“Poner la cultura en el lugar que merece y no como vagón de cola”. Con esas palabras, y ante los miles de ciudadanos que se concentraron en los alrededores del comando de Apruebo Dignidad la noche del 19 de diciembre de 2021, un recién electo Presidente Gabriel Boric reafirmaba su compromiso con el mundo artístico y cultural.

La cercanía fue recíproca: mientras que su programa de gobierno incluyó puntos fundamentales para el rubro, como el 1% del presupuesto nacional para culturas y la reformulación del Estatuto Laboral del Trabajador Cultural, una buena parte del gremio manifestó su apoyo a la candidatura durante los días de campaña. Especialmente en las semanas previas a la segunda vuelta disputada con el republicano José Antonio Kast, donde un grupo importante de artistas se hizo parte de la franja, y más de mil figuras y trabajadores de las culturas firmaron una carta titulada En defensa de las culturas, ¡Boric Presidente!

Con todo, era esperable que la gestión del Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio (Mincap) fuera de las que acumularan más expectativas bajo su mandato. Pero una serie de coyunturas decantaron en que hoy, a casi un año y medio de instalado el gobierno, la cartera a cargo de Jaime de Aguirre -que a su vez reemplazó a Julieta Brodsky, con apenas un año en el mismo puesto- no esté exenta de fuertes críticas.

Los últimos meses han sido complejos. Al paro de funcionarios del ministerio (que se extendió por más de un mes) y los nulos avances en las conversaciones con el Ballet Folclórico Nacional (Bafona) para resolver su respectiva paralización, se sumaron otros episodios que involucran principalmente al sector del libro: la sensación agridulce que dejó la participación del país en la Feria Internacional del Libro de Buenos Aires (FIL Buenos Aires); la opacidad en torno a la decisión del ministro para declinar la invitación a la Feria del Libro de Frankfurt, la más importante del planeta en el rubro; y los varios cambios y ajustes que afectan al Consejo del Libro y la Lectura, con cuatro de sus seis programas con jefaturas interinas.

5 de Abril del 2023/SANTIAGO Presidente de la República, Gabriel Boric Font, junto al ministro de las Culturas, las Artes y el Patrimonio, Jaime de Aguirre, encabezan el lanzamiento de la Política de la Lectura, el Libro y las Bibliotecas. FOTO: SEBASTIAN BELTRAN GAETE/AGENCIAUNO

A eso, se suma otra arista que complejiza aún más el escenario, y que tiene que ver con la orgánica propia de un ministerio que, a un lustro de su fundación, aún no se termina de instalar.

¿Cómo ven los diversos gremios la administración del gobierno en materia de cultura hasta hoy? El área de la música es una de las que también ha estado en el centro de la discusión en el último año, sobre todo a partir de las declaraciones en 2022 de Brodsky cuando estaba en el cargo, momento en que se refirió a los derechos autorales, apuntando a que debían tener una “lógica laboral” y poseer “ciertos límites”.

Rodrigo Osorio, músico y presidente de la Sociedad Chilena del Derecho de Autor (SCD), apunta a que las evaluaciones no sólo deben hacerse en función a episodios específicos, sino que teniendo en cuenta las expectativas generadas en torno a lo que sería la administración cultural al inicio del mandato. “En ese sentido, es indudable que lo ocurrido hasta la fecha aún no alcanza los niveles comprometidos”, señala la voz del grupo Sinergia.

“La cultura y su desarrollo han sido señalados como una preocupación especial desde el inicio del gobierno. Es por ello que se espera un espacio de mayor protagonismo, y no una gestión de mera administración de los proyectos y actividades del día a día. Si bien ha transcurrido menos de un año y medio de gobierno, aún no hemos visto que estas expectativas se cumplan. Creemos que aún se está a tiempo de mejorar la gestión y culminar este período con una identidad clara en materia de cultura, sobre todo considerando que tenemos un ministro con menos de cuatro meses en el cargo”, concluye el músico.

¿Desencanto ante las expectativas? Juicio a la Cultura en la era Boric

Entre los diversos gremios culturales, el mundo del libro ha sido uno de los más golpeados, y no solo por las polémicas en torno a Buenos Aires y Frankfurt. Vivian Lavín, presidenta de la Sociedad de Derechos de las Letras (SADEL), apunta a las demoras en los plazos para implementar la Política Nacional de la Lectura, el Libro y las Bibliotecas; un programa esencial para definir el camino a seguir por el rubro, que se inició durante el gobierno de Michelle Bachelet y que debía zanjarse el 2020, durante el gobierno de Piñera.

