“¿Cómo se cuenta una historia sobre la caída de la civilización humana, mientras esta se extiende por 10.000 mundos y abarca 1.000 años? ¿Cómo no muestras eso de una manera que no intimide completamente a tu público?”.
David S. Goyer (Michigan, 1965) está familiarizado con Fundación desde que tiene 13 años, por lo que conoce hace décadas la ambiciosa trama que Isaac Asimov creó en torno al colapso del Imperio Galáctico. Sin embargo, se enfrentó por primera vez a esas preguntas de manera seria a partir de 2017, cuando empezó a desarrollar una adaptación televisiva junto al también guionista Josh Friedman. La tarea era gigantesca.
El origen de la obra se remonta a cuando el escritor publicó una serie de relatos en la revista Astounding Science-Fiction, entre 1942 y 1950. Allí acuñó términos como psicohistoria, la ciencia que permite anticipar futuros acontecimientos de grandes grupos de población, y presentó a personajes como Hari Seldon, el matemático que consolidó dicha disciplina. La historia terminó transformándose en una voluminosa saga integrada por siete libros –publicados entre 1951 y 1986– que ocupó gran parte de la vida literaria del autor de Yo, robot (1950).
Desde los años 90, diferentes estudios y realizadores de Hollywood hicieron intentos para llevarla a la pantalla, primero a través de una película y luego mediante una serie. Ninguno prosperó. Durante su propio proceso creativo, Goyer entendió de primera mano los motivos que probablemente causaron que para muchos resultara una obra “inadaptable”.
“Fundación es una serie de historias y novelas sobre ideas, donde muchos de los grandes eventos suceden fuera de la pantalla. La caída del Imperio sucede completamente fuera de la pantalla. Solo te enteras de eso en una oración en uno de los libros”, apunta en conversación con Culto.
“En el primer libro Asimov no estaba muy preocupado por los personajes y su vida interior. A medida que avanzó, y creo que a medida que ganó confianza como escritor, sus personajes comenzaron a volverse más vívidos”, explica, junto con advertir: “La gran televisión y las grandes series se sostienen en los personajes. En villanos que amas odiar u odias amar, en involucramos emocionalmente con estas personas con las que vamos a pasar semana tras semana. Por lo tanto, eso era algo que teníamos que superponer a las grandes ideas de Asimov. Una cosa es tener grandes ideas sobre el futuro de la civilización, pero eso da igual si no te importa quién vive y quién muere”.
Goyer, una pluma con gran experiencia (la trilogía de Christopher Nolan sobre Batman, Sandman) y un convencido de que el corazón de la televisión son los personajes, aplicó importantes cambios al material original, con el fin de que su misión llegara a puerto, como finalmente ocurrió: la primera temporada debutó en la plataforma Apple TV+ a fines de 2021 y despertó reacciones mayoritariamente favorables.
Variety la presentó como un “sólido remix del clásico de ciencia ficción de Isaac Asimov”, elogiando “una construcción inteligente de mundo, una dirección arrolladora y visuales exuberantes que diferencian cada línea de tiempo con delicadeza”.
En la producción el actor Lee Pace (Halt and catch fire) interpreta a Brother Day, la cabeza del Imperio, y Jared Harris (Chernobyl) da vida a Hari Seldon, el matemático que anticipa que el fin de la galaxia está cerca. La serie lo rodea con su aprendiz más adelantada, Gaal Dornick, y con Salvor Hardin, la guardiana de un planeta fundamental en la trama, dos personajes que en los libros son hombres blancos y en pantalla son encarnados por actrices afrodescendientes, Lou Llobell y Leah Harvey, respectivamente. Todos vuelven en el segundo ciclo, que lanza su primer episodio este viernes 14 y sumará uno nuevo cada semana.
-¿Ha imaginado qué pensaría Isaac Asimov sobre los cambios que aplicó en su adaptación?
Antes de morir, le preguntaron sobre la adaptación de Fundación. No puedo recordar la cita exacta, pero él imaginaba que habría bastante que cambiar o alterar, porque se trataba de un medio diferente. Si miras su escritura en los años 80 o en los 70, en comparación con cuando escribió la primera historia de Fundación, a los 21 o 20 años, él maduró como escritor. Y no sólo en cuanto a su oficio, sino que maduró en cuanto a sus puntos de vista. Su hija Robyn (Asimov) es productora ejecutiva de la serie, por lo que lo más cerca que puedo estar de Isaac Asimov es a través de las ideas de su hija. Y ella ha dicho muchas veces que siente que su padre habría aprobado los diversos cambios y adaptaciones que hicimos. Confié en que ella tiene una buena opinión, como guardiana de la tradición de Fundación, y es un buen barómetro para saber lo que su padre habría aprobado y lo que no. Hasta ahora, todo lo que hemos hecho ha sido autorizado por Robyn.
