“No tengo ningún mérito”, dice relajado. Como si no le costara quitarse los elogios que le han significado ser uno de los autores superventas en idioma castellano. Para el periodista y escritor español Juan José Benítez (76), la única gracia que él tuvo al publicar los volúmenes de la saga Caballo de Troya, es haber tenido el ojo de tomar un precioso material que le llegó.
“Hace 40 años recibí una información y lo que he hecho es simplemente limitarme a transcribir esa información. Un mayor del Ejército de Estados Unidos habría viajado en el tiempo para conocer a Jesucristo. Eso es lo que aparece en los diarios, fue lo que yo recibí. Yo no pude comprobar si ese viaje en el tiempo había sido o no real. Lo que sí hice fue intentar verificar las informaciones que aparecían de tipo técnico, científico, etcétera. Y hasta donde yo pude comprobar, eran correctas”, narra el mismo Benítez a Culto en un hotel del sector oriente de la capital.
Pero ya no habrá más. Se acabó. Planeta acaba de publicar el último volumen de la saga, Caballo de Troya 12, en que el mayor estadounidense está en el año 27 de nuestra era, siguiendo los pasos del nazareno quien visitó el Templo de Jerusalén para hacer una lectura. “Sus palabras son consideradas como una blasfemia y empiezan los problemas para el Hijo del Hombre. Jesús califica a los sacerdotes de corruptos. Es el principio del fin de la carrera del Galileo”, se lee en la introducción. Sus palabras enfurecen a los miembros del Sanderín, quienes ordenan su arresto, y ello lo obliga a escapar. El mayor sigue a Jesucristo en la huida junto a los apóstoles.
Como en los otros volúmenes, acá se nos presenta la figura de un Jesucristo hombre, y no tanto el de la divinidad. Lo vemos bañándose y chapoteando en el agua junto a los discípulos, enfrentando a una bruja que lo quiere hechizar por considerarlo culpable de la matanza de los inocentes, ordenada por Herodes. Aunque pasa la mayor parte de su tiempo reflexionando.
Y esto, como decíamos, es lo último que leeremos de la saga. “Lo que pasa es que no había más información. Cuando no tienes más información. Pues se terminó”, comenta Benítez sin inmutarse.
¿Cómo fue usted trabajando esta información que le llegó?
Se lo di a traducir desde el inglés a cuatro traductores por separado. Y cuando yo comprobé que las cuatro traducciones eran prácticamente idénticas, lo que hice fue una transcripción al castellano. Por eso digo que yo no tengo mucho mérito en los caballos de Troya.
¿Y qué siente al cerrar esta saga que le ha dado tanto éxito?
Bueno, por un lado, alivio. Alivio porque han sido muchos años. Ha sido un esfuerzo importante y, como te decía, antes de empezar a publicar los libros yo he tenido que saber si aquella información era correcta. Hice 15 viajes a Israel y a otros lugares del mundo para confirmar si esa información era correcta. Entonces, por un lado, sientes alivio. Se ha terminado. Ahí está. Ahora son los lectores los que tienen que que juzgar si les interesa o no. Yo sigo con las investigaciones de otros temas.
¿Cómo la saga Caballo de Troya lo ha tocado a usted en lo personal?
Me ha cambiado la forma de pensar no solamente respecto a la divinidad o a Jesús de Nazaret, sino la forma de pensar en lo que es la vida cotidiana, en lo que es la forma de vivir.
¿Cómo así?
Bueno, yo no soy religioso, no pertenezco a ninguna religión, pero creo firmemente en la existencia de un padre azul, de un Dios benéfico. Y cuando pones en práctica lo que te están diciendo en los caballos, abandonarse, por ejemplo, a la voluntad del Padre Azul, pues la vida transcurre de una manera mucho más positiva y mucho más agradable. Eso a mí me ha beneficiado en el día a día.
Respecto a Jesucristo, ¿cambió su visión de él después de Caballo de Troya?
Bueno, yo fui educado en la religión católica por mi familia y tenía una idea de Jesús de Nazaret como un juez o un fiscal castigador allí en las alturas y muy lejano. Cuando yo recibo la información y la leo, me encuentro con un Jesús de Nazaret mucho más cercano, más próximo, más humano, más amigo, que no es un fiscal, sino que es un personaje. Para mí, es un Dios capaz de hacer prodigios y milagros increíbles y sobre todo, que trae un mensaje de esperanza para la gente. Mensaje que luego es enterrado por los discípulos y sigue enterrado.
¿Y por qué cree que se enterró ese mensaje?
Pedro y los discípulos eran judíos. El mensaje de Jesús hablaba claramente de que todos los seres humanos son mentalmente iguales o espiritualmente iguales. Por tanto, ese mensaje no vendía entre los judíos, porque la mujer no era igual que el hombre, ni el rico igual que el pobre, ni el esclavo era igual que el hombre libre. Entonces Pedro y los discípulos se encontraron con una enorme dificultad para trasladar el mensaje principal al pueblo judío. ¿Y qué hicieron? Enterraron el mensaje principal y se centraron en la resurrección. Así crearon una religión a propósito de la figura de Jesús. Y así sigue.
