La insoportable levedad del ser (1984)
Su obra cumbre que lo hizo conocido a nivel mundial. Ambientada en la convulsionada Praga de 1968, Kundera nos relata la historia del siempre dudoso Tomás, quien se mantiene en una permanente telaraña de dudas existenciales, sumado a conflictos sexuales y afectivos. En sus reflexiones, llega a pensar sobre la futilidad de las acciones humanas. Se le ha emparentado con la teoría del eterno retorno, de Nietzsche: los seres humanos estamos condenados a repetir las mismas vidas hasta la eternidad.
La vida está en otra parte (1972)
En esta, su segunda novela, Kundera relata la historia de un adolescente algo torpe, Jaromil, mimado excesivamente por su madre. Ello le genera dificultades en sus habilidades sociales aunque también desarrolla un interés por la poesía. Con la llegada del comunismo, se convertirá en un escritor favorable al régimen, aunque ignora que más de alguna de sus decisiones le traerá consecuencias.
La inmortalidad (1988)
Es la novela que siguió a La insoportable levedad del ser y mantuvo el tono existencialista. A través de varios personajes, el autor pone en relieve de que el ser humano no es más que su imagen y llama a la reflexión del nacimiento del homo sentimentalis en Europa. Pasan, por ejemplo, Napoleón Bonaparte, Goethe, o Ludwig van Beethoven.
La broma (1967)
Una sátira, y como tal, bastante crítica. Cuenta la historia de Ludvik Jahn, un joven estudiante universitario, activo miembro del Partido Comunista checo en tiempos de la “Cortina de hierro” y el Pacto de Varsovia. Como una broma, le manda una postal a una compañera de clase en la que se burla del optimismo ideológico imperante. El problema es que por esa jugarreta es expulsado de la Universidad y del partido. De ahí, a Ludvik se le abren una serie de situaciones que lo llevan a una vida que al final termina siendo parecido a una broma pesada.
El libro de los amores ridículos (1970)
Kundera no solo fue novelista, también incursionó en los relatos breves. Y este volumen reúne un conjunto de ellos. En los relatos, aparece una serie de personajes hedonistas que desarrollan una visión de la vida con todos los recovecos contradictorios de la amistad, el amor y el sexo, aunque Kundera le da un particular toque humorístico, con sutileza y precisión.