Se acabó la espera. Luis Miguel, el mayor astro del pop en español de los últimos 40 años, ya está en el país para iniciar su maratónica residencia de diez shows en el Movistar Arena de Santiago, partiendo este lunes 21 y culminando el 6 de septiembre.
Todas las entradas se agotaron en 13 horas. Reunirá a poco más de 120 mil personas en su extensa estadía en la capital. Dos veces el Estadio Nacional. Un récord para enmarcar.
Para materializar el carácter estelar de su visita, el artista aterrizó hoy, a las 1.40 de la madrugada, en un vuelo privado proveniente de Buenos Aires, donde precisamente anoche dio el último de sus diez recitales en el Movistar Arena de la ciudad. El arribo de la nave se concretó en el sector de Aviasur del Aeropuerto Internacional Arturo Merino Benítez, destinado a traslados más exclusivos.
“Micky” habría legado acompañado de cuatro personas: su actual pareja, la diseñadora española Paloma Cuevas -quien estuvo en casi todos sus espectáculos en Buenos Aires, situándose discretamente a un costado del escenario- y dos asistentes de su máxima confianza, con los que trabaja desde hace años.
En el operativo para sacar al cantante del lugar, una camioneta negra se acercó a la loza y se dispuso una cortina negra para evitar que fuera visto por los medios y un puñado de fanáticas -había cerca de treinta- que acechaban el lugar. El intérprete se subió rápidamente al vehículo por detrás de la cortina.
Minutos después, partió con rumbo a un hotel del sector oriente de la capital -donde se alojará-, escoltado por un vehículo de Carabineros.
Cerca de media hora más tarde, ya sin escoltas, salieron otras dos camionetas negras y una blanca que llevaba todas las maletas y pertenencias del artistas y sus cercanos.
Hasta ahora, el hombre de La incondicional no tenía planificado realizar actividades extraprogramáticas ni en la previa a sus presentaciones ni durante los día en que se suba al escenario del reducto del Parque O’Higgins.
Aquí también puedes ver un video de su aterrizaje.
¿A Viña?
Lo único que podría quebrar el estricto libreto sería la entrega por parte del mismo Movistar Arena de un reconocimiento especial debido a su récord de diez presentaciones. Una suerte de “mini Movistar Arena” que ya está listo y que se le entregaría como galvano en su último recital en el sitio.
Pero si hay un numeroso grupo de fans que va a disfrutar de cada detalle de la estrella en sus espectáculos, hay otro que aún mastica la rabia y la desazón por haber quedado sin tickets en la frenética carrera que hace unos meses significó atrapar una localidad. Para todos ellos, un consuelo: Luis Miguel volverá al país con una fecha ya anunciada para el 2 de marzo de 2024.
Tal como lo adelantó Culto hace unas semanas, será en un estadio, hoy con el Estadio Nacional o el Bicentenario de La Florida explorándose como alternativas. “Estamos efectivamente definiendo el lugar, pero será en un estadio de fútbol”, reafirma Gabriel Peláez, director de Fénix Entertainment Group, los encargados de su venida.
Luego sigue: “Hay temas que tienen que ver con fútbol, con la Conmebol y con los recintos ocupados para esos fines, pero estamos viendo. El Nacional sería lo ideal. Con diez Movistar Arena quedamos cortos, por tanto el Nacional sería perfecto, porque hace mucho más”.
La fecha del retorno también ha despertado versiones en torno a un posible paso por el Festival de Viña 2024, el que se realizará sólo unos días antes, del 25 de febrero al 1 de marzo. Peláez modera ese entusiasmo y recalca que “hoy no existen conversaciones”. Después explica: “Hoy no se está conversando el tema. No es que no exista ninguna opción, estas cosas pueden cambiar de un día para otro, todo puede ser posible, pero hoy no hay nada”.
En donde sí hay algo, claro está, es en las funciones que parten este lunes 21 y se extenderán el 22, 23, 25, 26, 28, 29 de agosto y el 4, 5 y 6 de septiembre, con casi una cincuentena de temas por jornada y hasta duetos virtuales con Frank Sinatra y Michael Jackson: “Ahí veremos a Luis Miguel en su mejor forma, súper enfocado, con su energía a tope, muy alta, donde casi nunca baja el ritmo ni los tonos de la voz. Para toda la gente que va a ir, serán noches increíbles”, concluye Peláez.