En este libro aparece el tema de la Estrella de Belén. Me gustaría saber cómo usted se documentó sobre el asunto.
Antes de que antes de que aparecieran los caballos, yo había escrito un libro que se titula El ovni de Belén. Hice un análisis exhaustivo de todas las posibles explicaciones de la estrella y resultó que todas las interpretaciones eran negativas. No podía ser una conjunción planetaria, porque una conjunción dura dos o tres días como mucho, y una conjunción no puede guiar una caravana. El viaje de los Reyes Magos fue de tres meses y de día, no de noche. Ellos no viajaban de noche. No pudo ser un cometa porque un cometa tiene una duración en el cielo, como mucho de una semana. No puede guiar a una caravana. Conclusión: si fue verdad, tuvo que ser algo manejado inteligentemente que llevara a esa caravana a lo largo de tres largos meses hasta Belén. En esa época, hace 2.000 años, que sepamos, no volaba nadie. Por tanto, lo que ellos vieron tenía que ser un OVNI, una nave.
En esta entrega explora la relación de Jesús con la secta judía de los esenios. Un tema que ha sido tratado por historiadores. Incluso da cuenta de las diferencias de Jesucristo con ellos. Entonces, ¿es posible que Jesús no fuera efectivamente un esenio?
Efectivamente, no lo era. Muy probablemente, los esenios conocieron a Jesús ¿Por qué? Pues porque Jesús empezó a arrastrar a las masas. Empezó a curar a la gente. Y los esenios estaban muy preocupados por la llegada de un profeta. Un maestro que además iba a curar a la gente. Pero yo pienso que Jesús no fue esenio porque la secta de los esenios tenían una serie de normas que no se corresponden con lo que hizo y con lo que pensaba Jesús. Por ejemplo, ellos exigían entre alrededor de dos años de prueba para entrar en la secta, Jesús nunca pidió a nadie dos años de prueba ni nada; Los esenios odiaban a las mujeres, Jesús no las odiaba; Los esenios aborrecían a los enfermos, Jesús no los aborrecía. Leyendo los caballos de Troya, yo calculé que hubo entre 30 y 35 grandes diferencias entre Jesús de Nazaret y los esenios.
Para usted, cómo ha sido lidiar con el éxito de Caballo de Troya?
Yo afortunadamente soy periodista. Bueno, ya no, porque ya me jubilé. Pero el periodismo te vacuna contra el éxito. El éxito para mí siempre ha sido un malentendido y primero no me interesa; segundo, no me preocupa; y tercero, no me he enterado nunca de que podía tener éxito. Si me dice la editorial ‘oye, pues se han vendido muchos ejemplares, etcétera’, es un asunto que me resbala. Creo que hay cosas mucho más importantes que el éxito.
¿Cómo ha sido su relación con la Iglesia Católica en estos años respecto a la saga?
Al principio, tuve una relación muy mala, muy tensa. Me difamaron, me calumniaron. Creo que no entendieron de qué iba. Se creó un conflicto, me criticaron, me crucificaron, hubo curas que subieron a los púlpitos pidiendo quemar mis libros, etcétera. Hoy, afortunadamente, la sociedad ha cambiado. La religión no tiene tanto poder, por lo menos la católica. Por los caballos de Troya me llamaron Satanás. Y yo realmente creo que Satanás sería alguien que niega la divinidad de Jesús de Nazaret, cosa que no ocurre en los caballos. Se defiende la divinidad. Pero bueno, yo lo entiendo porque ellos defendían su negocio. La Iglesia, como todas las religiones, es un negocio. La Iglesia no la fundó Jesús de Nazaret, la fundaron los hombres. Los seres humanos crearon con el paso del tiempo una institución que necesitaba jerarquías, que necesitaba dogmas, que necesitaba una serie de elementos para sostener esa estructura. Pero no fue fundada nunca por Jesús de Nazaret, ni se le pasó por la cabeza. Y hay una serie de frases y de textos en los evangelios canónicos que han sido manipulados de acuerdo con los intereses.
Me gustaría preguntarle, ¿qué piensa usted de la inteligencia artificial?
Me parece un progreso interesantísimo que puede dar frutos muy interesantes. También depende de cómo se utilice, claro, que es propio de una sociedad que está en permanente evolución y que está consiguiendo logros técnicos y científicos muy interesantes. A mí me parece muy bien que se vaya desarrollando la inteligencia artificial y lo que quieras, pero la sociedad tiene todavía un camino muy largo por recorrer. Si no, ¿por qué tenemos una guerra ahí detrás (en Ucrania)? Porque somos unos cavernícolas. No hemos aprendido casi nada.