Alberto Plaza (61) asegura que pocas veces había experimentado lo sucedido el pasado sábado 17 de junio en su show en el Movistar Arena de Santiago.

“Fue algo que no he sentido muchas veces en mi vida en un escenario. Creo que la última vez fue en Bogotá, cuando celebré mis 25 años de carrera”, reafirma en conversación vía telefónica con Culto.

Luego explica: “Fue un flujo de profundo amor, de admiración, respeto y cariño. De repente sentí una paz indescriptible, una comunicación con el público muy difícil de describir con palabras. No es una emoción en la que uno quiere llorar, sino que todo lo contrario. Es una paz y una sensación de serenidad total”.

El cantautor acota que alcanzó tal estado porque no era un espectáculo fácil. Aunque es dueño de algunos éxitos indiscutidos del cancionero nacional, como De tu ausencia o Bandido, desde hace años su figura despierta una alta animadversión en redes sociales y cada cierto tiempo se ve envuelto en duras polémicas a partir de las opiniones que entrega referidas a la contingencia política (por ejemplo, ha apoyado al excandidato presidencial José Antonio Kast). Incluso, dice que para este recital había “una intención maligna para que me fuera mal”.

Uno de los comentarios más recurrentes en plataformas apuntaba a que la ticketera que vendía entradas mostraba un plano con el recinto sólo habilitado en la mitad de su capacidad, o sea, con un aforo menor al habitual.

Pero la fricción no sólo fue previa. En los días posteriores, el músico replicó a una usuaria de Twitter que publicaba la imagen de un Movistar Arena repleto, donde decía “lleno total en el concierto de Alberto Plaza”, aunque luego se descubrió que la foto pertenecía a un concierto del dúo Sin Bandera, acontecido un día antes. Algunos acusaron al hombre de Que cante la vida de difundir una imagen falsa y de mentir sobre la convocatoria de su espectáculo.

“Siento que este show venía precedido de tanta resistencia. Había tanta intención maligna detrás de que me fuera mal, de que todo saliera mal, que era complicado enfrentarlo. El productor estaba haciendo una jugada mayor; Claudio Castro, de Freetime Chile, hizo una apuesta muy grande. Porque apostar a un escenario de ese tamaño, de esa envergadura y de esa tradición, por mí, es una gran apuesta. Entonces, pienso que venía precedido de nuestra intención de hacer algo muy lindo, como resultó ser, pero también de una contra intención muy fuerte”, asegura.

-¿De quién viene eso que usted llama “intención maligna”?

No conozco a las personas que la transmiten, porque muchas veces son anónimos que lo hacen por Twitter. Pero hay mucha energía negativa intentando destruirme. Yo sentía que también el público quería que esto fuera un éxito, era un sentimiento compartido entre ellos y yo, entre el público y yo, lo sentimos todos como un triunfo muy grande. No era sólo un triunfo mío. Y así lo siento yo también. Entonces, era una celebración de que esto haya resultado bien para todos.

-¿Sintió que le doblegó la mano a lo negativo que muchas veces usted genera, sobre todo en redes sociales?

Lo que pasa es que nuestro país ha vivido tiempos tan convulsionados, de tanta confrontación, que la gente lo único que quiere es encontrar espacios de serenidad, de paz, de amor. Entonces, yo siento que esto ofreció ese espacio. Y yo lo estoy viviendo en esta vuelta por Chile de una manera muy especial. Yo no pensaba encontrarme con tanto cariño de la gente en la calle, por ejemplo. En el aeropuerto, en el hotel. La gente que me para para sacarme fotos, para felicitarme, para decirme que siga adelante, porque lo que he dicho o hecho en el último tiempo representa a un sector importante del país y me reconocen valentía en eso.

“Yo reconozco valentía, es cierto. Pero reconozco también integridad de principios en lo que yo creo y en lo que yo soy. Como uno está convencido sanamente de que lo que hace es lo correcto, entonces evidentemente el actuar va en consecuencia, y apareces como valiente en tiempos de mucha agresión”.

