La carta produjo consternación. Una misiva firmada por el Comando 135 - Acción Pacificadora Trizano llegó a manos de actores y dramaturgos chilenos durante los primeros días de noviembre de 1987. El nombre de la agrupación no les sonaba conocido, pero inmediatamente lo asociaron con algún brazo derivado de la policía secreta de la dictadura de Augusto Pinochet. La conclusión más obvia en años de exilio, secuestro y desaparición.
La carta –dirigida a quienes consideraban “testaferros del marxismo internacional”– les otorgaba a 78 artistas locales un plazo de un mes para “hacer abandono del país”. Entre las figuras mencionadas estaban Edgardo Bruna, entonces presidente del Sindicato de Actores y Actrices de Chile (Sidarte), así como Julio Jung, Luis Alarcón, Delfina Guzmán y Nissim Sharim. El gremio respondió con velocidad y apelando a sus contactos en el país y en el extranjero. Buscaban el apoyo de figuras reconocibles en Europa, América Latina y Estados Unidos para que la noticia se difundiera con carácter de urgencia.
En Norteamérica contaban con Ariel Dorfman. El dramaturgo vivía en Carolina del Norte y escribía regularmente columnas en The New York Times. Acababa de ser expulsado del país por segunda vez, esta vez por denunciar el asesinato del fotógrafo Rodrigo Rojas de Negri, sucedido el 6 de julio de 1986, a causa de las quemaduras infligidas por una patrulla militar.
Durante su tiempo en el exilio había estrechado sus lazos con actores estadounidenses, incluidos aquellos más comprometidos con causas humanitarias.
María Elena Duvauchelle, en ese momento secretaria de Sidarte, le contó que habían decidido realizar un acto público en Santiago el lunes 30 de noviembre, una instancia en que deseaban contar con el respaldo de colegas provenientes del extranjero. Mientras el tiempo corría en contra, apuntaban a agotar todas las posibilidades para recibir ese apoyo presencialmente. Dorfman se comprometió con la tarea e inició la búsqueda.
El autor no conocía a Christopher Reeve. De hecho, la idea de convocarlo no fue suya. La posibilidad fue planteada por la poeta Rose Styron, quien era amiga de Margot Kidder, la actriz tras el personaje de Lois Lane en las cuatro películas de la saga Superman. Ella fue quien se encargó de transmitirle la información y fue clave en que el intérprete no tardara en marcar el número del dramaturgo chileno.
En la conversación telefónica hablaron sobre un artículo que Dorman había publicado unos días antes en The New York Times. Y luego le realizó dos preguntas: “Si voy, ¿cuán peligroso es Chile para mí? Si voy, ¿cómo ayudaría eso a mis colegas chilenos”. Su contraparte contestó sin rodeos: “Si vas, puedes salvarles la vida”. Tras una pausa, Reeve le confirmó que tomaría el vuelo.
“Ninguna organización ofreció ayuda, y ofrecí pagar la mitad de su pasaje, además del boleto de mi mujer, con quien se encontró en Miami”, reveló Dorfman a La Tercera en 2017.
Debido a que él no podía viajar al país, quien se encargó de acompañarlo fue su esposa, Angélica Malinarich. El actor únicamente viajó con equipaje de mano, pero con su espigada figura no tardó en llamar la atención cuando arribó al país. Sin seguridad personal, el círculo que lo acompañó durante sus 72 horas en el país lo compusieron los actores Jaime Celedón –en cuya casa alojó–, Julio Jung y María Elena Duvauchelle, entre otros. Se creó un sistema de turnos para garantizar su seguridad durante su breve pero compleja estadía.
Los hijos de Celedón, en particular, no lo podían creer: tenía a Superman, un héroe del cine, alojando en su propia residencia.
Su itinerario incluyó el teatro La Comedia del grupo Ictus (barrio Lastarria), la Pizza Nostra de Providencia y el extinto Galpón de Los Leones. También estuvo presente en una manifestación en la Alameda que terminó abruptamente debido a que se produjeron desmanes, aumentando el nerviosismo entre quienes debían protegerlo.
Tal como estaba estipulado, Reeve se presentó ante sus colegas en el gimnasio Nataniel el 30 de noviembre de 1987, el mismo día en que se cumplía el ultimátum que les había otorgado el Comando 135 - Acción Pacificadora Trizano. “Estoy aquí de actor a actor, de trabajador a trabajador, de amigo a amigo”, señaló sobre el escenario –con Malinarich como traductora–, descartando que el motivo de su visita estuviera ligado al mundo de los cómics. “Mi preocupación es con los derechos humanos”, agregó ante la euforia de los presentes.
Fue el momento decisivo de una visita exprés, de solo 72 horas, pero que forjaría un cálido vínculo de Reeve con Chile, profundizado más tarde por su participación en la campaña del No y dos entrevistas que concedió a la Teletón.
Ahora sus vertiginosos días en el país en 1987 serán la principal inspiración de Los guardaespaldas de Superman, una serie documental producida por Fábula y escrita por Rodrigo Bastidas y Rodrigo Muñoz. “Pretende retratar una gesta épica y brillante”, señaló a Variety el director Sebastián Radic. La compañía detalló que espera que la producción –aún en desarrollo– esté terminada a fines de 2024 o inicios de 2025.