Debutó en la pantalla grande como una agente encubierta del MI6 en Otro día para morir (2002), interpretó a la hermana mayor de la familia Bennet en Orgullo y prejuicio (2005) y trabajó mano a mano con Tom Cruise en Jack Reacher (2012).
Pero tuvo que llegar el año 2014 para que Rosamund Pike (Londres, 1979) ganara el reconocimiento que se le había resistido durante la primera etapa de su carrera. Bajo la dirección de David Fincher, en Perdida brindó una actuación hipnótica como Amy, la desaparecida esposa de Nick Dunne (Ben Affleck). Los Oscar recogieron la efervescencia en torno a su labor y la distinguieron con su primera nominación a Mejor actriz.
En la década siguiente la británica coleccionó una seguidilla de proyectos biográficos –entre ellos, Madame Curie (2019), donde encarnó a Marie Curie–, para finalmente dar un giro que difícilmente se podría haber anticipado, cuando se oficializó que protagonizaría La Rueda del Tiempo, la ficción de Prime Video basada en la serie de novelas que el estadounidense Robert Jordan publicó a partir de los años 90.
“No sabía nada sobre fantasía”, reconoce a Culto a través de videollamada. “Por lo que al asunto sólo podía desarrollarse de una manera: que definitivamente me convirtiera en una fan. A esta altura le he dedicado muchas horas a La Rueda del Tiempo, leyendo, actuando, pensando, hablando, discutiendo, revisando los libros”.
La serie le concedió el rol de Moiraine, la integrante de una poderosa organización femenina que tiene como misión encontrar a la persona que ha sido profetizada como el Dragón Renacido, una figura llamada a salvar o acabar con la humanidad. Guardando las proporciones, si se realizara un paralelo entre esa ficción y El señor de los anillos, ella sería algo así como la Gandalf de ese universo: noble, dueña de habilidades extraordinarias y con un gran sentido de responsabilidad. Puede sonar desproporcionado, pero no es tanto.
“Para muchas personas que crecieron leyendo La Rueda del Tiempo, es una imagen icónica ver a Moiraine montada en su caballo galopando por el campo. Es realmente emocionante encarnar una imagen que para otros es icónica”, expresa.
La actriz dice que se ha conmovido al leer las cartas que ha recibido desde el estreno de la serie, a fines de 2021. “Eso es lo que hace que el trabajo valga la pena. El vínculo con los fans, y darte cuenta de que algo que hiciste le importa a alguien más”.
Y revela: “Algunos hombres me han escrito contándome que nunca se habían atrevido a admitirlo, pero que Egwene (interpretada por la actriz Madeleine Madden) y Moiraine son personajes con los que conectaron y los ayudaron a superar momentos difíciles. Eso es significativo”.
En la segunda temporada –que acaba de llegar con sus primeros tres capítulos a Prime Video– su personaje debe habituarse a actuar sin la ayuda de sus habilidades mágicas y a establecer una nueva dinámica con Lan (Daniel Henney), quien oficia como su guardián. Lejos de su protección, Rand (Josha Stradowski), quien se expuso como el Dragón Renacido, se prepara para la guerra que se avecina.
“Creo que la relación con Lan es una de las dinámicas entre hombre y mujer más interesantes que he llevado a la pantalla. Me encanta su sutileza, la forma en que se perciben el uno al otro en el espacio e intuyen lo que piensan”. Y se adentra en la fragilidad de su rol: “Mi mayor temor es que Rand se ponga del lado de la oscuridad. Mi misión de vida es preparar al Dragón Renacido para la Última Batalla. Pero, si elige la oscuridad, mi presentimiento es que lo mataría primero”.
“Estos personajes son difíciles”, reflexiona. “Son más interesantes cuando son complicados y toman decisiones que no siempre admiramos. Son héroes, pero no siempre actúan de manera heroica. De eso es lo que escribió Robert Jordan. Escribió personajes fundamentados que viven en este mundo extremo”.
-¿Cuán han importante ha sido para su trabajo que los elementos de la serie se mantengan fundamentados y resulten identificables?
Una de las cosas que Rafe Judkins, nuestro showrunner, quería desde el principio era: mantengámosla fundamentada, mantengámoslo muy real. No la convirtamos en “alta fantasía”. Sin embargo, creo que dentro de ese marco hemos podido incorporarlo. Debido a que tenemos personas que tienen visiones, y a que ya hemos establecido el mundo, podemos agregar elementos que corresponden a “alta fantasía”.
-Robert Jordan escribió los libros hace más de 30 años. ¿De qué manera las crisis que atraviesa el mundo actual influenciaron la manera en que Ud. ha interpretado sus novelas?
Creo que La Rueda del Tiempo se sostiene en la idea de que algo catastrófico le está sucediendo al mundo, que está destrozado a todos los continentes que conocemos y todo se está volviendo a armar. La migración de personas, que personas huyan de la guerra, y comunidades estén modificándose y desarrollándose, se siente muy en consonancia con La Rueda del Tiempo, donde vemos culturas intactas, pero étnicamente muy diversas. Se siente que eso puede representar a nuestro mundo.
Y agrega: “Tienes grupos extremistas en cada lugar de La Rueda del Tiempo. Personas con un conjunto de creencias que chocan con otros conjuntos de creencias. Es fantasía, pero también es un poco como Shakespeare, donde tomas un problema político y lo ubicas en otro lugar, y de repente puedes hablar sobre algo de lo que no era cómodo hablar si lo hubieras ambientado en la realidad. En la segunda temporada la esclavitud es una de las grandes ideas con las que tratamos, y obviamente la resonancia es clara”.
Rosamund Pike entrega múltiples argumentos para explicar su compromiso con el proyecto. Con una sonrisa, también admite que uno de ellos es simplemente el vestuario. “Hay algunos vestidos bonitos y esas cosas, también disfruto de eso. No en la primera temporada, pero sí en la segunda”.