-¿En la calle se encuentra a veces con esa mala onda o con gente que lo insulte?

Nadie, ni una sola experiencia en ese sentido. Todo hasta este minuto ha sido absolutamente positivo, es una maravilla. Es muy lindo.

-¿Dónde nace esta resistencia, entonces? ¿En redes sociales, en gente anónima?

Ahí es donde la percibo. Y también en medios de comunicación que me tienen cancelado, muchos medios de comunicación que ya no me reciben o ya no me entrevistan, medios que antes me abrían sus puertas, hoy me las cierran. Pero es parte de la vida de alguien que se decide a hablar e ir en contra de la manada. Lo tomo con total responsabilidad, lo asumo, lo supe siempre, desde que empecé a mostrar mi punto de vista con claridad y no es algo que me tome por sorpresa, en absoluto.

-Según usted, el hecho de mostrar su pensamiento político y sus principios, ¿ha generado ese odio a su figura que está comentando?

Es una consecuencia de mostrar un pensamiento con total claridad y un pensamiento que no está de acuerdo con la manada o con el flujo del río. Ahora, Chile se está moviendo, respira, el pensamiento de la gente va de un lado a otro, lo que en un momento fue el pensamiento muy radical de un lado, después se vuelve hacia el centro y se va al otro lado, el país empieza a sacar la voz… en fin. Yo creo que tiene que ver un poco con lo que está pasando en nuestro país, un estado de confusión.

-Dice que su opinión no está de acuerdo con el flujo del río. Me imagino que se refiere en términos artísticos, ya que no es lo habitual que un artista piense en términos políticos como usted.

Se ve extraño en lo público, pero en lo privado tú te encuentras con muchos artistas que tienen un pensamiento similar. Lo que pasa es que no tienen tanta valentía o no tienen la decisión de salir a hablar. Y yo no los culpo ni los juzgo. Yo no juzgo a nadie. Cada uno tiene su propia historia, cada uno carga su propia cruz y cada uno sabrá cuándo puede hablar, y si quiere o no quiere. Y yo digo lo que yo pienso.

“Evidentemente, en el mundo artístico, en la música como en las otras artes, salir a hablar en contra de una corriente del río, es ponerte al margen de todo. Y eso tiene consecuencias”.

-Cuando usted empezó a exponer su punto de vista, ¿tenía claro las consecuencias que podía traer?

O sea, no tuve temor de ser cancelado. Predije, intuí o supuse, o predije correctamente que iba a ser cancelado. Eso no significa que haya tenido temor. Uno decide tomar un camino en la vida, y si ese camino tiene algunos costos, evalúa uno y dice: vamos a ver qué significa esto.

“Ahora, hay datos por delante, objetivos y estadísticos. A mí, desde donde más me escuchan, en Spotify y en YouTube, es desde Chile. La ciudad desde donde más me escuchan en el continente, siendo que yo viajo por todos los países cantando, es Santiago de Chile. Es decir, yo tengo una audiencia bastante grande que se extiende por todo el continente, pero Chile sigue siendo el país desde donde más me escucha. Esto quiere decir que hay mucha gente que me escucha, pero no se atreve a salir a hablar. Y a lo mejor en tiempos de mayor violencia, como se vivió en este país, no se atrevían a ir a un concierto mío, porque no se atrevían a mostrarse”.

“Pero hoy eso ha cambiado. Hoy se está volviendo a una mesura, más al centro, el país puso una raya y dijo ‘hasta aquí no más llegamos, de aquí no hay que pasar, porque o si no esto se va a deteriorar mucho’. Entonces, yo analizo desde todos los ángulos, no sólo desde el demente que escribe en Twitter, porque esa no es una señal. El bot de Twitter, o el demente o el psicótico o el anónimo que no se atreve a dar la cara, no es mi referente. Mi referente son las cifras reales, los datos estadísticos”.

-Dentro de la gente que le sigue, ¿nunca ha percibido una pérdida de público por apoyar un candidato presidencial o por tener una opción política determinada?

