Los primeros 10 minutos del documental Brava (TVN) son tan dramáticos como conmovedores. En rigor, hace muchos años que una figura del espectáculo chileno no se mostraba en un estado tan descarnado.
Armado como si se tratara de flashazos de imágenes, de secuencias que van y vienen, casi la totalidad de ellas capturadas a través del celular, la primera parte del registro da cuenta de cómo Claudia Conserva (49) ha enfrentado desde junio del año pasado un cáncer de mama triple negativo, uno de los más agresivos.
Ahí se muestra a la conductora ingresando a la clínica –como si se tratara de un sueño que se repite una y otra vez-, rapándose su cabellera, recibiendo medicamentos a través de inyecciones, sucumbiendo en llantos, susurrando canciones de Sinéad O’Connor y repitiendo frases que ilustran el complejo trance. “Me volví loca. Desaparecí. Me morí en vida. Morí. Yo me morí”; “ya no sé qué hacer. El sol. El calor. Ya no tengo pestañas, no tengo cejas, me molesta la luz”; y “siento que soy infinitamente más infeliz que antes” son parte de las palabras que expresa.
También hay espacio para su esposo, Juan Carlos “Pollo” Valdivia, otra parte central del relato y quien ha servido de apoyo fundamental en este período. “En un momento la vi pálida, durmiendo, sin cejas, ni pestañas, y pelada, muy pálida, ojerosa. Tú dices ‘cresta, ¿va a salir de esto…?’ La perdí. No sabís si va a despertar”, revela el también conductor.
Las imágenes de corte doméstico –en su residencia, en la clínica, en el traslado hacia sus tratamientos- le otorgan un acento más crudo, cercano y espontáneo al documental, sin la solemnidad de momentos preparados o subordinados a un guion. Paula Ovalle, productora ejecutiva de ficción y formatos de TVN y quien fue parte fundamental del montaje del proyecto –se conoció con Conserva cuando esta integró el matinal Buenos días a todos, hacia 2013- recalca que ese fue precisamente el trasfondo de la iniciativa: realizar un formato diferente que pudiera transmitir con exactitud lo que experimentaba Conserva.
Para ello, reviso cerca de cuatro a cinco horas de material grabado en el celular de la animadora. En mucho de ese contenido, ella se grababa sola, a escondidas, sin la presencia de nadie de su familia.
“Cuando me propone hacer este documental, nos juntamos en su casa, dos a tres noches a conversar. Me contó todo el proceso. Después me mostró las imágenes. Me pedía mi opinión, me decía y preguntaba ‘¿crees tú que pueda ayudar en algo, que esto no sea hacerlo por hacerlo?’ Su idea principal era que le gente, tras verlo, tomara conciencia de lo que significa el cáncer, se realizara los exámenes correspondientes, viera que esto le puede pasar a cualquiera, incluso sin antecedentes familiares. Ese es el propósito número uno de esto”, describe Ovalle.
Luego sigue: “El 80% es material de celular y eso le da una honestidad inmensa al relato. Ella entregó todo sin filtro, no me censuro nada, me dijo ‘ocupa lo que necesites’, porque se desnudó sin caretas ni maquillajes. Es muy emocionante lo que se muestra”.
Distintas fases
En efecto, lo que se muestra parte con distintos momentos del tratamiento que ha seguido Conserva, pero luego Brava adquiere un rumbo cronológico.
La animadora se sitúa en ese viernes de junio en que va a la clínica con el objetivo de realizarse el examen de rutina de siempre, pero esta vez le detectan sombras sospechosas en una mama. Le advierten que existe una posibilidad cierta de padecer cáncer y le sugieren contactar de inmediato a profesionales especialistas en el caso. Conserva llega a su casa y se encierra en el baño. Le cuenta al “Pollo” Valdivia y ambos se percatan que sólo minutos después deben estar al frente de sus respectivos espacios televisivos, MILF (TV+) y Toc show (TV+).
A partir de ahí, empieza a surgir la idea de registrar casi todos los momentos que tendrá el duro proceso de enfrentar un cáncer de mama. Días después, el diagnóstico ya es definitivo. “Cuando te dicen el diagnóstico, pasas por todos los procesos. Escepticismo, incredulidad, pasas por un estado de shock, de negación, ‘esto no nos puede estar pasando’. Y cuando te das cuenta que sí, que te está pasando, y que lo que se viene es muy duro, uno se derrumba. Hay sentimientos que te van carcomiendo y te van minando. Por un lado, te tienes que sentir seguro y firme; y por otro, sientes que todo se cae a pedazos. Es bien complejo”, admite Valdivia en el documental.
Muchas secuencias están centradas en las sucesivas quimioterapias que se debe realizar. Antes de materializarlas, Conserva dice sentirse una “vikinga” y se pliega al cuerpo “tatuajes” adhesivos que retratan su fuerza para hacer frente al momento. De ahí surge la etiqueta de “brava”. “Dejé de trabajar. Tenía que sanarme de este cáncer y abandonar mi vida antigua. Lo primero que comunique es que dejaba de trabajar… no más estrés”, dice la comunicadora.
Tras la primera quimioterapia, hay atisbos de alegría, optimismo, de ganas relucientes por doblegar el panorama. Hay bocanadas de esperanza entregadas por su hermana, Francesca Conserva, por sus mascotas o por el ejercicio físico (“estoy como tuna y feliz”, advierte frente a la cámara). Para Ovalle, mostrar esa dualidad también fue clave: según ella, quienes atraviesan por enfermedades graves, exhiben estados de ánimo distintos y transitan como un péndulo por diversas formas de mirar la vida.
“No queríamos hacer un documental de sólo pena, dolor, desgano y miedo. Queríamos mostrar los distintos temperamentos por los que pasa la gente con enfermedades complejas. La realidad es así. Hay instantes súper esperanzadores y otros con mucho miedo y soledad. Me parece que eso puede identificar a muchas personas”, argumenta la productora.
Pero tras las restantes quimioterapias, también viene días donde todo se torna más incierto y sombrío. Donde aparecen las náuseas o la caída del cabello. “Estoy agotada, cansada de tener cáncer. Han sido días tristes, quizás tengo depresión (…) No soportaría que esto le pasara a mis hijos, no me gusta verlos sufrir”, es parte de uno de los pasajes más sobrecogedores.
Para Ovalle, ahí fue esencial mostrar el apoyo de la familia. “Al final, lo importante de todo esto es con quien te rodeas, la familia, los amigos, quienes te ayudan a sentirte mejor”, define.
Además, cuenta que, en un principio, cuando planeaban el bosquejo de Brava, también surgió la conversación en torno a las críticas que podía despertar. “No sentimos temor por algo, sólo que podían calificarlo como ‘morbo’, es una crítica que hemos visto y que puede seguir existiendo. Pero al final es un registro que tiene un valor periodístico, documental y de servicio público, que puede ayudar a que las personas se hagan el examen cuando corresponda y eso puede salvar vidas. Si una mujer logra eso, tras el documental, creo que es un objetivo cumplido”.
Brava se estrena esta noche a las 22.45 horas a través de TVN. Son tres capítulos que se emitirán los jueves en el mismo horario.
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