Además de ser una leyenda y de constituirse como parte medular de la arquitectura sónica de The Smiths, Andy Rourke al parecer era un tipo afable. Con apariencia fría, pero en el fondo desprendido y cercano. Así lo atestiguan varios fanáticos chilenos que compartieron alguna vez con él, en particular en 2012, cuando vino como DJ a una fiesta en el club Subterráneo: desde su caseta, el fallecido bajista compartió fotos, risotadas, saludos y autógrafos.
Su actitud fue la misma en otras latitudes donde ejerció ese rol fiestero. Así también lo certifica Mauricio Durán, guitarrista y compositor de Los Bunkers, quien en su libro de memorias Canción para mañana comparte una anécdota singular: “Estaba en una fiesta cuando corrió la voz de que Andy Rourke, el bajista de The Smiths, llegaría a echar unos tragos”, parte narrando el chileno, situándose en un encuentro en el departamento de un amigo en México, Pepe Casanova.
Luego sigue: “Al final de la fiesta tuvimos la oportunidad de compartir un poco con él pese a que en un principio se veía muy distante y el productor del evento, Dann Kalter, nos había advertido que no quería hablar con nadie. Pero en un momento en que salió afuera, Francis se sentó a su lado y logró romper el hielo: ‘James Jamerson, Paul McCartney… and you’, le dijo. Obviamente, le tocó la fibra. ‘Wow, thank you man!’, contestó. De ahí en adelante, el tipo se relajó y se puso súper sociable”.
Al día siguiente, según escribe Durán, el británico no tenía muchos planes. Entonces su promotor le dijo que fueran nuevamente a la celebración de Casanova. Y ahí llegaron. Rourke se acercó de inmediato al grupo encabezado por Durán y sus cercanos.
“Hablamos unos minutos sobre el set de la noche anterior y después de un rato alguien preguntó si había drogas. Trejo metió la mano en el bolso anterior de su abrigo y sacó una especie de estuche desplegable que parecía un minimarket de hierba, sustancias y píldoras”, rememora el músico.
Luego sigue: “Rourke comenzó a preguntar qué era cada cosa hasta que se decidió por una pastilla de éxtasis. La partió en cuatro y sin preguntarnos la ofreció entre los presentes. Yo pensé: ‘bueno, si no es ahora, no me voy a drogar nunca con uno de los Smiths’. Puede parecer una tontería, pero cada quien elige sus batallas. Algo parecido me pasó después de telonera a Oasis, en el Velódromo del Estadio Nacional. Estábamos en el camarín de Noel Gallagher cuando alguien sacó un porro gigante. Yo estaba pasando por un período en que no fumaba nada de marihuana, pero pensé: ‘bueno, ya que estamos en estas…’. Así que con Andy chocamos los pedacitos de éxtasis como quien hace salud con piscolas”.
El guitarrista de Los Bunkers dice que el inglés no se mantuvo particularmente animado con la música que el DJ disparaba, salvo cuando fue el turno de Drive my car, de The Beatles, , donde lanzó un “¡Wooooow!”.
También, Rourke le comenzó a preguntar por el terremoto de Chile de febrero de 2010, el que había sucedido hace escaso tiempo. “Se mostraba muy interesado en el tema. Decía que venía de un lugar donde no temblaba nunca, así que pasamos la noche charlando. Yo le preguntaba por nuevas bandas y él por mis familiares”.