“Dentro del sistema editorial también estamos siendo víctimas de la inoperancia del gobierno anterior, que no hizo la pega. La actual administración se encontró sin una política del libro. Y la política del libro es lo que organiza todo el sistema y lo vincula con los otros ministerios, con el presupuesto nacional, con objetivos al largo plazo. No es una cuestión de un día. Son políticas públicas de largo aliento, y recién se acaba de publicar en abril de este año”, comenta Lavín, agregando que la demora en su publicación y posterior implementación (aún pendiente), “ha producido un daño gigante al sector editorial”. Sin embargo, es enfática al señalar que “todo lo que se le está diciendo al gobierno de Boric sí, tiene responsabilidad. Pero también ha heredado un problema gordo”.

La periodista y agente literaria Vivian Lavin, presidenta de la Sociedad de Derechos de las Letras, SADEL.

Desde Editoriales de Chile, María Paz Morales, presidenta de la entidad que agrupa a los sellos independientes, también apunta a la situación en torno a la política del libro, destacando su presentación el pasado 5 de abril pero criticando la demora en torno a su implementación y cómo eso se relaciona con otras situaciones: “La crisis interna del Mincap ha evidenciado una total falta de articulación entre sus programas, objetivos y declaraciones, siendo la más bullada, la decisión de rechazar la invitación de honor de Chile a la Feria del Libro de Frankfurt. En esa misma línea, es lamentable que la Política Nacional de la Lectura, el Libro y las Bibliotecas aún permanezca sin ejecutarse ni implementarse”.

Igualmente hay voces más críticas. Una de ellas es del escritor Óscar Contardo, parte de los autores invitados a la FIL Buenos Aires, que define el desempeño del gobierno en materia cultural como “malo y decepcionante”. “Se presentó una política del libro hace muy poco, pero era muy débil. Lo que ha pasado en el Consejo del Libro me parece grave. Recién, hace un par de días, se terminó el paro que afectaba particularmente a esa entidad. El desempeño que hubo en la feria de Buenos Aires fue menos que mediocre. Ya sabemos lo que pasó con Frankfurt, en fin. Y las respuestas de las autoridades son súper decepcionantes. Si un gobierno de derecha dice ‘no tenemos plata para ir a Frankfurt’ después de una invitación, la respuesta del mundo de la cultura hubiese sido aún más enérgica de lo que fue”, afirma Contardo.

“Esa respuesta de que hay que ahorrar plata, porque hay que usarla para otras cosas, para el mundo de la cultura es súper grave. Porque frente a ese mismo argumento puedes decir, bueno, para qué sirven muchas otras actividades culturales que benefician al país de un modo, quizás, simbólico e indirecto, pero tan concreto como lo que le da espesor cultural a este país”, sentencia el escritor, que considera que “en gran medida, los gremios han tenido una actitud más bien benévola por la adhesión política. Yo también voté por este gobierno, y claro, uno tiene una simpatía ahí. Pero la gestión ha sido pésima”.

El escritor Simón Soto, otro de los invitados a Buenos Aires, apunta a que todos los episodios sucedidos vinieron a profundizar una crisis preexistente. “Lo extraño de todo esto es que, en los gobiernos anteriores, incluso previo a que se fundara el ministerio -creado el 2017 a través de la Ley 21.045-, había una cierta orgánica. Y que tenía muchas cosas que mejorar. Pero la verdad es que con la administración del presidente Boric, el momento crítico sólo se ha profundizado, y creo que tiene que ver principalmente con que hay un desconocimiento, una falta de pericia”.

¿Desencanto ante las expectativas? Juicio a la Cultura en la era Boric

Por el lado de los gremios actorales el panorama se dibuja más auspicioso. Paula Lattus, presidenta del Sindicato de Actores y Actrices de Chile (Sidarte), destaca los avances en los diálogos que han sostenido con el Mincap. “Para nosotros, que trabajamos directamente con las organizaciones, con el ministerio, con las seremías, es súper importante también valorar el trabajo que se ha hecho y que no se había hecho antes con los ministerios”, señala Lattus. “Que se esté hablando, por ejemplo, de desfondarización, o de desconcursabilidad, también es importante”.

“Somos trabajadores del arte y las culturas, y que estamos luchando porque se nos llame así. Y en eso estamos ahora, con diálogos sociales que esperamos lleguen a puerto, y que surgieron desde el ministerio para crear un estatuto laboral del trabajador cultural decente”, agrega la actriz, valorando la inclusión del Ministerio del Trabajo en aquellas conversaciones.