Eso podría ser cierto, pero también es cierto que hay gente que me ha empezado a seguir a partir de eso. Se ha movido el flujo. Ahora, nosotros hicimos este concierto en el Movistar, yo no sé si lo habría podido hacer hace cinco años. No lo sé. Yo tengo una historia de mucho éxito en Chile, pero no sé si habría podido hacer este Movistar hace cinco años. Tal vez hace quince, porque hice cosas muy grandes en Chile, hice cosas gigantescas.

El bot de Twitter, o el demente o el psicótico o el anónimo que no se atreve a dar la cara, no es mi referente”

“Yo he sido profeta en mi tierra, lo puedo afirmar con total propiedad. En este país, alcancé récord de ventas, mis canciones se elevaron al primer lugar del ranking por años, décadas. Mis conciertos están siempre llenos, he recorrido el país de norte a sur y he sido profeta en mi tierra. Lo que pasa es que, en un momento, eso cambió. El público de hoy probablemente es diferente al de antes, pero hay gente muy leal que se mantiene, que sigue escuchando mis canciones”.

“Y yo te diría: mis conciertos no tienen un contenido político. En lo absoluto. No es un concierto como el de grupos o cantantes de izquierda de hoy, que hacen de la música una bandera política. Yo no. Un concierto mío sigue siendo dedicado al amor, a la paz, a las canciones que apuntan a un mundo mejor, donde no hablo de política. Y la gente entra en esa sintonía y vibra con total independencia si uno es de izquierda, de derecha o lo que sea, y se emociona igual, y vuelve a llorar con una canción que le trae recuerdos lindos. En este concierto, había una emoción muy grande y eso no tiene que ver con una postura política o con lo que yo diga o no diga en las redes”.

-¿Cómo se convive con lo que usted genera? Las críticas en redes sociales, la gente que se ríe de usted, todo aquello. ¿Ya está curtido o le preocupa aún el ruido que genera?

Yo, en ocasiones, tengo que confesarte que lo paso muy bien. O sea, me entretengo y me divierto mucho. Primero, porque hay algunos que son súper creativos. Hay algunos tuits y algunos memes que son muy divertidos. Además, no sé por qué, me divierte ver cómo se aprietan los botones de la gente y reacciona… de alguna manera, uno debe ser muy importante para ellos, para que estén pendientes de lo que uno hace y para que estén dispuestos a tirar mala onda y a escribir, a destinar un momento de tu vida a una persona que detestas. Tiene que ser muy importante esa persona”.

“Yo no voy a estar tirando o haciendo un tuit de alguien que no me interesa. Para que yo me refiera a alguien es porque esa persona, de alguna manera, es importante para mí”.

“Te confieso que en ocasiones lo paso muy bien. En otras ocasiones me es totalmente indiferente. Nunca respondo las agresiones”.

“Tuve que responder ahora el caso que se dio de la foto de Sin Bandera, porque recibí un ataque brutal, como si yo lo hubiera hecho intencionalmente. La verdad es que yo vi un tuit de una mujer que me felicitó y que puso una foto del público. Y yo vi la foto y pasé rápido, le agradecí y le dije muchas gracias. Y resulta que la foto no era de mi concierto, era de Sin Bandera, yo no tenía idea que era de ellos. Se veía público, grande, como estuvo en el mío también, grande. Yo tengo muchas fotos y hay fotos que ha subido la gente que se ve harto público en el mío, por lo que yo pensé que era el mío”.

“Ahí me empezaron a atacar fuerte y luego empezaron algunos medios, que jamás me entrevistarán para algo bueno, a publicar esto. Ellos sí publican mucho cuando se trata de algo malo, pero cuando se trata de algo bueno, jamás van a dirigir su atención. Así que tuve que salir a responder”.

