autodefinida como intuitiva antes que técnica, no admite titubeos cuando se trata de seleccionar sus siguientes pasos profesionales.
“Cuando leo algo, sé de inmediato si lo haré o no. No es que diga: me gusta esto, pero… Solo sé en mi interior si debo hacerlo”, indica a Culto a través de videollamada. Conectada desde Nueva York, no tarda en manifestar que comprende las complejidades del oficio en que se desarrolla desde hace tres décadas. “Es un milagro cuando las películas se hacen. Hay tantos elementos que deben alinearse”, apunta.
Lo vivió en carne propia con La heredera de la mafia, comedia protagonizada por ella y dirigida por la estadounidense Catherine Hardwicke (A los trece). “Es un pequeño filme independiente y es el primero que produzco activamente. Y fue hecho a la antigua usanza: juntando el dinero de todos los diferentes territorios, logrando todo a último minuto, apretando el cronograma. Y a pesar de todas esas cosas, fue totalmente alegre”, expresa sobre la cinta que llega este jueves 27 a salas chilenas.
El origen de ese proyecto se remonta al primer año de la pandemia. Mientras el confinamiento se imponía en el mundo, la contactó Amanda Sthers, directora francesa con la que ya había trabajado en la comedia La madame (2017), donde compartió escenas con Harvey Keitel y la española Rossy de Palma.
“Estábamos encerrados y de la nada me envió un correo electrónico donde me dijo: tenía esta idea, hice que la escribieran estos maravillosos guionistas y realmente quiero que la leas. Si te gusta, es tuya, puedes hacer lo que quieras. Puedes producirla, puedes dirigirla, puedes actuar o no, lo que sea. Entonces, primero que todo, pensé: esto suena demasiado bueno para ser verdad, por lo no hay forma de que vaya a ser bueno”, dice entre risas.
A Collette la conquistó la historia de Kristin, una escritora estadounidense descontenta con su matrimonio y con su vida en general que recibe un llamado desde Italia. Bianca (encarnada por Monica Bellucci), la asistente de su abuelo, le señala que él ha fallecido y que debe viajar lo antes posible a Roma para asistir a su funeral. Aunque sus expectativas son que durante su estadía prevalezca el placer personal (“comer, rezar, tener sexo”, se convence), descubre que el último deseo de su familiar era que ella lo sustituyera en el puesto de jefe de la mafia de Calabria.
“Es un arco hermoso. me parece muy inspirador”, advierte la actriz, quien cuenta que tras leer el texto experimentó “una especie de sentimiento de tratar de crear algo de esperanza, luz y amor colectivos. Debido a que lo recibí durante el Covid, se sintió muy ligero. Es verdadera alegría. Oportuna alegría, que es lo mejor que uno puede compartir”.
-¿Qué particularidades del guión la llevaron a interesarse en interpretar a la protagonista?
Cada cosa al respecto. Me hizo reír fuerte. Me hizo sentir tan bien. Me hizo sentir vista. Me encantó que fuera una historia sobre una mujer que adquiere un sentido de sí misma, fuerza y poder. Me encantó que estuviera ambientada en el mundo de la mafia, que por lo general es un mundo dominado por hombres y, sin embargo, estas mujeres entran allí y los vuelven locos. Me encantó que gran parte de la comedia proviniera del hecho de que interpreto a una mujer estadounidense en Italia. No solo las diferencias culturales; ella es una mujer que ha sido descuidada y maltratada. Tiene baja autoestima. Siempre pone a todos los demás primero. Y ser empujada a esta posición, de tener que hacerse cargo del negocio familiar, solo la obliga a conocerse a sí misma, a desarrollar una columna vertebral y a encontrar una fuerza que ni siquiera sabía que tenía. Y eso me parece muy inspirador.
-¿Por qué terminó decidiendo producir el proyecto?
Solo supe que tenía que hacerlo, porque me encantó mucho la historia y apareció la oportunidad. Cuando lo leí (el guión) quedé completamente alucinada. Me enamoré inmediatamente. Me enamoré del personaje. Me enamoré de la historia. Yo ya estaba enamorada de Italia, y la idea de vivir y trabajar en Roma obviamente fue muy emocionante para mí. Y todavía lo es.
-Como Ud. decía, las historias de gánsteres han sido casi siempre un territorio muy masculino. ¿Cuán refrescante le pareció que los dos personajes principales de la trama fueran mujeres?
Fue fantástico, porque se burla mucho de toda esa mierda machista (se ríe) Y también te muestra una forma diferente de lo que es ser poderoso. Qué es lo que los hombres equiparan con ser poderosos, y qué es lo que las mujeres identificarían como las principales ideas contrapuestas de poder. Quiero decir, Kristin es una persona muy buena, dulce y decente, y a medida que gana más poder en realidad no pierde esas cualidades. Ella solo gana otras cualidades: simplemente se vuelve más polifacética, rica y equilibrada. La fuerza no quita su dulzura, y creo que aceptarse a sí misma ya es un tipo de fuerza, es un tipo de poder.
-¿Cómo fue el lazo que formó con Monica Bellucci durante el rodaje?
