Crítica de discos de Marcelo Contreras: bien por Carpenters y Sonic Youth, regular para Jon Batiste
Las novedades discográficas de la semana abracan desde la ambición world music de Batiste, hasta la nostalgia, cada uno en su naturaleza, de dos bandas claves para el cancionero global.
*Jon Batiste - World music radio
Tras ganar un Oscar en 2020 por la banda sonora de Soul y cinco Grammy en 2021, incluyendo álbum del año por el ecléctico We are, Jon Batiste (36) fue consagrado como la nueva gran estrella de múltiples talentos, paradigmático de este presente en que la industria musical se esfuerza por reivindicar el monumental aporte afroamericano en la canción pop, subordinado por años a la prensa oficialista -léase Rolling Stone- e instituciones como el propio Grammy, atentos a promover y premiar a los mismos artistas masculinos blancos de siempre -léase Bob Dylan y Bruce Springsteen-. Con este escenario, Batiste emprendió un nuevo álbum que, en sus palabras, pretende “redefinir términos como world music”.
Planteado como la programación de una radio, guión de clásicos como The Who sell out (1967) de The Who y Songs for the deaf (2002) de Queens of the stone age, el regreso de Batiste cabe en el refrán “quien mucho abarca poco aprieta”. La premisa world music decanta en una curatoría dispersa, sin narrativa, donde convive música latina, jazz, hip hop, soul, funk y algunas piezas formateadas como composiciones de un film para niños. Jon Batiste ha dicho que importa el proceso, no el resultado. Siendo así, de seguro se divirtió. Pero el empeño enciclopédico no funciona sin índice. El ejercicio aleatorio no basta.
*Sonic Youth - Live in Brooklyn, Ny
Sonic Youth encarna como ninguna otra banda la grandeza del indie rock como expresión de autonomía, y también las limitantes de la arquitectura compositiva y sónica del género. Su influencia en lo que fue el rock alternativo capitalizado por MTV en los 90 es absoluto, partiendo por la pública devoción de Nirvana. Hasta el final de sus días como cincuentones, según demuestra este registro del último concierto en EE.UU., en agosto de 2011, fueron el retrato del eterno adolescente enrabiado que se descarga con los instrumentos a volumen ensordecedor retorciendo las cuerdas, manipulando efectos para invocar más ruido, dando golpes random de tambores y platillos; la clase de chirrido que no solo expresa temperamento y angustia, sino la urbe. La música de Sonic Youth resuena a entrañas y neurosis neoyorquina.
En este canto de cisne, la banda retrocede hasta las etapas más ruidosas de su catálogo, como una manera de cerrar el círculo, dejando fuera canciones emblemáticas como Kool thing y Teen age riot. Hay sobredosis de acoples y la rúbrica de la voz hastiada, el envoltorio clásico de estos autores de un rock circular, que se retroalimentó de coordenadas lejos de la melodía y estructuras tradicionales. Es un cierre en su ley a todo voltio.
*Carpenters - We’re on our way (live)
Junto con dominar un género característico de los 70 como el soft rock, los hermanos Karen y Richard Carpenter integraron la primera ola de nostalgia musical del periodo Eisenhower-JFK; la cara b del álbum Now & then (1973) tributaba al pop de ese ciclo.
Este concierto de 1974, que no proviene de la mejor de las fuentes sonoras, exhibe distintas facetas del edulcorado y labrado cancionero de Carpenters, convergente en un complejo espectáculo. El bloque en tributo del pasado funciona como un musical; los hits (They long to be) Close to you, Sing y We’ve only just begun subrayan la bellísima voz de Karen, mientras los arreglos de Richard responden a un detallista que a pesar del fanatismo por el pasado, estaba al día. La versión de Help! de The Beatles, completamente reconfigurada, contiene rasgos progresivos entre complicadas armonías vocales, solos de bajo, sintetizadores y guitarra eléctrica.
La apariencia juguetona de Mr. Guder muta a una intensa sesión de jazz rock, irrumpe un juego coral, y se deja llevar por la flauta traversa -típica del prog-, en medio de una letra que satiriza el sistema corporativo. Todo bajo la encantadora sonrisa y suavidad inigualable de los Carpenters, en su mejor momento.
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