Casi una cincuentena de teleseries, incontables obras de teatro y más películas que ningún otro actor chileno. Fallecido este viernes a los 93 años, Luis Alarcón deja una carrera a la altura de los más grandes, con roles en todos los escenarios y plataformas que un intérprete nacional podría anhelar. Un auténtico emblema de la escena actoral del país.
Y también fue pionero: en 1993 fundó Chileactores, entidad que en 2018 lo reconoció con el Premio a la trayectoria. La misma organización que se encargó de confirmar su deceso, detallando que su velatorio se realizará este domingo en el Teatro Oriente.
Alguna vez recordó que su primera ocasión sobre un escenario fue cuando tenía seis o siete años, en Puerto Natales, su tierra de origen. La vocación la descubrió más tarde, después de cumplir los 20. Ingresó a estudiar al Instituto Pedagógico de la Universidad de Chile, donde adquiriría las primeras herramientas de su profesión.
Tres miradas a la calle (1957) fue su primer largometraje, el despegue de una carrera impresionante en el cine. Participó en la fundamental El Chacal de Nahueltoro (1969), de Miguel Littin, y estableció un vínculo indisoluble con Raúl Ruiz, quien lo convocó a trabajar en títulos como Tres tristes tigres (1968), La colonia penal (1970), La expropiación (1974) y Palomita blanca (1992).
Curiosamente, su último estreno en la pantalla grande fue también uno de los primeros que filmó: El tango del viudo y su espejo deformante (1967-2020), cinta de Ruiz que fue terminada por Valeria Sarmiento y la productora Poetastros, compañía cofundada por Galut Alarcón, uno de los hijos del actor.
La trayectoria de Alarcón se masificó en gran medida gracias a las décadas que estuvo en las pantallas de TVN y Canal 13. Fue en la televisión pública donde alcanzó sus papeles más memorables, la mayoría de ellos en las producciones dirigidas por Vicente Sabatini. Estuvo en Estúpido cupido (1995), Sucupira (1996) y La fiera (1999). Esa última historia le concedió el papel de Pedro Chamorro, el patriarca de un llamativo clan conformado por los personajes encarnados por Claudia Di Girolamo, Juan Falcón y Francisca Imboden. Antes, en 1984, dio vida a un malo de antología: Roberto Betancourt, el desalmado patrón de fundo de La represa.
Su último contrato con el canal duró más de 20 años y sumó otras teleseries como Romané (2000), El circo de las Montini (2002) y Los Capo (2005), hasta despedirse con Dime quién fue (2018). Nunca estuvo de acuerdo con la frialdad de su despedida de la estación, pero volvería por una última ocasión a la señal en 2022, para participar en un episodio de El día menos pensado.
Su rostro también se instaló en la memoria colectiva del país gracias al premiado comercial de Firestone. Dirigido por Silvio Caiozzi a mediados de los 80, la pieza publicitaria le permitió encarnar a un indio que por poco se salva de ser atropellado de un vehículo de la marca.
Pese a su avanzada edad, Alarcón nunca se retiró oficialmente de su oficio; todo lo contrario, siempre que podía manifestaba su deseo de seguir actuando en nuevas producciones, ya sea en cine o televisión. Fue el gran amor de su vida.