Una mirada integral sobre la naturaleza, su trascendencia y omnipresencia. Esto es lo que queda relevado en Textos sobre Naturaleza, novedad editorial de Ediciones Libros del Cardo. A cargo de la editora y poeta Gladys González en la investigación y selección, el volumen recoge cartas, fotografías, ensayos y poemas de Gabriela Mistral, que evidencian su postura y afección sobre este ámbito.
Solicitud de libros sobre flora de Chile a sus amigos para envío a su trabajo consular, un diploma de 1956 de la Sociedad de Amigos del Árbol que la declara miembra honoraria por su “obra meritoria y destacada por largos años a favor de la naturaleza”, un artículo sobre la deforestación de la Patagonia y apuntes que recalcan la importancia de educar en el ámbito de la agricultura, son solo parte de este compilado.
Como releva la editora e investigadora Gladys González, “es importante mostrar otras facetas de las mujeres escritoras, que problematizan el rol que se les ha asignado. La rebeldía es un elemento vital para escribir y muchas veces la parte intensa o política se ve sesgada y mermada por rumores, estereotipos y prácticas colonizadoras. Gabriela Mistral tiene una honda conexión con la naturaleza, no sólo desde el paisaje y la remembranza, sino también desde la búsqueda de un saber colectivo y de una espiritualidad en constante aprendizaje y mutación”.
“Otra cosa me niego aprender: El desprecio de árboles”
En todos los textos, Mistral revela la superioridad y trascendencia de la Naturaleza. Por ejemplo, en los versos que forman parte del Decálogo del artista señala: “De toda creación saldrás con vergüenza, porque fue inferior a tu sueño e inferior a ese sueño maravilloso de Dios, que es la Naturaleza”.
Frase similar a la que escribió en un artículo de un periódico de Coquimbo: “Dios era naturaleza”, que le costó la censura de la época por el cura y capellán Ignacio Munizaga, lo que le impidió ser aceptada en la Escuela Normal de La Serena. Según las palabras de la propia Mistral: “Yo había escrito un artículo que decía que ‘la naturaleza era Dios’. A causa de aquella frase pagana el capellán de la Normal dijo en consejo de profesores ‘Esta niña es naturalista’ y pidió que yo no fuera admitida”. Esto le impidió titularse, oficiando como secretaria en el Liceo de Niñas de La Serena, posteriormente trabajando en las Escuelas de Cerrillos y la Cantera, iniciando un largo peregrinaje durante toda su vida.
Al respecto, Gladys González explica que “Gabriela Mistral es un ejercicio de porfía, a pesar de ser rechazada, calumniada y humillada siguió sus instintos y el camino que trazó para sí misma. La claridad respecto de su propia senda, a pesar del evidente dolor y del nomadismo, nos muestra su ética hacia quienes necesitaban el eco de una voz. Una luz en un mundo tan violento es pura fascinación y aprendizaje”.
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