Crítica de discos de Marcelo Contreras: aplausos para Peso Pluma, Cat Stevens y Albert Hammond Jr
Las novedades discográficas de esta semana se mueven por distintas latitudes: desde el sonido urbano mezclado con cancionero mexicano, hasta la calidez folk de un clásico de la música popular.
*Peso Pluma - Génesis
“¿Quiénes promueven todo eso?”, preguntó esta semana el presidente de México Manuel López Obrador sobre las temáticas de los corridos tumbados, el subgénero que marida música regional mexicana y urbano, con letras orgullosas del crimen organizado, el consumismo, la parranda, y la cosificación femenina disfrazada de romance. La estrella de la casilla es Hassan Emilio Kabande Laija (24), conocido como Peso Pluma, de meteórico ascenso, promocionado como una amenaza al reinado de Bad Bunny.
¿Tiene de qué preocuparse el puertorriqueño? Puede que sí. En términos musicales, la arquitectura de los corridos tumbados no escapa de la formulación -los arreglos de los vientos funcionan con una métrica pegajosa inalterable-, pero el calor orgánico liderado por guitarras acústicas de distintos calibres, y una rítmica más urgente y dinámica, coinciden en sabrosura y cadencia. La puntada final corresponde al carisma y estilo de Peso Pluma. De voz nasal y fraseo singular que se instala rápidamente en la memoria, este tercer álbum donde la mayoría de las canciones postula a single, expone el potencial del oriundo de Jalisco como una estrella pop latina completamente auténtica.
*King of a land - Yusuf / Cat Stevens
Cuando Cat Stevens (74) se presentó en el Movistar Arena hace una década y luego en el festival de Viña del Mar en 2015 con extraordinario éxito, parecía dueño de la clave para detener el tiempo. A pesar de las canas, Yusuf como se hace llamar desde 1978 tras abrazar el islamismo, mantenía intacta la voz cálida y melódica que le permitió enlazar el folk, el pop y el soft rock. Cat Stevens canta ajeno al esfuerzo sin coartar el empuje y la expresión.
Inspirado por la paz y la divinidad, King of a Land ofrece diversas capas. En la superficie contiene mensajería religiosa y contornos infantiles, este último aspecto patente desde la portada; pero es un disco que reitera la impronta casi juvenil del británico en canciones como la guitarrera Pagan run enfundada en un riff circular, el filo country pop de All nights, all days, y el espiral sintetizado que envuelve la prístina Another night in the rain. Train on a hill es lo más cercano a la nostalgia por los años 70, gracias a la combinación acústica y la magnificencia sinfónica de los arreglos encabezados por el clavicordio, en función de una estructura pop. El calendario no retrocede, sino que forma parte de la galería a la cual Cat Stevens recurre con el aplomo de la calidad comprobada.
*Albert Hammond Jr - Melodies on hiatus
Los proyectos fuera de una banda reconocida tienen hálito de romance clandestino, con licencia para explorar lo descartado en la relación oficial. Considerando la irrelevancia progresiva del catálogo de The Strokes, en un pantano creativo hace años, Albert Hammond Jr (43) expone cada cierto tiempo su talento.
Melodies on hiatus apuesta por el disco doble con 19 cortes, en su gran mayoría concisos y al grano. El músico deja fluir confesas influencias, como ocurre en Old Man donde asoma el fantasma del pionero del rock Buddy Holly. En Libertude, uno de los mejores títulos con la percusión ochentera y las guitarras en formación cristalina, la voz se confunde más que nunca con la de su padre, uno de los astros definitivos del soft rock. Un festival de guitarras nerviosas de velocidad narcótica y reverberación retro engalana Memo of hate.
En I Got you, que encajaría perfecto en The Strokes, los ornamentos de cuerdas exhiben gusto y moderación. La autoindulgencia arruina el potencial de Caught by the night -una especie de ruido enturbia su bella melancolía-, en tanto el disco recién se encamina tras las dos primeras canciones, pequeños tropiezos sin posibilidad de minimizar el buen resultado general.
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