“Esa es la mayor respuesta que puedo dar. Pero el resto, nunca voy a entrar a polemizar con un ser que no conozco, con una persona que no sé si es real, incluso. O con un tipo que no sé en que estado se encuentra. No sé si está en drogas en su casa o tiene una vida miserable que se dedica a que a otro le vaya mal. Imagínate en que estado puedes encontrarte para dedicarte a que a otra persona le vaya mal. ¿Cómo voy a responderle a esa persona? Yo no puedo bajar a ese nivel, es imposible. No respondo. Sólo a algunos los leo, a otros los bloqueo y en general, a veces, lo paso harto bien. Me da risa, por algunos me da pena y, por la mayoría, indiferencia.

-¿Pena por qué?

Porque veo que están en una trama terrible en la vida. Una persona que no puede salir de ahí, que destina tiempo a agredir o a ofender o a hacer que a otro le vaya mal, o a publicar cosas agresivas. Esa persona está sufriendo mucho. Yo quisiera poder ayudarla, pero no puedo, porque no la conozco. Primero, no sé si es real. Y, segundo, muchos no dan su identidad, por lo que es un indicador mayor del estado en que se encuentran. Si alguien, con su identidad, se dedica a eso, dan ganas de ayudarlo.

-Entonces, volviendo a la foto de Sin Bandera, ¿simplemente no se dio cuenta?

Imagina si voy a hacer tan gil de poner una foto que no es mía. No tengo necesidad, por lo demás, porque el concierto fue precioso. La gente estaba en llamas y estaba todo precioso, para qué voy a tener la tupé de poner una foto que no es mía, sería hacerme una zancadilla innecesaria.

-Finalmente lo acusaban de eso, de poner algo que no correspondía a su show.

Es que el daño ya está hecho. El daño ya se hizo. Pero, evidentemente, va respirando ese hecho. Pasa de ser que yo retuiteé a esa persona sin fijarme que era una foto que no era mía, a que yo fabriqué esa cuestión, como si yo quisiera mostrar más público del que había. Eso ya es maldad.

“Los que fueron saber la verdad. Y los que creen en mí, saben que no haría alguna cosa tan tonta como esa, no es necesario, no tengo ninguna necesidad de hacerlo. Y aunque hubiera habido poca gente, que afortunadamente no fue así, no lo hubiera hecho igual, porque yo soy una persona que por una estructura de vida no va a andar diciendo cosas que son falsas, que son mentira”.

-¿Cuánta gente fue finalmente al concierto?

El productor dijo que habían ido entre cinco a seis mil personas.

-El escenario, ¿por qué fue situado en la mitad?

Porque nunca pensamos que fuera el Arena grande. Siempre sabíamos que era mucho. El Arena tiene dos formatos. Y nosotros siempre pensamos en hacer medio arena. Lo que pasa es que, ¿en qué otra parte en Santiago puedes meter seis mil personas?

-En el Caupolicán un poco menos, cinco mil personas.

Pero el Caupolicán no es mi público. No es el público que me va a ver a mí. El Arena es para la gente que me iría a ver a mí, es perfecto, pero no hay más. Lo otro es hacerlo en un recinto para dos mil y que queden dos mil afuera. Yo pienso que es harta gente la que me fue a ver, dado la situación que he vivido en los últimos años, de ataques feroces. Los que me siguen se han sentido también dolidos por esos ataques. Es decir, convocar a cinco mil a seis mil personas es mucha gente y es medio Arena, que es lo que siempre quisimos hacer. Entonces, el Arena llenó el proyecto que nosotros teníamos.

-¿Nunca ha barajado la posibilidad de no seguir en Twitter o en algún momento se le pasó por la cabeza no volver a actuar a Chile ante los ataques y los antecedentes que describe?

Es que eso es lo que ellos quieren. Eso es lo que quieren estas fuerzas de contra intención. Ellos quieren destruirme. Pero no saben que lo único que consiguen es fortalecerme más. No lo entienden, a pesar de que observan que yo sigo adelante con la misma fuerza y con más fuerza todavía. Voy a volver a fines de julio y principios de agosto, con más conciertos acá debido al éxito que tuvimos. Se subieron otros productores, porque vieron que en Concepción nos fue muy bien y que en Temuco nos fue muy bien. Son tan básicos que no entienden que lo único que hacen es fortalecerme.