Desde el Centro Cultural Gabriela Mistral (GAM), Felipe Mella, su director ejecutivo, destaca las señales en torno a la meta del 1% del presupuesto y los denominados Puntos de Cultura, “una de las principales medidas de esta administración, que buscan fortalecer el tejido social y el buen vivir de las comunidades artísticas, mediante el enfoque territorial y colaborativo”.

Para el GAM, hay otro avance que ha sido tremendamente significativo: “Estamos muy contentos con la reactivación de la segunda etapa de nuestro centro cultural, la construcción estaba parada desde que quebró la empresa constructora que estaba a cargo de su construcción el 2018. Hoy existe la voluntad política de dejar licitada la segunda etapa antes que termine este gobierno y ya se está trabajando y avanzando en la normalización del proyecto de arquitectura”.

El origen de una crisis prolongada

La visión de los artistas y trabajadores de las culturas tienen un punto en común: aunque en su mayoría reconocen falencias en la administración actual, la crisis institucional que atraviesa al mundo cultural se observa como un asunto mucho más profundo y estructural.

“Desgraciadamente, es tal el déficit histórico de este país en políticas culturales, que ese ministerio parece estar siempre al debe”, opina el actor Cristián Campos, que también cumplió el rol de agregado cultural de Chile en Washington durante el primer período de la ex presidenta Bachelet.

Cristián Campos en Restos

“A eso se le suma el hecho de que nuestro sistema económico considera la cultura y las artes como algo suntuario y es lo primero que desaparece en épocas de crisis (cuando la reflexión y elaboración artística es más necesaria). Buen ejemplo de lo anterior es la paupérrima ayuda a los artistas durante la pandemia o la parcial selección de escritores invitados a la Feria del Libro de Buenos Aires. Capítulo aparte merece nuestra insólita ausencia en Frankfurt como invitados de honor. Condorito diría ‘¡exijo una explicación!’”, concluye Campos.

Esa precariedad en el financiamiento se extiende prácticamente a todos los rubros, como el del cine y la producción audiovisual. “El cine, desgraciadamente, tiene una dependencia muy grande de los recursos. A diferencia de un escritor o un pintor, que puede trabajar en su casa y manejarse con un presupuesto un poco más estrecho”, señala el cineasta y académico de la Universidad de Chile, Orlando Lübbert (Taxi para tres).

“Creo que se necesita una reorientación de las políticas cinematográficas. Hay que darle un par de vueltas de tuercas a eso, pero no veo que todavía estén en condiciones de hacerlo. Es muy difícil que un gobierno arrinconado por la oposición pueda gestionar cosas hacia adelante. Está difícil la cosa, los cineastas miramos esto con bastante inquietud”, reflexiona el director, poniendo énfasis en la necesidad de contar con un mayor presupuesto para un verdadero fomento del cine y la cultura en general, que permita “volver a hablar de cine chileno”.

La actriz Paula Sharim.

La actriz y directora del Teatro Ictus, Paula Sharim, igualmente apunta a la necesidad de contar con más posibilidades para financiar proyectos de largo aliento, los que considera esenciales para el desarrollo pleno del ejercicio intelectual detrás del planteamiento de las obras.

“Los creadores no tienen más que el Fondart, que me parece realmente algo bastante nocivo para el desarrollo del teatro. Porque el Fondart hace que uno trabaje unos meses, de forma bastante acotada, para luego presentar por muy poco tiempo lo que hiciste. En 12 funciones no se puede desarrollar ninguna difusión de una obra. No hay plata para investigaciones, no hay plata para laboratorios artísticos que duren más de tres meses. Todo lo que sea algo fijo, establecido, tiene problemas en este minuto. Hay algunos recursos que ayudan a la mantención básica de las salas. Pero el teatro funciona para que haya creadores en escena. Y para eso, hay que salir a mendigar”.

Parte del origen del conflicto presupuestario puede rastrearse en esas dificultades en la instalación del ministerio. “Es un problema que se acarrea hace mucho. El ministerio todavía no ha funcionado, tampoco funcionó el gobierno pasado. No se logra instalar del todo, ni generar un ambiente pacífico con los sindicatos, con la gente que trabaja para ellos, que son bastantes”, señala el poeta y director de Ediciones UDP, Matías Rivas. “Creo que el gobierno y todos los ministros heredan un ministerio que está en un proceso de instalación demasiado lento, demasiado poco visible a nivel de resultados para la gente”.

26.04.2023 Santiago Entrevista al escritor Matias Rivas Foto: Juan Farias / La Tercera

Mella también apunta a un asunto que excede a las administraciones de turno, y que tiene una profunda correlación con los años de dictadura. “Todos los gobiernos, luego del regreso a la democracia, han intentado avanzar en esta materia con distintos niveles. No podemos olvidar la dictadura cívico militar y las nefastas consecuencias en la vida cultural nacional que se traducen, por empleo, en una enorme brecha en el acceso a la cultura y en la formación de públicos desde edades tempranas. Para cualquier gobierno progresista ha sido y será una tarea difícil de avanzar”.

