Mirko llegó a este mundo en medio de un día de tormenta. Se lo recuerda Blondi, su madre, mientras se resguardan bajo un toldo y esperan a que la lluvia amaine antes de volver a casa con las compras.
En el intertanto, él le lanza un par de preguntas que escalan en dificultad. “¿Duele mucho parir? ¿Y por qué no abortaste?”, la interroga.
Ella le responde contándole una historia que jamás había escuchado: intentó interrumpir su embarazo, pero un tal Fernández Palazos la engañó durante el proceso. “El tipo me durmió, no me hizo nada, se quedó con la guita y yo seguía embarazada”, resume. Es un relato duro, pero ambos se ríen. A él incluso le parece que “Abortos Mal Hechos” es un buen nombre para una banda punk.
El intercambio sintetiza la singular relación entre mamá e hijo, una dupla separada por apenas 15 años de diferencia que comparte amigos, fiestas, gustos musicales y diferentes pasatiempos. Entre ellos todo es horizontalidad. Ella lo acompaña a comprar marihuana a una plaza, él se dirige a ella simplemente por su nombre, Blondi.
Ambos son el eje del cálido debut en la dirección de la reconocida actriz argentina Dolores Fonzi. La intérprete de películas como La cordillera (2017) y Distancia de rescate (2021) también coescribe y protagoniza el filme, que se ha ganado los aplausos de la crítica nacional. Desde hoy está disponible en Prime Video y es una exhibición de cine austero, pero con el corazón bien puesto y la disposición de construir personajes imperfectos y gran vitalidad.
El concepto surgió tras estar sumergida en la literatura: luego de leer una novela que le gustó mucho, Fonzi comenzó a imaginar una historia sobre una mamá soltera y su hijo. Entonces se alió con la guionista Laura Paredes y sus personajes empezaron a adquirir forma, tomando distancia del libro que había servido como disparador de la idea. También se filtraron sus propias vivencias, aunque su caso sea distinto al de la protagonista a la que encarna en la ficción.
“Me siento bastante diferente a Blondi, pero por otro lado hay una manera que intento copiarle al personaje: tener una vida lúdica, divertida o ser una madre divertida para mis hijos (...) Se trata de buscar estos vínculos de las mujeres que se aguantan entre sí y cómo las amigas, las hermanas, las abuelas, cómo todas las mujeres entran en estas redes de contención cuando hay una mujer que tiene un hijo sola”, explicó a Página 12.
En consecuencia, el vínculo principal es el de Blondi y Mirko (interpretado por Toto Rovito), pero también están el ella con su madre (Rita Cortese) y las propias tribulaciones de su hermana (Carla Peterson), quien lidia con la maternidad y un gris matrimonio. Es un núcleo familiar que transita por situaciones cómicas, dramáticas, enternecedoras y desagradables.
Premiada en la última edición del Bafici, la ópera prima de Fonzi se mueve con soltura entre esos registros, entre mostrar a madre e hijo trepándose al monumento a Bernardo O’Higgins, en la Plaza República de Chile, y protagonizando una fea pelea. De fondo suenan rock local y The Velvet Underground & Nico (1970), el debut de Lou Reed y compañía.
“Sentí que (ese disco) también podía interpelar a Blondi a los 15 años, que para mí es cuando a ella se le detiene la madurez y queda ahí varada en ese momento”, indicó Fonzi en una entrevista reciente, donde también manifestó su deseo de realizar un segundo largometraje.
“Una película que nos presenta un genuino entusiasmo por contar historias y que al mismo tiempo esquiva el fácil camino de convertir a sus personajes en meras expresiones de sus ideas. Ellos están ahí vivos, cantando y riendo en el auto, listos para una próxima aventura”, apuntó el periódico La Nación.
El portal OtrosCines opinó: “Ya sabíamos que Dolores Fonzi era una actriz con ínfulas, potencia e inteligencia. Ahora, ha logrado sumar esos atributos a su trabajo tanto en la escritura como detrás de cámara. Cada vez más cerca de ser una artista integral”.
En tanto, la crítica de Página 12 la llamó “otra película de anécdota mínima pero con un gramaje emotivo infrecuente para el cine argentino”. “Fonzi registra con justeza el pulso contemporáneo de las relaciones humanas y se mueve con soltura en lo que los anglosajones llaman dramedy: un tono que, aunque matizado por el humor, tiene un trasfondo mucho más denso de lo que parece”, concluyó.