“Pero el contenido de mis opiniones es con mucho respeto y en algunos casos con ironía. Esa ironía causa escozor en alguna gente y causa que otra gente se moleste. Y causa rabia. Pero no por eso yo voy a dejar de hablar. Eso no va a pasar”.

Es harta gente la que me fue a ver en mi último concierto, dado la situación que he vivido en los últimos años, de ataques feroces”

-Antes imagino que usted se sentía un artista más transversal y que abarcaba público con diversas opciones políticas. ¿No le genera desazón haber perdido eso?

Claro, era más transversal. Me gustaría llegar a toda la gente. Pero eso es una utopía. De hecho, yo siempre he tenido un sentimiento de centro, donde siempre he tenido una opinión muy definida, muy democrática. Yo siempre he sido muy demócrata, yo siempre he creído en la libertad de expresión, en la libertad de pensamiento, de acción, de culto, siempre he sido un defensor de los derechos humanos,

“De hecho, he dado conferencias de derechos humanos en Ecuador, en Colombia, a la policía de Ecuador, al ejército de Colombia. He sido parte de acciones en favor de derechos humanos. Sin embargo, hay gente que me empezó a atacar como si yo hubiera sido pinochetista, como si le hubiera cantado al general Pinochet, y esas son cosas falsas, que se difunden y que se instalan después como verdaderas. Si metes una mentira por mucho tiempo, se instala como una verdad”.

“Y el país se fue tan a la izquierda, que el espectro se corrió hacia un lado y yo, sin haber cambiado mi pensamiento, quedé situado un poco más a la derecha. Porque si estiras la línea hacia un lado, pero no has movido ese pensamiento, ya no quedas al centro. Evidentemente me gustaría llegar a todo el mundo, pero no ocurre ni puede ocurrir. No conozco a ningún artista que le guste a todo el mundo”.

-¿Cómo ha visto Chile en esta visita?

Estoy fascinado con esta vuelta a Chile. Me ha parecido más ordenado que la última vez que vine, porque hasta basura andaban recogiendo en la carretera... unas brigadas de limpieza. Ahora, está más limpio, más ordenado, se ha ido de a poco ordenando. Yo en lo personal lo he vivido con mucha alegría de la gente.

-¿Es optimista con el futuro de Chile en términos políticos?

Yo siempre soy optimista con Chile. Somos un país muy especial. Logramos, primero, liberarnos del marxismo. Logramos, después, liberarnos de una dictadura. Y luego logramos liberarnos de un intento de neomarxismo, donde el país salió a manifestarse, pero cuando se empezó a hacer la propuesta de nueva Constitución, la cosa se puso tan demente que ahí dijo ‘hasta aquí no mas llegamos’. Entonces tenemos una reserva y subyace una conciencia social muy elevada, donde vamos poniéndole coto y barreras a los extremos.

“Yo confío que este país va a ir transitando nuevamente hacia un centro equilibrado, porque se fue todo muy a la izquierda y eso no es sano en una sociedad, no es sano ningún extremo. Le dijo que no a la Constitución y después le dijo que no abrumadoramente al gobierno actual y a la tendencia de estatización y de extrema izquierda que tenemos”.

-¿Le gustaría que José Antonio Kast fuera el próximo presidente de Chile?

No tengo ganas de opinar de eso. No voy a entrar ahí, porque vamos a entrar en un área a la que no quiero llegar. No me interesa.

-¿Por qué?

Porque todo lo que hable de música se va a ir a eso y va a quedar la raya para la suma de una cosa política que no es lo mío. Yo ya he dicho todo lo que tengo que decir en términos sociales y políticos, siento que está bien por el momento, y todo lo demás lo iré diciendo de a poco. No quiero centrar la conversación en un titular y extracto que no es lo que yo quiero.