De todas formas, Rivas tampoco lo sindica como el único motivo que justifica la crisis actual en el ministerio. Parte de lo que sucede, dice el editor, tiene que ver directamente con la forma de gestión del gobierno. Además del incumplimiento en una parte importante de las promesas del Presidente con el mundo cultural (“la entrega a tiempo de los fondos concursables, la entrega a tiempo de los resultados de las compras del Estado, que les corresponden a ellos ver”), señala que “el gobierno tiene un primer momento en que dio una serie de ideas culturales poco inclusivas. Y yo creo que parte del fracaso del gobierno dice relación con eso”.

“En general, en el mundo de la cultura la gente piensa de manera diversa. Tienen puntos comunes, pero nunca se había visto algo tan excluyente como lo que acontece acá, desde que el Presidente de la República sólo cita a algunos poetas y a otros no; la ausencia de actividades por parte del ministerio por los cinco años de la muerte de Nicanor Parra, que era importante. Uno ve que con el pasado tienen una relación rara. Están dispuestos a celebrar ciertas cosas y hay otras que ni si quiera se mencionan. Por eso digo: es un ministerio que tiene una relación no muy inclusiva; más bien excluyente. Y eso yo creo que ha generado distancia con algunos actores de la cultura”, reflexiona Rivas.

FONDO HISTORICO - CDI COPESA

Lo que viene

Más allá de las críticas, lo cierto es que aún quedan varios aspectos concretos por solucionar. Desde la SCD, Osorio comenta que, entre las problemáticas que aquejan a la industria musical, “es necesario hacerse cargo de diversas situaciones como renovar una política de fomento a la música que ya está caduca. Se necesita un Estado más protagónico en la difusión de la música chilena y en el cumplimiento de las leyes vigentes, que se haga parte de la fiscalización de la Ley del 20% y la Ley del Telonero, para sancionar efectivamente a quienes incumplen normas que el mismo Estado decidió impulsar”, agregando que esperan una mayor apertura del ministro De Aguirre en su calidad de músico, compositor y socio de SCD.

En Editoriales de Chile señalan que “aún hay puestos claves dentro de la Secretaría del Libro que no se han reemplazado (o al menos no lo han hecho oficial), lo que compromete todo un trabajo de continuidad y fortalecimiento del ecosistema del libro. Por eso mismo, esperamos que las o los representantes de los programas tengan un perfil adecuado y estén a la altura del desafío de cumplir los compromisos y expectativas que desde el gobierno plantearon, y que nosotros como Editoriales de Chile también tenemos”, sintetiza Morales.

El director ejecutivo del GAM apunta a dos leyes en particular que aún están pendientes: “Hay una deuda con la Ley de Patrimonio y la Ley de Artesanías. Entiendo que el ministro y la subsecretaria están trabajando junto a los sectores correspondiente para poder avanzar en estas importantes leyes”.

¿Y qué hacer para salir de la crisis? Vivian Lavín refuerza la importancia del aumento presupuestario, pero sin dejar de entenderlo como una vía concreta para pensar en una industria cultural local robusta. “Acá no hay cultura ni nada que pueda funcionar sin recursos suficientes para darle a los ministerios las posibilidades de poder fomentar verdaderamente la cultura en el país. La promesa es llegar al 1% del presupuesto nacional. Veamos si lo van a cumplir”.

Por su parte, Rivas lo resume en que el primer paso para mejorar la gestión de la cartera es ponerse al día con los pendientes. “No es que uno les esté pidiendo algo especial, sino que, si funcionaran en regla, como ministerio, y ya por lo menos tendríamos un avance”.

Desde Sidarte, Lattus apunta a que “achacarle todo al gobierno es una forma súper asistencialista de verlo. Y tiene que existir un gobierno garante y no asistencialista. No nos sirve un Estado subsidiario. Necesitamos garantías”.

Sin embargo, para Contardo ya no hay muchas opciones para enmendar los tropiezos. “El daño ya está hecho”, señala con firmeza; mientras que Soto asegura que la única forma de mejorar el desempeño del ministerio sería un golpe de timón. “El presidente le entregó una misión a personas que no tienen ninguna competencia para ponerle el hombro. Creo que lo más digno en este momento, para ellos, sería que renunciaran. Por lo menos la subsecretaria. Pero bueno, eso dice uno desde acá”.