Cecilia Vicuña: “Tiene que nacer un feminismo que se trate de la transformación de toda la humanidad”
La destacada artista nacional inauguró la muestra retrospectiva Soñar el agua, en el Museo de Bellas Artes, en el que recorre gran parte de su trabajo. En la ocasión se explayó sobre su obra, el feminismo, el medio ambiente y la contigencia.
Fue la noche misma del 11 de septiembre, cuando los ecos de los sucesos en Chile estaban llegando a Londres. Por entonces, la joven artista Cecilia Vicuña (74) residía en la ciudad del Támesis, pero sin tener radio ni TV. Fue un compañero suyo quien le tocó la puerta de su taller y le comunicó la noticia. Salvador Allende había muerto. Eso la impulsó a crear una pintura.
“En ese momento, comprendí que era un cataclismo para toda la humanidad, no solamente para Chile. Y esa misma noche comencé a trabajar en esa pintura y la terminé. Le puse la fecha abajo, 12 de septiembre de 1973, la terminé en la madrugada”, cuenta la misma Vicuña a Culto, en una fría mañana en los centenarios espacios del Museo de Bellas Artes, donde se da tiempo para compartir con los medios.
El título del cuadro no deja espacio para rodeos. La muerte de Allende es un óleo sobre tela en el que una gran gota de sangre cae sobre un despeñadero en un desierto. “Ahí está la visión de lo que iba a pasar en Chile -agrega Vicuña-. La gigantesca gota de sangre cayendo al abismo. Y eso fue lo que empezó a suceder cuando empezaron a raptar a los seres humanos, torturarlos y tirarlos desde helicópteros al fondo del mar. Para mí, esa pintura es una muestra de que el arte sabe mucho antes que nosotros qué es lo que realmente está pasando y va a pasar. No es que la artista sea anticipatoria, es que el arte y la poesía son por definición anticipatoria”.
La muerte de Allende es el primer cuadro que recibe a los visitantes de la muestra Soñar el agua. Una retrospectiva del futuro (1964-), que en el Museo Nacional de Bellas Artes revisita la trayectoria de la destacada artista visual y poeta nacional. Fundamentalmente, reúne pinturas donde se aprecian mujeres desnudas en protestas, fantasías de animalidad, filosofía andina, mitos y folclor popular. También el trabajo durante sus años en Colombia, entre 1975 y 1980, sus Palabramas, sus pequeños ensamblajes llamados Precarios, pero además material gráfico alusivo a sus años en la Tribu No, que en los primeros años de la década de los 70 reunió también a Claudio Bertoni, Sonia Jara, Francisco Rivera, Coca Roccatagliata y Marcelo Charlín. Entre otras cosas.
Su obra se ancla en el feminismo, pero también en la reflexión sobre el medioambiente. Por eso es posible ver el enorme quipu que también exhibió en la Tate Gallery, de Londres. El Quipu menstural, la sangre de los glaciares, realizada con lanas naturales teñidas a mano en tonos rojos y terracotas. Lo explica a Culto Miguel Á. López, el curador de la muestra “La pieza es una especie de homenaje y un abrazo al flujo menstrual y al flujo regenerador de vida, y por otro lado, es una oración por la defensa del agua y de los glaciares. Esa pieza fue generada en 2006, cuando fue elegida Michelle Bachelet. En vez de ir a votar, Cecilia fue a emitir un voto simbólico con un hilo rojo en el cerro El Plomo. Ahí pidió que no se privatizaran los glaciares. La pieza es un diálogo con la memoria del quipu”.
Pero en la obra de Vicuña también hay un diálogo con el presente. “Está sucediendo en el mundo algo muy trágico, que es el triunfo de la ultra derecha. Hoy, en el planeta hay más dictaduras que democracias. Esto apoyado por las mujeres que desean ser subordinadas por los hombres. Eso implica un fracaso absoluto del feminismo. Entonces tiene que nacer un feminismo que ya no se trate de la reivindicación de las mujeres, sino que se trate de la transformación de toda la humanidad”.
¿Qué clase de feminista es usted?
Yo soy la misma feminista que era a los 4 años cuando descubrí que ser niñita era peor que ser niñito. Eso lo saben todas las niñitas del mundo. A algunas les parece mal y a otros les parece “Ok, si es así, me aprovecho”.
El vínculo con la ecología también está presente en esta muestra. “Yo era una liceana cuando leí el reporte de los científicos del mundo reunidos en el Club de Roma, cuando declararon que la vida en el planeta corría peligro, precisamente por la sobreexplotación de la naturaleza, las actividades humanas y la industrialización desmedida que están destruyendo las especies...en ese momento nadie se interesó y si uno ve el total de la población chilena, una se pregunta ¿cómo es posible una votación como la del domingo pasado?, eso es posible porque nadie está pensando en lo que se ha anunciado: que Chile va a ser uno de los primeros países que se va a quedar sin agua. No en 100 años, ni en 50, sino antes de 10 años. ¿Cuándo va a venir ese despertar? (del tema) Ese despertar que tuve como adolescente sigue en mí, porque la vida lo prueba”.
Por supuesto, la muestra dialoga también con la conmemoración de los 50 años del golpe de Estado de 1973. Lo comenta López: “Justamente abrimos la exposición con La muerte de Allende por los 50 años. Cecilia sintió que el proyecto de la UP era la posibilidad de soñar con un mundo más justo, y luego se transformó en un eriazo lleno de muerte. En varios momentos de la exposición aparece el compromiso temprano de Cecilia con el proyecto de transformación de la Unidad Popular y también cómo intervenir en un imaginario más tradicional introduciendo un ideario feminista, los derechos de la LGTBQ, la reforestación, el pensamiento indígena”.
Por su lado, el ministro de las Culturas, Jaime de Aguirre, comenta: “Hay un tejido que nos une a Cecilia Vicuña. Una fibra que recorre Chile en sus diversos territorios y nos conecta con una de las artistas latinoamericanas de mayor trascendencia en la creación contemporánea. Como Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio valoramos este reconocimiento a quien, en sus 60 años de trayectoria, ha abordado desde el arte conceptual temáticas centrales de nuestra sociedad y cultura”.
La muestra Soñar el agua. Una retrospectiva del futuro (1964-), estará disponible en el Museo Nacional de Bellas Artes entre el 11 de mayo y el 3 de septiembre.
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