El Estadio Nacional siempre estuvo bajo acecho. Desde que Los Bunkers planificaron su retorno a la vida en 2023, el propósito inicial era volver con un gran espectáculo en el mayor coliseo del país, en una cita multitudinaria acorde a la reunión de la banda más importante del siglo XXI en el cancionero chileno. Cuando comenzaron a fraguar el proyecto en plena pandemia, la idea siempre tuvo a Ñuñoa como destino final. Sin embargo, el destino dijo no.
El recinto ha estado cerrado durante todo este año para la música en vivo, con miras a resguardarlo para los Juegos Panamericanos y Parapanamericanos de octubre y noviembre, lo que llevó al quinteto a optar por el estadio Santa Laura para materializar su resurrección en marzo pasado.
Así lo contó su propio guitarrista y compositor, Mauricio Durán, en un live de Instagram que realizó a mediados de 2022: “En un momento barajamos hacer un Nacional, pero no estaban las condiciones dadas para que nos aseguraran que en la fecha que queríamos para hacer los conciertos, (el lugar) pudiera estar listo, por los arreglos para los Panamericanos. Por esa opción no se pudo en el Nacional”.
Pero el destino también ofrece revanchas. Y con creces. El conjunto finalmente sí dirá presente en el histórico lugar no sólo con una fecha, sino que por partida doble: se presentarán el 27 y 28 de abril de 2024, con entradas ya disponibles en Puntoticket. Con ello, igualan el récord de 2001 de Los Prisioneros como los únicos grupos chilenos en tocar en el Nacional en dos espectáculos seguidos.
“¡Malditos! ¡Lo lograron! Jajaja”, se ríe Miguel Tapia, ex baterista del trío sanmiguelino, cuando habla de la estadística empatada por los penquistas.
Luego, ya en serio, expresa: “Lo encuentro fantástico, me llena de alegría, porque se lo merecen, son una excelente banda y con grandes canciones. Es un reconocimiento a su trabajo, a su talento y a la porfía de saber que estás haciendo algo bueno, que está bien construido. Tener la porfía de seguir adelante es fantástico y ellos lo han logrado. Los quiero ver también, ojalá me inviten, me gustaría presenciarlo (vuelve a reírse). Pero, más allá de eso, la gente también va por el cariño que le tienen al grupo. Porque sus canciones emocionan a muchísimas personas. Por eso es bueno que estén ocupando ese espacio, igual como alguna vez lo hicieron Los Prisioneros”.
Tapia también recuerda lo que se siente estar en un recinto cruzado por historias múltiples en el curso de la sociedad chilena de los últimos 60 años, desde lo político hasta lo deportivo. “Es un espacio que genera sentimientos encontrados. Nosotros tocamos en muchos lugares donde estuvimos muy conscientes de lo que pasó. Por ejemplo, cuando tocamos en el Estadio Chile, hoy Víctor Jara, cuando íbamos a probar sonido y caminábamos por esos pasillos, sabíamos que ahí le habían dado muerte a Víctor Jara. Con el Nacional es lo mismo, es un lugar que genera sensaciones muy diversas”.
Éxito y paradoja
En la ruta a acercarse a lo que alguna vez hicieron los hombres de La voz de los 80 -repletaron a tablero vuelto sus dos fechas-, Los Bunkers han dado pasos importantes. Para el primer show, ya despacharon alrededor de 50 mil boletos, por lo que podría agotarse en los próximos días (el recinto tiene una capacidad que bordea los 60 mil espectadores). Para la segunda cita, han comercializado cerca de 15 mil localidades.
¿Hay un público nuevo que ha permitido que la agrupación pueda desplegar este hito? Mauricio Durán ha comentado más de alguna vez que “las canciones han hecho la pega”. De hecho, en los nueve años de receso de la banda, sus temas han seguido sonando e incluso vivieron una segunda vida en coyunturas como el estallido social. Eso les ha permitido alcanzar audiencias más jóvenes.
El crítico de Culto, Marcelo Contreras, ensaya una tesis: “Los Bunkers llenan dos veces el Estadio Nacional confirmando que es la última gran banda de rock chilena, marca con la que además ponen de cabeza todas las teorías de la muerte del género. La paradoja es esta: con un sonido, estilo y lírica absolutamente deudora del panorama musical de fines del siglo XX, Los Bunkers son la mayor institución rockera de este milenio cuando las bandas, además, parecen más propias de un museo frente a la vorágine de estrellas solistas, impuestas desde el pop. Las armas para doblegar el contexto no son otras que canciones memorables, una discografía sin yerros, y una pausa conveniente para que la historia respire, hasta llegar a este segundo capítulo con un hito en vivo que iguala a Los Prisioneros”.
Como fuere, la idea del Nacional multiplicado por dos se retomó desde el mismo minuto en que concluyeron sus dos shows en el estadio Santa Laura. La banda no estaba dispuesta a que la ambición original se desvaneciera. Quizás es esa misma “porfía” de la que habla Miguel Tapia. Por eso, en ese mismo instante se pusieron a trabajar junto a su equipo en el plan que culminaría su gira de retorno Ven aquí en 2024.
Con el sitio capitalino ya disponible, decidieron arrendarlo por dos fechas, básicamente por prevención, en caso de que la primera anunciada fuera un éxito y precipitara la opción de una segunda. Con expectativas moderadas, pero firmes. Y finalmente resultó: el pasado martes 5, la alta venta de tickets para el día 27 de abril los hizo de inmediato anunciar otro recital para 24 horas después.
¿Qué pasará después del Nacional, que se configura como una suerte de cierra de etapa? Según cercanos a los autores de Miño, la idea es seguir mostrando música nueva y continuar presentándose en lugares hasta donde aún no han llegado. O sea, seguir estirando una nueva vida que parece imbatible. b