La figura de Charly García preocupó al continente. A principios de esta semana, el periodista argentino Esteban Trebucq, desde su vitrina en el espacio La cruel verdad, de América 24, encendió las alertas al asegurar que por estos días el cantante “no habla ni camina”, rematando que su estado de salud actual sería como el de Diego Maradona en sus períodos más turbulentos.
Eso sí, para temperar los nervios, medios como Perfil irrumpieron a las pocas horas desmintiendo la eventual gravedad del escenario: “No pasó nada, está igual como antes. Ya terminó el disco, faltan algunas cosas para que salga, pero hace su vida normal. Obviamente, no sale mucho, no tiene nada malo. No pasó nada en particular para que se salga decir todo esto”, escribió la publicación digital, citando también fuentes cercanas al cantautor.
De alguna manera, informarse hoy con certeza de la salud del hombre de No me dejan salir es una tarea áspera y difícil. Prácticamente no sale de su residencia del barrio bonaerense de Palermo y se mantiene recluido tocando música o viendo películas junto a su pareja, la exmodelo Mecha Iñigo. Su última aparición a gran escala fue el 23 de octubre del año pasado, cuando cumplió 71 años y lo celebró en Bebop Club, un local del mismo sector, con una exclusiva lista de invitados que incluyó a celebridades como Lali Espósito, Palito Ortega y su hija Julieta, León Gieco y Nito Mestre.
En esa ocasión, García llegó cerca de las 22.00 horas en silla de ruedas –la ocupa hace varios años-, con una latita de gaseosa en la mano. Tras soplar las velas, se retiró pasadas las dos de la mañana. “Un año menos”, señaló con su acostumbrado humor negro.
Por lo mismo, la intención de sus más cercanos es resguardarlo no sólo de la mirada pública, sino que también de eventuales contagios de cualquier índole, después de una larga década en donde ha sufrido problemas a la cadera, desvanecimientos en el escenario, un politraumatismo, cuadros de deshidratación y quemaduras domésticas tras prepararse un mate.
Un compañero y un amigo
Pero existen algunos allegados que han podido atestiguar en terreno el presente de uno de los mayores símbolos de la cultura popular argentina. Uno de ellos es el baterista chileno Antonio “Toño” Silva, quien desde 2001 integra la agrupación del cantante junto a otros músicos de acá, el guitarrista Kiuge Hayashida y el bajista Carlos González.
A los tres, Charly los conoció cuando tocaban en el local nocturno santiaguino Studio 54 y formaban parte del grupo de Miguel “Negro” Piñera. Quedó flechado con ellos y los sumó de inmediato como propios. Han participado en todos sus discos desde Rock and Roll Yo (2003) y también en todas sus giras. Son “los chilenos de Charly”, la banda más estable que ha tenido en su carrera.
En ese estatus de músico y aliado, Silva llegó el pasado 28 y 29 de marzo a la residencia del autor de Yendo de la cama al living. “Fui a grabar a Buenos Aires con otro de los proyectos que tengo y aproveché de estar con Charly. Lo vi dos días seguidos, fui a su departamento y estaba impecable”, califica el chileno en diálogo con Culto.
Luego sigue: “Fue un rato en la tarde, estuvimos compartiendo, charlando, conversando, y no presentaba ningún problema grave”.
Silva también pone paños fríos sobre aquella información que indica que García no puede ni hablar ni moverse. “Puede hablar. De hecho, estuvimos hablando del nuevo disco, llamado La lógica del escorpión, que está listo y está muy pronto a salir”, subraya.
La lógica del escorpión es el álbum que el argentino grabó con el triunvirato chileno a fines de 2021, cuando pudo volver a relacionarse con su entorno tras las restricciones pandémicas y, sobre todo, aprovechando que habían viajado a Buenos Aires para la celebración de su cumpleaños 70. Ahí, Charly tocó en vivo junto a la banda un puñado de sus éxitos en el Centro Cultural Kirchner, acompañado también de otros astros como Fito Páez.
En ese viaje, se encerraron en el estudio para registrar lo que será el título sucesor de Random, su última entrega de 2017. “Esa vez fueron como diez días que estuvimos con él. Tenemos alguna participación, no en todo el disco, pero sí en algunos temas que grabamos. Fue muy bueno y él se veía muy bien”, completa Silva. Por lo demás, añade que el nuevo trabajo debería salir “antes que termine el año”, aunque admite que “esa es información que sólo Charly sabe y conoce”.
A la par con esos planes, el percusionista cuenta que Charly se ha seguido cuidando, en sintonía con las dolencias propias de su edad y del curso de los años. “Está igual que todos, se cuida, todos ya no estamos tan jóvenes. Sé que está bien, bien cuidado, con buen ánimo”, describe.
Después concluye: “Cada cierto tiempo aparece algún personaje y echa a correr algún rumor, buscando alguna notoriedad, eso es típico de Argentina. Pero no pasa nada. Hace unos años también aparecieron comentarios iguales. Yo llevó tocando con Charly más de 20 años, entonces a lo largo de este tiempo siempre han inventado cosas y es muy típico de Argentina, alguien echa a correr un comentario y dice algo buscando notoriedad. Lo único que te puedo decir es que tenemos Say No More para rato, tenemos Charly para rato”.