Muere Tina Turner, la gran voz del soul y el rock and roll
La cantante tenía 83 años. La noticia fue confirmada por su representante. Su legado exhibe a una artista que fue sin problemas desde la sutileza del soul al tono áspero del rock, además de lidiar desde sus inicios con una vida privada volcánica que definió su trayectoria y su forma de presentarse en los escenarios.
Tina Turner ha muerto. La noticia ha sido comunicada por su representante en declaraciones recogidas por Sky News y The Telegraph, que ha dicho: “Tina Turner, la ‘Reina del Rock’n Roll’ ha fallecido hoy en paz a la edad de 83 años tras una larga enfermedad en su casa de Küsnacht, cerca de Zúrich, Suiza”.
“Con ella, el mundo pierde una leyenda de la música y un modelo a seguir. Habrá una ceremonia fúnebre privada a la que asistirán familiares y amigos cercanos. Respete la privacidad de su familia en este momento difícil”, comentó el representante.
La cantante sufría un cáncer intestinal, diagnosticado en 2016. Había recibido un trasplante de riñón en 2017.
Tina Turner nació como Anna Mae Bullock el 26 de noviembre de 1939, en Nutbush, Tennessee, EE. UU. Se hizo famosa a principios de los años 60 como cantante de la banda Ike & Tina Turner, donde participaba con su esposo, en un célebre tándem tan volcánico en escena como en la vida privada.
Pero luego alcanzó el éxito mundial como solista. Fue su transformación en una figura trepidante y con una voz desgarrada -el mayor síntoma de un universo íntimo sufrido- lo que la llevó a conquistar la atención de todo el mundo.
Con su música y su vitalidad inagotable, Tina Turner emocionó a millones de fanáticos e inspiró a muchos artistas de las generaciones posteriores. Éxitos mundiales como What’s Love Got To Do With it, Private Dancer y The Best, más de 180 millones de álbumes vendidos, 12 premios Grammy y más de tres décadas de giras por estadios con entradas agotadas en todo el mundo, son sólo parte de su legado. Su retiro de la música sucedió en 2013, con 73 años.
Pero antes, contó casi cinco décadas en la primera línea del pop global.
Los inicios difíciles
Como toda buena leyenda, sus inicios son complejos, sufridos, turbulentos, pantanosos. Es abandonada por su madre y su padre cuando era una adolescente, lo que la obligó a vivir con su abuela.
“Me trajeron al mundo en un sótano sin ventanas relegado a la maternidad de mujeres de color en el hospital del condado. Mi madre, Zelma, era cariñosa con mi hermana, pero conmigo era distinta. Yo sabía que nunca me había querido. Esa es una carga pesada para una niña pequeña”, escribió en sus memorias.
Residiendo en St. Louis, encontró trabajo como auxiliar en el Hospital Barnes-Jewish, con la esperanza de ser titular de enfermería. Sin embargo, todo fue infructuoso y no encontró opciones.
Fue ahí cuando se le prendió la luz de continuar otro camino: la música. Las presentaciones en vivo. Los shows. Junto a su hermana Aillene, empezó a frecuentar y actuar en clubes nocturnos. Fue mientras asistía a Manthattan Club, un club nocturno en el área de East St. Louis, que la vio Ike Turner y su banda, Kings of the Rhythm. El flechazo fue inmediato. En sus memorias, la cantante reveló, a cambio, haber quedado asombrada con el talento vocal y los dotes interpretativos de quien después se transformaría en su esposo.
Su fichaje en Kings of the Rhythm quedó resuelto casi de inmediato. El baterista de la agrupación le entregó un micrófono a Tina y ella hizo lo suyo, dejando al público deslumbrado en el primer show. Eso sí, se presentaba bajo un seudónimo: la conocían como Little Ann. Pero le duró poco.
Su debut como Tina Turner fue en el sencillo A fool in love en 1960, como parte precisamente del dueto Ike & Tine Turner. Desde ahí se impuso un estilo compartido que perpetuarían como marca de fábrica: la pareja transitaba entre la sutileza comedida del soul y el acento áspero del rock and roll, quizás como una forma también de balancear sus respectivas personalidades.
O quizás no. Porque en escena, Tina era una verdadera catarsis sexual, alguien que sufría las interpretaciones, que las actuaba con desmesura, como una forma de gritar de modo camuflado todos los conflictos que se anidaban en un matrimonio abusivo. Era la manera que tenía de expresar su rabia. Para una mujer, sobre todo negra, era una actitud atípica, casi insolente en esa época.
Ike & Tina Turner cubría distintos registros, lo que dio pie para una serie de éxitos de gran envergadura, como River Deep – Mountain High, Proud Mary y Nutbush City Limits, una canción que ella escribió. Antes, Turner ya daba sus primeros pasos en solitario: lanzó un tema llamado Too Many Ties That Bind, editado en 1964 por el sello Sonja Records, propiedad del propio Ike.
