Desde que las series se volvieron el formato favorito, el que todos los estudios, actores y guionistas quieren hacer, ha existido una creciente cantidad de producciones que se ven como un chicle bastante estirado.
Series quizás con una buena historia de base que podrían haber sido una buena película, pero que alargada en varios episodios empiezan a mostrar el relleno, con partes innecesarias y probablemente aburridas.
Cuando Apple TV+ empezó a promocionar su último gran estreno, Hijack, la premisa olía a que sería una de aquellas. Una ficción sobre el secuestro a un avión. Claro, con más detalles y adornos, pero con ese eje, que puede ser una película muy entretenida, pero ¿siete capítulos?
La respuesta es un claro sí: siete buenos capítulos. Llenos de acción, tensión y giros que tienen al espectador pegado a la pantalla queriendo saber mucho más.
El más importante de los detalles y adornos con que se promocionaba la serie era la apuesta por una historia contada en tiempo real: son capítulos de entre 45 y 52 minutos que van mostrando el minuto a minuto de lo que pasa a bordo del avión Kingdom 29, que viaja de Dubai a Londres.
Aquí, la apuesta por el formato 24 funciona de gran forma, en parte gracias a un guión que entiende que sólo mostrar el avión no es suficiente. La historia está cargada con momentos igual de tensos en tierra, primero con las sospechas y luego la confirmación de que el vuelo ha sido secuestrado y todo lo que eso implica, en varios escenarios a la vez.
El segundo gran detalle a notar y promocionar fue su protagonista. Idris Elba (Luther) es el héroe de la historia interpretando a Sam Nelson, un negociador profesional que parece ser la esperanza para que esto no termine en un desastre. Con una gran actuación, Elba logra ser el conductor de un elenco coral que también está a la altura.
Con dos capítulos ya estrenados (el resto llegará de forma semanal) Hijack es una serie que cumple lo que promete y tampoco va por más. Es un thriller con varios elementos de acción, con algunos giros que se ven venir a kilómetros (y otros que sí sorprenden) y con la exigencia de que el espectador conceda que hay momentos totalmente irreales que dejar pasar.
Si se acepta ese acuerdo, de ver esto como una producción hecha exclusivamente para divertir, el pago está garantizado. Es una serie cargada de intriga, que va dando respuestas al tiempo que abre otras interrogantes, que sorprende y satisface. Siete episodios de entretención pura que justifican cada uno de sus minutos.