-Asimov escribió Fundación en un contexto posterior a la Segunda Guerra Mundial. ¿En qué medida las diferentes crisis que atraviesa la humanidad actualmente han influido en la manera en que Ud. ha reinterpretado sus libros e historias?
Lamentablemente, toda la premisa de la psicohistoria de Asimov es que la humanidad tiende a ser cíclica en su proceso. Cuando estábamos preparando la primera temporada, obviamente el mundo se enfrentó a una pandemia global, (tal como) con la gripe después del cambio de siglo. Nunca imaginamos que volveríamos a lidiar con una pandemia, pero aquí estábamos. Como dices, él estaba en un periodo posterior a la Segunda Guerra Mundial o de Guerra Fría cuando empezó a escribir los libros. Y, sin embargo, ¡aquí estamos de nuevo! Con una especie de alteración del viejo orden, por lo que todo lo viejo ha vuelto a ser nuevo, y yo diría que Fundación, la serie, es incluso más relevante hoy que cuando fue escrita por Asimov y que cuando se estrenó nuestra primera temporada.
-Previamente, Ud. ha mencionado que parte de la diversión en la creación del segundo ciclo consistió en subvertir las expectativas del público. ¿Cuán desafiante es eso en una industria en que muchas veces prevalece el fanservice y la falta de riesgos?
Tras adaptar muchas cosas que cuentan con una base de fans, definitivamente es algo que tienes en consideración. Es el viejo axioma: realmente no puedes darle a la gente lo que quiere, tienes que darles lo que no sabían que querían. Yo mismo me considero un fan. Por lo tanto, es importante asegurarse de que no estamos traicionando el ADN del material de origen, en este caso, la escritura de Asimov. Pero también es importante recordar que, para que esta serie funcione, tiene que atraer a una audiencia mucho más grande que las personas que han leído los libros, que probablemente comprenden menos del 1% de nuestra audiencia. Entonces, ¿podemos mantenernos fieles a los principios, las ideas y los personajes centrales, y lograr ser más amplios? Uno debe tener mucho cuidado al hacer una serie de televisión o una película que se adhiera al fanservice. Porque si haces eso, creo que la frase en Estados Unidos sería “inside baseball”: sólo los fanáticos acérrimos la entenderán y estás limitando tu audiencia. Para que esta serie funcione, debe atraer a una audiencia muy amplia en más de 100 países diferentes, por lo que tenemos que trabajar con temas que puedan ser universales.
-La serie desarrolla varias tramas y aborda temas complejos. ¿Cómo trabaja en mantenerla interesante y en que todos los elementos converjan en algún momento?
Al final del tercer episodio de la segunda temporada ya se han presentado todos los personajes y tramas principales. Él público se preguntaba cómo demonios íbamos a lograrlo en la primera temporada y cómo se conectarían todos los hilos, y creo que la mayoría de ellos estuvieron encantados con la forma en que lo conseguimos. Esa es parte de la diversión, es parte del truco de magia: tienes a todos estos personajes e ideas dispersas y te preguntas cómo es posible que este personaje interactúe con este otro o se cruce con esta historia. Con mi grupo de guionistas tendemos a imaginar nuestro objetivo final y luego ver cómo podemos llegar allí. Nueve de cada diez veces podemos resolverlo y de vez en cuando concluimos que no pudimos lograrlo, que está bien y que tal vez lo intentemos en la siguiente temporada.
Y adelanta: “Hay algo que sucede al final del segundo episodio de la segunda temporada: aparece un nombre en la Bóveda. La psicohistoria pretende predecir los grandes movimientos de la sociedad, los amplios movimientos de la historia, no de los individuos. Entonces, parece una paradoja. ¿Por qué a la Bóveda se le ocurriría el nombre de un humano? ¿Cómo sabría que ese humano en particular nacería en ese momento? Parece romper uno de los principios centrales que establecimos en la primera temporada, pero con un poco suerte, hacia el final de la temporada, el público lo entenderá y se sorprenderá”.
-¿Tiene una idea de cuán extensa podría ser esta serie?
Cuando presenté por primera vez la serie, Apple me preguntó si tenía una hoja de ruta o un plan. Había escrito un documento de cuatro páginas, donde tenía una hoja de ruta para ocho temporadas. En este punto, sólo llevamos una cuarta parte. Mirando hacia atrás, me pregunto si no estaba completamente loco al sugerir eso. Entonces, sí, tenemos una hoja de ruta, pero también es importante improvisar sobre la marcha. O hasta cierto punto adaptarse a cómo el público la recibe o a que algunos actores te sorprenderán y mostrarán fortalezas ocultas de las que no eras consciente al momento de elegirlos. Por lo tanto, hay algunos personajes que pensamos que sólo estarían con nosotros durante un cierto período de tiempo y ampliamos sus roles porque nos sorprendieron de manera agradable. Existe una hoja de ruta, por supuesto, y ya hemos ajustado algunas cosas. Mientras el público esté allí, y el elenco y yo sigamos disfrutando, tal vez algún día lleguemos al final de nuestras ocho temporadas.