Crítica de discos de Marcelo Contreras: aplausos para The Jesus and Mary Chain, The Hives y ABC

DISCOS

Las novedades discográficas de esta semana vienen por el lado del ruido y las guitarras: desde la new wave con toques soul hasta los riffs de inspiración garage que siguen agitando el siglo XXI.


*ABC - The Lexicon of love (Steven Wilson stereo mix)

Esta reedición del debut de los británicos ABC, que junto a Spandau ballet fueron reyes del soul de ojos azules en los 80, propone un doble ejercicio: redescubrir un álbum increíblemente sólido, ambicioso y definitorio de una parte del sonido y la sofisticación de la década, con ramificaciones hasta hoy -The 1975 por ejemplo-; y a la vez disfrutar y analizar las remezclas de Steven Wilson, el guardián y curador oficial de algunas de las obras mayores del rock británico, entre el progresivo y el pop rock de los 80. The Lexicon of love (1982), producido por Trevor Horn -nombre fundamental en el diseño sónico del periodo-, es una obra conceptual sobre el amor, aún cuando el vocalista Martin Fry ha descartado ese foco característico de la new wave, empecinada en las amarguras del corazón.

Inicialmente, y tal como pasa con otras remezclas -no solo las de Wilson-, la impresión apunta al sacrificio del volumen, a favor de la resolución. En Tears are not enough la mejora es ostensible, particularmente la definición de los agudos -el hi hat de la batería, el espectacular juego de guitarras-, y la disposición de los instrumentos. Sin perder un ápice del ADN y el contexto de una obra enclavada en el corazón de los 80, The Lexicon of love a manos de Steven Wilson, parece un álbum de estos días.

*The Hives - The Death of Randy Fitzsimmons

La banda sueca, uno de los mejores números de rock en directo a nivel mundial por más de dos décadas, regresa a once años de Lex Hives. Han montado un cuento de tintes macabros para contextualizar la vuelta: Randy Fitzsimmons es el sexto miembro del grupo, una especie de mente maestra tras las canciones, y la portada representa su entierro. La historia es perfecta para un colectivo convencido de que el rock, por su origen, merece un estado de eterna adolescencia.

La pausa creativa de The Hives fue absolutamente beneficiosa. The Death of Randy Fitzsimmons es una patada de comienzo a fin de garage rock, matizado con el pop grandilocuente de Phil Spector. Tras el demoledor single Bogus operandi, las revoluciones aumentan con Trapdoor solution, que solo necesita un minuto y tres segundos para provocar el efecto de un shot. Rigor mortis radio serpentea entre pop chicle y glam de los 70, con swagger stoniano. Stick up huele a mini drama de los años 50, seguida de Smoke & mirrors, orbitando el pop magnificente del creador de La Muralla de sonido. Crash into the weekend enfunda country rock saturado y batido con palmas. La demencia de The Bomb, el guiño a Arctic Monkeys de What did I ever do to you?, y la adrenalina de Step out of the way, es un cierre a tope para un regreso triunfal.

*The Jesus and Mary chain - Sunset 666 (Live at the Hollywood palladium)

Lejos, perdidos en una narcotizada bruma ochentera, quedan los días en que The Jesus and Mary chain desconcertaba y enfurecía a los seguidores con presentaciones de escasos minutos. Entre los redactores del manual para brindar un concierto sin moverse del puesto -la escuela del shoegaze-, la banda de los hermanos Jim y William Reed funciona como un jukebox en directo. Mañosos como siempre, los escoceses dejan fuera algunos clásicos como April skies y Snakedriver, y aún así demuelen la sala como sucede en este registro en vivo de 2018, en una gira estadounidense junto a Nine inch nails.

El sonido de The Jesus and Mary chain converge en una muralla comparado a las grabaciones originales. Todo se ejecuta al máximo, con una musculatura que sacrifica en parte la languidez de antaño. Blues for a gun, entre varias, en un mazazo en relación al original. El toque electrónico de Reverence se derrite a cambio de decibeles con guitarras y bajo recargado, extendiéndose por más de nueve minutos. Isobel Campbell los acompaña en Sometimes always y Black and blues, como un ligero respiro a esta versión acerada de una banda fundamental, que en los 80 le dio un giro revolucionario a las guitarras y al espíritu mismo del rock, entre violencia, drogas y distorsión.

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