-Pero parece importante preguntárselo, usted se ha referido mucho a José Antonio Kast.

Sí, pero prefiero no meterme en ese tema.

-Usted habitualmente hace giras por Sudamérica. ¿Siente que lo que se sabe de usted en Chile está muy contaminado por lo que provoca su imagen y lo que ha ido generado en torno a ella?

Hay generaciones más jóvenes que no saben lo que yo hago, no me conocen porque yo me fui hace 20 años. Si alguien dice ‘¿y este a quién le ha ganado?’, es porque simplemente no sabe de mí. No sabe que…bueno, para qué me voy a empezar a tirar flores yo mismo. Ahí están los resultados solos.

“Pero si alguien dice que mi carrera está acabada o que yo no le he ganado a nadie, no me conoce no más, qué le vamos a hacer. No tiene idea quién soy. Y eso es un vacío de información que hay que llenar con datos reales. Y eso yo intento de hacer en redes. El que no lo ve, no lo culpo. Sí lo culpo de ofender, que eso sí es innecesario, pero no de ser ignorante”.

“Yo nunca busco ninguna venganza. Sólo intento poner verdad donde hay mentira. Intento poner información donde hay vacío de información. Por ejemplo hace un año fui a un concierto gigantesco a un lugar que se llama La Libertad, en Ecuador. Era enorme, miles de personas, unas 30 mil. Puse una foto aérea del show. Y salió alguien diciendo que era una foto trucada, que no correspondía al concierto. Y yo le respondí: ¿te sirve esto? Y le mandé un video mío cantando, aéreo, donde se ve cantando por detrás y yo frente a todo el público. Entonces, hay que llenar vacíos de información. Donde hay datos falsos, yo lleno con la verdad, sobre todo cuando uno es atacado con falsedades. Es lo único que hay que hacer”.

“Si uno espera que eso se termine o si hay alguien que espera que todos lo amen, es imposible. Hay que vivir en otro planeta. En este planeta, es imposible que te amen todos. Si a mí no me fuera bien y estuviera metido en una casa en el campo cultivando hortalizas, nadie se preocuparía de atacarme, porque sería insignificante e inexistente. Pero el éxito remueve las partículas y aprieta botones, entonces hay gente que no soporta el éxito de otros. Yo soy todo lo contrario, disfruto con el éxito de los demás, me regocijo, pero hay gente que no lo soporta. Hay gente que se va a resistir e intenta opacarlo”.

-¿Es crítico de la cultura de la cancelación?

Lo que me llama la atención es que gente que se dice abierta, democrática, pluralista, sean los que llevan la batuta de la cancelación. Incluso medios de comunicación que se dicen a sí mismos democráticos y pluralistas, cancelan a alguien porque piensa distinto. Hay periodistas y medios de comunicación que fallan profundamente en el ítem consecuencia, en ser consecuentes entre lo que dicen y lo que hacen. Esa asignatura la tienen absolutamente fallada. Simplemente actúan como ellos no quisieran que actuaran contra ellos. Muchos de los que sufrieron en dictadura, censura o segregación, muchos de ellos hoy hacen lo mismo.

“Cuando me atacan, no saben que me están fortaleciendo. No se dan cuenta que lo único que logran es fortalecerme. Nunca he tenido ningún problema en enfrentar la adversidad, la adversidad ha sido mi compañera durante toda mi vida”.

-¿Sigue vinculado a la Cienciología?

Por supuesto. Sigo ahí y seguiré para siempre. Te da herramientas para la vida que son valiosísimas. Que permiten, por ejemplo, enfrentar todas estas adversidades con tranquilidad, con serenidad y entender cuál es el fenómeno. La clave es entender qué es lo que hay detrás”.

“Porque la ansiedad, la frustración, el miedo, el dolor y la pena se producen porque uno no entiende los fenómenos de la vida. Pero cuando entiendes lo que hay detrás de una persona que te ataca, entonces se te vuelve absolutamente inofensivo. No te entran balas”.

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