Crítica de discos de Marcelo Contreras: Miranda! va a la segura, Molotov unos eternos pesados y Spotlights lanza una joya

DISCOS

En su disco de reversiones de sus éxitos, Miranda no asume riesgos, pero resulta eficaz para introducir al dúo a nuevas audiencias. Mientras, los mexicanos ofrecen un trabajo que nunca flaquea pero tampoco ofrece un estribillo memorable en lo inmediato. En tanto, el trío neoyorquino no solo firmó el mejor disco de su carrera, sino un trabajo que está entre las joyas del año.


*Miranda! - Hotel Miranda!

Hotel Miranda! selecciona los grandes éxitos del dúo de Ale Sergi y Juliana Gattas, marca registrada entre lo mejor del pop en español del siglo XXI, junto a una serie de artistas argentinos entre el apogeo y la consagración, representantes de una nueva generación musical ligada al pop y el urbano que ha revitalizado a la escena trasandina que, a excepción precisamente de Miranda!, no tuvo muchas novedades para ofrecer en los últimos lustros.

La mayoría de las canciones mantienen sus estructuras, coloreadas con las actuales posibilidades tecnológicas. A ratos, Hotel Miranda! parece un catálogo de novedades electrónicas y posibilidades del estudio, presto a remodelar lo mejor de su synth pop al servicio de grandes estribillos y melodías bailables, envolviendo historias románticas con hálito de fotonovela, intensas, descreídas y cachondas.

Hay un par de concesiones internacionales. Francisca Valenzuela los acompaña en Enamorada y Cristian Castro, cubierto de efectos que difuminan su voz, en Prisionero, ninguna superior a las versiones originales.

El enfoque de esta retrospectiva no asume riesgos, como resulta eficaz para introducir a Miranda! a nuevas audiencias. Más que un avance artístico, un recurso promocional.

*Molotov - Sólo D’Lira

Molotov eran los pesados del curso que formaron una banda para seguir haciendo bullying mediante rock duro y rap. Hace un cuarto de siglo esa actitud, con toques de humor pedorriento y rebelde, contribuyó a su consagración, mientras hoy asoma demodé para nuevas audiencias. El single Quiten el trap va con pierna en alto -”¿por qué tienen ese acento si no son puertorriqueños?”-, como una flagrante demostración del paso del tiempo. Alegar contra la música juvenil es una señal de envejecimiento inequívoca, pero a la vez explicita que las convicciones de los mexicanos no han cambiado en lo absoluto. Musicalmente, los argumentos son exactamente los mismos. El rock de Molotov sigue siendo muscular, ajustado y pulido, con esa curiosa combinación de dos bajos y guitarra.

Con Emmanuel Del Real de Café Tacvba y Ross Robinson (Korn, The Cure) entre los créditos de producción, Sólo D’Lira nunca flaquea pero tampoco ofrece un estribillo memorable en lo inmediato, a pesar de los esfuerzos del sencillo Money in the bank junto al rapero argentino Wos. La canción final No olvidamos es una clase de historia de México de los últimos 50 años, que repasa a cada presidente hasta AMLO.

*Spotlights - Alchemy for the dead

Antes de tener un álbum debut telonearon a Deftones. A partir del 11 de mayo se van de tour junto a Mr. Bungle y Melvins, en una especie de fina selección del sello Ipecac fundado por Mike Patton. El trío de neoyorquino Spotlights, formado por el matrimonio de Mario Quintero (guitarra, sintetizadores y voz) y Sarah Quintero (bajo y coros) junto al baterista Chris Enríquez, es como una central nerviosa donde confluye la dinámica rock robótica, las capas superpuestas de acordes económicos que levantan una muralla entre metal y shoegaze, y la elaboración de un sonido colosal con alta definición en cada instrumento. Este cuarto álbum recuerda la ambición de Queens of the stone age en Rated X (2000), cuando torcieron la chapa stoner hacia un refinamiento estilístico con licencia para expandirse en distintos estilos y colores difíciles de etiquetar. Los riff monumentales de gótica melancolía persisten, pero ahora afloran alternancias acústicas (Alchemy for the dead), saxo sacudiendo los nervios (False gods), amenaza y tensión creciente (Repeat the silence), canciones de pop rock explosivo (Algorithmic, Crawling toward the light), y afanes progresivos de excelentes resultados (Sunset burial). No es solo el mejor disco de Spotlights, sino una joya del año.

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