No puedo creer que haya podido trabajar con Monica Bellucci. Es una locura. ¿Monica Bellucci? Ella es un ícono total. Ella es más noble y modesta de lo que pensarías. Muchos de los actores en la película simplemente admiraban a Monica como si fuera una diosa, lo que en realidad es. Pero ella es muy normal, modesta y dulce. Hay tanta dulzura en ella. Y creo que realmente apreció la oportunidad de hacer algo divertido, porque no ha hecho tantas comedias. Todos realmente disfrutamos eso. Me encantaba hacerla reír y me encantaba improvisar con ella. Catherine (Hardwicke) realmente creó una atmósfera de libertad, donde te sientes seguro como actor, así que hice mucha improvisación. Y obtuve un cambio de imagen gracias a Monica Bellucci (se ríe). El ícono de estilo en sí mismo.
-¿Cuánto pudieron improvisar?
Mucho. Infinitivamente y a diario.
-¿Había ocasiones en que se olvidaban totalmente del guión?
Siempre lo tuvimos como el mapa de ruta al que podíamos regresar. Pero hubo algunas veces en que simplemente eliminamos completamente lo que estaba escrito. Lo que era alentado por Catherine.
De las series a Bong Joon-ho
Toni Collete es como cualquiera de nosotros: es una enamorada de las seis temporadas de Los Soprano. “Dios mío, la amo tanto. Creo que es una de las mejores series de televisión jamás realizadas. Yo interpretaría el rol que fuera en esa historia. Interpretaría a un recolector de basura. Esa serie es increíble. Simplemente no podía dejar de verla. Asombrosa”, opina sobre su ficción favorita sobre gánsteres.
Como espectadora y actriz, la australiana serpentea con comodidad entre la televisión y la pantalla grande. Ganó un Emmy y un Globo de Oro por la comedia United States of Tara (2009-2011), donde en tres ciclos dio vida a una mujer con trastorno de identidad disociativo, y luego ha estado al centro de producciones más y menos exitosas en la era del streaming.
Presionando el acelerador, en los últimos 12 meses encarnó a una mujer enferma de cáncer que oculta un oscuro pasado en ¿Sabes quién soy? (Netflix), interpretó a la víctima de un célebre crimen real en The staircase (HBO Max) y se puso en la piel de una política enfrentada a una situación extrema en The power (Prime Video). Una tríada de series que mejoran ostensiblemente cada vez que la tienen a ella en escena.
Collete valora las bondades del formato seriado. “Supongo que la oportunidad de tomarte tu tiempo para desarrollar la historia es lo principal. Terminas trabajando a lo largo de entre seis y 12 horas, en lugar de una hora y media o dos. Entonces, puedes tomarte tu tiempo con la narración y realmente explorar las cosas en gran profundidad”, sostiene. “Pero creo que hay algo que decir sobre el cine: también puedes explorar ese mismo nivel de profundidad, pero con gran precisión y de una manera más concisa. Lo que a veces puede volverlo más poético, más sutil”.
Uno de sus próximos estrenos cinematográficos es el filme de ciencia ficción Mickey 17 (2024), el primer largometraje del surcoreano Bong Joon-ho desde que impactó y arrasó en las premiaciones con Parasite (2019). El otro, según publicaciones que se liberaron después de la realización de esta entrevista, sería Juror No. 2, aparentemente la última película de la carrera Clint Eastwood, en la que asumiría el papel de la fiscal de un retorcido juicio por asesinato.
-En un año más se estrenará en salas Mickey 17. ¿Qué es lo más fascinante de haber trabajado con Bong Joon-ho?
Me encanta Bong. Él es tan amable, es tan compasivo. Es muy específico con su forma de trabajar. No podía creer que me pidiera estar en su película. Todavía me pellizco. Mark Ruffalo y yo interpretamos a una pareja casada. Ellos ya llevaban filmando un tiempo cuando comenzamos, por lo que nos mostraron algunas escenas cortadas juntas, lo cual fue tan emocionante como increíblemente intimidante. Pero nos permitió una cosa: nos mostró exactamente cuál era el tono, lo que no se podía extraer completamente a partir del texto. Y creo que el tono es muy Bong. Él no sigue ninguna regla del género, es como un vaquero que hace lo suyo. Es realmente especial. Estoy muy emocionada de poder ver la película completa.
-Después de La heredera de la mafia, ¿qué tipo de proyectos quiere producir en cine y televisión?
Quiero producir proyectos que ayuden a las personas a conectarse consigo mismas. Y quiero producir proyectos que hagan sentir (algo) a las personas. Y más que todo, quiero producir proyectos que hagan que las personas se sienta bien.
-En sentido, ¿le resulta relevante que aborden el empoderamiento?
Sí, así es. Ojalá no tengamos que contar esas historias en el futuro, porque las personas ya se sentirán empoderadas.
-Ud. ha sido reconocida en ambos tipos de papeles, pero ¿qué tienen los roles de comedia que no encuentra en los de drama?
Si piensas en un día triste en el que te emocionas, es agotador. Entonces, ¿te imaginas haciendo eso todo el día todos los días? Trabajar con tus emociones puede ser increíblemente agotador. No es que trabajar en una comedia no lo sea. Quiero decir, trabajo es trabajo. Pero simplemente no tiene esa pesadez. Toda en la vida es energía. Somos energía. La comedia es más lúdica, ¿no? Entonces, hay una ligereza en ella. Es solo una vibra diferente. Habiendo dicho eso, he trabajado en comedias que no fueron divertidas, que odié absolutamente. Y por alguna razón no se sentía bien cuando las estábamos haciendo. Pero esta en particular (La heredera de la mafia) fue la mejor experiencia de mi vida. Fue muy liberadora, ligera y alegre. La sensación que tienes al verla es la sensación que experimentamos al hacerla. Fue una experiencia mágica.