Crítica de discos de Marcelo Contreras: Matorral y Miles Kane por buen camino; Post Malone en su fórmula
Las novedades discográficas de la semana se reparten entre la receta pop y de éxito de Post Malone, el acento chileno de los siempre inquietos Matorral y el estilo distintivo de Miles Kane.
*Post Malone - Austin
Con 80 millones de copias vendidas, Post Malone (28) ha decidido que este quinto álbum se convierta en la clave de acceso al pop con letras de marquesina, dejando en pausa al hip hop y el trap como inspiración netamente musical, no así en lírica perpetuando la carnalidad fugaz y la fiesta hasta las últimas consecuencias. Acusado de apropiación cultural por artistas afroamericanos alérgicos ante un rapero blanco, Malone se empeña en demostrar que su talento permite navegar en distintas aguas. Hay unos cuantos videos en Youtube sobre su pasión por el heavy metal, como declara orgulloso que en esta entrega toca guitarra en cada una de las canciones.
Austin testifica su conversión hacia los derroteros de Harry Styles y The Weeknd. No tiene pudor alguno en canciones como Chemical, Sign me up y Too cool to die, esta última una solapada oda a sí mismo bajo la excusa de una historia romántica. Dominan los medios tiempos y un efecto celestial que cubre por completo el andamiaje vocal e instrumental, en pos de un synth pop modernizado para grandes recintos. En este viraje, Post Malone no transa su condición zorrona, sino que la profundiza en una obra diseñada para despachar al menos una docena de singles.
*Matorral - Tenemos hoy
A ocho años del alabado Gabriel, que reportó a Matorral el premio mejor artista rock de Pulsar 2016, la banda sigue adelantando el regreso discográfico titulado Acto reflejo, con fecha para octubre. Este cuarto single Tenemos hoy ejemplifica y reitera desde otro ángulo cómo Matorral es una banda muy distinta a la del debut Voces del rincón hace 20 años, cuando la propuesta conjugaba, entre otras influencias, a Los Jaivas con The Who; pero a la vez sigue sobrevolando ese espacio temporal liando géneros y vetas de fines de los 60 y comienzos de los 70, como si se tratara de un film de espías y misterios coqueteando con musicales de inspiración hippie.
Es la sensación de los dos primeros singles Cada cual y Sobre la profundidad, lanzados en 2021, enérgicos como sometidos a esa lógica de laboratorio, prescindencia del estribillo y desglose que caracteriza a la banda desde 2013, rasgos acentuados en No esperaría y Tenemos hoy. Este último sencillo configura voces en un fondo coral, las percusiones y el bajo decorando por separado, los bronces, el quiebre tribal y psicodélico, como un viaje deconstruido y actualizado del rock chileno que fusionaba electricidad y tambor en los tiempos de la UP. Un prometedor apronte.
*Miles Kane - One man band
Apenas acaba este quinto álbum del rockero británico Miles Kane (37), la playlist arroja de inmediato a The Arctic monkeys, como señal inequívoca del profundo lazo estético con Alex Turner mediante el proyecto conjunto The Last shadow puppets. A diferencia de Change the show (2022), suscrito a la coquetería y el glamour sixties que ha identificado a Kane como una especie de dandy del rock vintage británico, One man band es un trabajo más conciso y urgente.
Desde el primer corte Troubled son, la química del disco se resuelve guitarrera, afilada y pop. The best is yet to come es para confundirse fácilmente con los Monkeys, gracias a la producción de James Skelly de The Coral -primo de Kane-, reforzando la reverberancia de la voz y la batería. El mismo efecto se repite en Heartbreaks (The New sensation), con ecos al glam rock británico de comienzos de los 70. The wonder matiza con soul de guitarra electrificada, mientras Ransom es pop melódico en sepia. La mejor música chicle se apodera de Doubles, como Heal vuelve al soul con un coro casi gospel, en una estructura musical pastosa y serpenteante, de un músico que refresca siempre con gracia un lejano pasado cuando el pop rock apuntaba a la sofisticación.
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