En 1965, el afamado productor Phil Spector asistió a un espectáculo de Ike y Tina en un club y los invitó a aparecer en la película The Big T.N.T. Mostrar. Impresionado por su actuación, Spector se ofreció a producir a Tina, quien grabó el inolvidable hit River Deep - Mountain High, que se lanzó en 1966 en el sello discográfico Spector’s Philles. El éxito de la canción en el Reino Unido les dio un lugar de apertura en la gira de los Rolling Stones en 1966.
Ahí hubo un feedback mutuo: Mick Jagger ha dicho en muchas oportunidades que diseñó su manera de cantar y de presentarse en un escenario -salvaje, indómita, acrobática- imitando muchos gestos de Turner. No fue el único. Elton John o The Who también invitaron a la dupla a sus conciertos, maravillados con la estampa de la vocalista.
En Estados Unidos también acompañaron a los Stones en 1969, lo que les valió más apariciones en programas de TV, como The Ed Sullivan Show, y variadas nominaciones a los premios Grammy. Con tal nivel de celebridad, el arrastre se amplificó, lo que los llevó a diversificar el repertorio, reviviendo composiciones de The Beatles o Creedence Clearwater Revival.
Pero la cima que habían alcanzado se derrumbó de un momento a otro. A principios de los años 70, Ike lidiaba con una fuerte adicción a la cocaína. En un camino a un espectáculo en Dallas, ambos se pelearon y el cantante terminó golpeando a su esposa. Fue el ejemplo elocuente de un historial de violencia doméstica progresivo que Turner siempre acusó como el detonante de la debacle de la banda. Suspendieron todos sus conciertos y se separaron.
En 1978 se confirmó su divorcio por “diferencias irreconciliables”, después de 16 años de matrimonio. La tortura física y psicológica que le propiciaba Iker Turner le llevó a un intento de suicidio.
Ruta en solitario
Pero Tina no se quedó de brazos cruzados, pese a la inestabilidad de su mundo personal y a quedar casi en la bancarrota tras separar aguas con su ex esposo. Apuntalada por su fuerza interpretativa, su carisma y por una versión del soul mucho más descarnada que contemporáneas como Aretha Franklin, armó una carrera en solitario que incluso le dio mejores dividendos y un destino favorable.
En 1983, fue contratada por Capitol Records. Su primer sencillo fue una versión del clásico de Al Green, la inmortal Let’s Stay Together, que entró con fuerza en las listas un año después. Su segundo sencillo fue What’s Love Got to Do With It (¿Qué tiene que ver el amor con eso?), con el que se mantuvo tres semanas en el número uno, convirtiéndose en unos de los hits del año. En la FM chilena, el track también cubrió el dial de esa temporada y sonó como representación máxima de retorno y resurrección.
Esta canción se entendió como alusiva a su pasada relación con Ike Turner, si bien su video musical no lo reflejaba claramente. De todas formas, el sentido real de la canción quedó claro porque su título se utilizó para una película biográfica de 1993, donde Angela Bassett encarnaba a Tina.
Es más: la intérprete nunca estuvo muy convencida del potencial de ese hit. Creía que era una canción menor y que se iba a vincular de manera muy burda a su frustrado matrimonio. Sin embargo, su mánager, Roger Davies, pronosticaba lo contrario y la incitó a igual registrar el track. Fue todo un acierto y una conquista.
De hecho, en 1984, la revista Ebony la puso en su portada para hablar del “triunfal regreso a la música de una artista inigualable”.
Private dancer e I can’t stand the rain también fueron éxitos desprendidos de esos años. Se notaba que había cambiado su sonido, ahora empaquetada entre sintetizadores y cáscara más popera. Aunque su estilo huracanado no había variado un ápice.
En pleno apogeo, la cantante aceptó representar el papel de Aunty Entity en la película Mad Max Beyond Thunderdome, protagonizada por Mel Gibson. Por su actuación ganó el premio Image por Mejor actriz de cine, además de haberse llenado de críticas positivas. Por su parte, el filme recaudó mundialmente más de treinta millones de dólares. Turner contribuyó con dos canciones para su banda sonora: We Don’t Need Another Hero y One of the Living, que se convirtieron en éxitos simultáneos e inmediatos.
Fines de los 80 y parte de los 90 los dedicó a administrar su catálogo y realizó diversas giras por el mundo, todas de éxito colosal. En 2000, anunció que tenía ganas de bajar el telón y retirarse de la música. Eso sólo sucedió en 2013, luego de 54 años de carrera artística. Además, renunció a la nacionalidad estadounidense para transformarse en una ciudadana suiza.
Su muerte eleva un legado irrepetible, como una intérprete que fue sin problemas del soul al rock and roll, del pop al cine, lidiando con una vida privada incendiaria. Al final, quizás todo se resume en el nombre de la biografía que editó en 2021: La felicidad nace de ti.
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