Sokio es uno de los artistas chilenos más inquietos de la actualidad y cuya huella creativa se ha expandido por plataformas y escenarios de las más diversas latitudes.

¿Ejemplos? Cuenta con una amplia trayectoria como supervisor de música de cine y televisión, colaborando en más de veinte películas y series en plataformas como Netflix, Amazon y Universal Music, entre las que destacan 42 días en la oscuridad (Netflix), basada en la desaparición de Viviana Haeger; y El presidente, cuya mayor inspiración son las andanzas del ex jefe del fútbol chileno, Sergio Jadue (Amazon).

42 Días en la Obscuridad Temporada 1. (L to R) Aline Kuppenheim as Verónica, Daniel Alcaino as Mario Medina in 42 Días en la Obscuridad. Cr. Diego Araya Corvalán/Netflix ©2022

Pero Sokio también posee proyectos con rúbrica propia: es director de New Latin Wave, una organización artística multidisciplinaria que muestra a intérpretes, artistas y pensadores de la región.

Bajo esa instancia, el pasado 16 de junio estrenó en el prestigioso escenario National Sawdust de Nueva York la ópera poética Paraíso, concebida y compuesta por Sokio.

Obra de pensamientos superpuestos, cantada por una madre y un hijo, Paraíso se basa en la historia real de una mujer de Puebla, México, que durante la era de George W. Bush cruzó la frontera de Texas con su bebé para reunirse con su esposo en Nueva York.

Según apunta un comunicado, esta historia intergeneracional e intercultural traza el impacto de las políticas y retórica fronterizas cambiantes de Estados Unidos a través de la lente personal de las vidas de sus dos personajes. Se enfrenta a la inmigración en la frontera entre Estados Unidos y México, así como a las cuestiones políticas y económicas más amplias que determinan quién puede cruzar, quién no y en qué condiciones.

La performance, que contó con un libreto de la poeta, estudiosa y educadora venezolana Natasha Tiniacos, en colaboración con Sokio, tuvo una muy buena recepción del público que llegó hasta el recinto situado en Brooklyn. Fue ovacionado.

Radicado en Nueva York hace una década, Sokio intenta mantener el vínculo con el acontecer cultural en Chile. Siempre en contacto con creadores nacionales del mundo del teatro, la música y las artes en general, ha pasado por lugares capitalinos como Matucana 100. Con el éxito de Paraíso en escenarios estadounidenses, la obra podría tener un eventual aterrizaje en Chile.

Retorno al género

“La quinta ópera de Sokio es también su primera en casi veinte años y se deriva de extensas entrevistas con la madre y el hije en quienes se basan sus personajes”, dice el comunicado.

Como explica el compositor y director de New Latin Wave en el mismo texto: “Durante décadas, pensé que había terminado con la forma operística; no había encontrado ideas que me interesaran para esta forma particular de contar historias musicales. Pero con esta historia, este viaje de autodescubrimiento, sentí la necesidad de hacer algo y volver a visitar la ópera”.

La obra resultante cuenta con dos intérpretes: la vocalista Melisa Bonetti en el papel de la Madre y Stefa Marin Alarcón, vocalista, compositor y artista de performance, en el papel del Hije, y atraviesa el tiempo para explorar la historia de un viaje de varios meses cruzando la frontera y el acto de construir una nueva vida en Estados Unidos mientras anhela un hogar que ya no existe. Una década y media después, el Hije enfrenta el descubrimiento, como adolescente, de su precaria situación migratoria en Estados Unidos.

Esa revelación tiene un impacto cambiante en su identidad, ya que el adolescente aprende a vivir con el miedo a la deportación y el anhelo de un lugar vinculado a sus raíces que quizás nunca conocerá.

Trabajar con la artista trans no binaria Stefa amplió la visión de Sokio sobre el papel del Hije y su existencia entre culturas, según comenta.

Por otro lado, Paraíso existe en un continuo muy conectado con las óperas anteriores de Sokio. Al comienzo de su carrera, buscó expandir las narrativas que típicamente reflejan las tragedias operísticas, escribiendo óperas latinoamericanas contemporáneas abrasadoras, a menudo moldeadas por eventos históricos.

Con su primera ópera, Patria, el compositor chileno escribió sobre las experiencias de su familia con el exilio después del golpe de Pinochet. En su siguiente obra, Tántalo, entrelazó simbolismo mitológico griego en la historia de Omayra Sánchez, la niña colombiana de 13 años cuya muerte, resultado de quedar atrapada en lodo por un deslizamiento de tierra, fue ampliamente televisada en 1985. Su tercera ópera, Arequipa, fue un homenaje a aquellos que murieron (incluyendo a la entonces novia de Sokio) en el accidente de avión de 1996 en Arequipa, Perú.

Su última ópera antes de Paraíso fue Rei en 2004, sobre la ocupación y anexión de los territorios mapuche a mediados del siglo XIX.

Cultura poética

Al igual que en sus óperas anteriores, Sokio incorpora muestras de grabaciones históricas a lo largo de Paraíso para conectar su obra con los eventos reales que refleja. Siguiendo su enfoque prismático y poético de los eventos reales en trabajos anteriores, Sokio colabora con Tiniacos para representar la historia en una escritura poética que fragmenta la narrativa y captura su esencia en palabras y música.

Paola Prestini, cofundadora y directora artística de National Sawdust, dice: “Es un honor presentar Paraíso en National Sawdust, donde nos enorgullece mostrar nuevas obras que desafían las nociones de para quién es la música clásica y sobre quién trata, y también ilustran el poder de las artes escénicas para ampliar nuestra comprensión del mundo y los demás. Habiendo crecido en la frontera entre Estados Unidos y México, estoy apasionada por estas historias que salen a la luz y me conmueve el tratamiento operístico del viaje simbólico y real de la Madre y el Hije. Paraíso adquiere aún más fuerza a través de las interpretaciones de estos músicos brillantes y expansivos de género y de Raquel Acevedo Klein, miembro de la comunidad de National Sawdust desde hace mucho tiempo”.

Paraíso cuenta con el uso de samplers, sintetizadores modulares, grabaciones e improvisación, así como voz, bajo, violonchelo, guitarra y percusión. Es dirigido por la vocalista, compositora e instrumentista Raquel Acevedo Klein, y cuenta con el compositor y bajista Brandon Lopez, la música, improvisadora y percusionista Shayna Dunkelman, la violonchelista Amanda Riesman y la compositora y productora musical Adele Fournet.

La actuación incluyó un video interactivo del artista interdisciplinaria Andrea Wolf y diseño de vestuario de la diseñadora de moda y científica social Lucia Cuba.