El 2006 marcó un antes y un después en la vida de Francisca Solar. Con solo 23 años y siendo aún estudiante de periodismo, la escritora se convertía en la chilena más joven en cerrar un contrato editorial internacional. Un éxito que venía fraguándose desde su irrupción en el mundo de los fanfics, donde conquistó a millones de lectores en todo el mundo con El ocaso de los altos elfos (2003), su propia versión de lo que sucedería con la saga de Harry Potter luego de La Orden del Fénix y que fue traducido al inglés y el italiano.
Con el respaldo de Penguin Random House y publicada simultáneamente en 16 países, el lanzamiento de La séptima M, su debut novelístico que narra el misterio de una serie de suicidios sin resolver en el sur de Chile, debía ser un hito repleto de buenos recuerdos. Pero una seguidilla de sucesos desafortunados terminaron por empañar el momento.
“Hasta el día de hoy no puedo explicar tanto lo que pasó”, confiesa Solar a Culto a la hora de recordar esos fatídicos meses. Uno de los más desafortunados fue la publicación de una biografía falsa. “Me enteré con mucho desfase, cuando esta cuestión llevaba meses arriba. Era la época en que Wikipedia era una web gringa y súper de nicho, no es que estuviera abierto a cualquier editor. Muy distinto a como es ahora. En ese tiempo era muy poca gente la que podía realmente crear y editar. Me enteré por una lectora. Me dijo ‘Fran, yo no sé qué hacer, estoy angustiada leyéndola, ve tú que puedes hacer’. Y decía de todo”.
“Desde mi fecha de nacimiento para abajo todo era mentira. Era realmente un trabajo de ficción sobre mí, pero completamente malicioso. Decía muchas cosas que no vienen al caso, pero hubo algunas más perjudiciales porque la gente se quedó con eso y jamás contrastó con otra fuente ni le preguntó a nadie”, relata la autora sobre el episodio, que terminó por instaurar una serie de fakenews que rodearon su carrera por mucho tiempo.
Entre ellos, que La séptima M era en realidad su fanfic de Harry Potter, pero con otro título, vendido a una editorial con el fin de sacarle provecho económico. “Y eso es ilegal”, explica la autora. “No solo sería colgarme de la fama de Rowling y no sé qué, sino que además es casi que robarle plata. Y lo sería. Ningún fanfic puede ser publicado porque ese universo de ficción está protegido por copyright. Por eso el fanfic es una práctica amateur, sin lucro, gratis en internet. Es por amor al arte, porque los universos de ficción en que nos basamos para escribir le pertenecen a alguien más, por supuesto que no puedes lucrar con eso, es lógico, un axioma de la práctica del fanfic”.
Otro aludía a un rumor que incluso traspasó fronteras: “Con este me río porque es demasiado absurdo, pero igual hay gente que se la creyó. Son las típicas cosas que circulaban por los foros en ese tiempo. Que yo era peruana, muy importante, y que había demandado a Rowling por plagio. Porque el sexto tomo de Harry Potter es ‘muy parecido’ a mi fanfic. Cuando se estrenó El misterio del príncipe, uno de los sitios web, más importantes de la comunidad de Potter en ese tiempo, muggle.net, gringa, tenía en el home una comparativa entre mi fanfic y el libro. Ese nivel de impacto”, acota sobre lo sucedido, que incluso motivó insólitas preguntas por parte de la prensa de la época.
A todo eso se suma un hackeo que eliminó el fanfic de la web, perdiendo así miles de mensajes con feedback de los lectores. Ese mismo día, la persona responsable la contactó para confesarle sus motivaciones. “Era un mensaje bien crudo y burdo. Decía ‘mira, yo te tengo envidia’, pero así, literal. ‘Yo escribo mejor que tú, pero tú eres famosa y yo no, entonces te voy a hacer la vida imposible para que tú nunca logres el éxito que debería ser mío’. Fue súper shockeante”.
Entre amenazas virtuales y otras que incluso la obligaron a recurrir a la PDI, sus ánimos ya comenzaban a decaer. Como si todo lo anterior no fuera suficiente, coincidió con una entrevista publicada por El Mercurio que terminó por hundir el poco entusiasmo que para entonces le quedaba. Tanto así, que Solar aún siente que tiene bloqueados sus recuerdos en torno a esa nota. “Hay varios momentos donde escribieron cuñas súper largas y que yo las leí y pensé ‘yo nunca dije eso’. Eran puras interpretaciones de lo que dije puestas entre comillas. Fue terrorífico. A partir de esa entrevista mucha gente se me tiró encima. Ese año fue súper difícil. Me pasé dos tercios del año medicada, con depresión”.
A fines del 2007, Solar ya había decidido que La séptima M sería un debut y despedida. Pero hubo un suceso en el camino que volvió a encauzar su interés por el mundo editorial y que, directa e indirectamente, llevó a que hoy, a 17 años de esa experiencia, su primera novela vuelva a las estanterías con una edición renovada.
El bálsamo de la literatura infantil
Revisando el diario, Solar se encontró con un anuncio del Premio SM El Barco de Vapor, uno de los concursos de literatura infantil más prestigiosos del mundo editorial. Hasta entonces, nunca había considerado incursionar en ese rubro. Pero la historia apareció rápidamente en su cabeza y terminó enviando un texto para probar suerte, sin mayores expectativas y ya convencida de seguir su camino laboral en el periodismo.
Cuando se anunció el ganador, no era su cuento. Sin embargo, ese mismo día recibió una llamada del editor general de SM diciendo que les había encantado su propuesta y que querían publicarla. Esa historia era Igual a mí, distinto a ti (2008), su primer trabajo con el mundo infantojuvenil y que, fuera de todo pronóstico, terminaría siendo su libro más exitoso (con 16 ediciones), sellando su arribo definitivo a la literatura para niños y adolescentes.
Solar sintió que por fin había encontrado un lugar donde echar raíces. Allí podía continuar con su vocación por la escritura, pero sin la exposición y la tensión que implicaba el circuito editorial para adultos. Además, pudo desarrollar en paralelo otra de sus grandes banderas de lucha: el fomento lector en las escuelas. Así pasó una década publicando cómoda y periódicamente. Hasta que el 2018, una conversación de pasillo selló su retorno a la literatura adulta.
“El 2018 estaba aquí mismo, de hecho”, recuerda la autora observando con emoción la oficina donde transcurrió esta entrevista. “Estaba hablando con mi editora de Planeta Lector, que es la colección de la literatura escolar, por el libro que tenía que entregar a fines de ese año, que era Prohibido entrar. Vine para ajustar ciertas cosas, las fechas de lanzamiento, etc. Una reunión muy protocolar. Y así como de pasada me encuentro con el editor de sello Planeta, el adulto. Y él me dice ‘oye Fran, ¿no te gustaría escribir algo para adultos?’. Mi respuesta fue ‘sí, ese es el sueño de mi vida, eso es lo que siempre quise hacer’, que sentí que era como un deseo truncado, en el fondo. Me pregunta sobre qué, e inmediatamente sabía de qué quería escribir”.
¿El tema? Fotografía mortuoria en Chile, desde una perspectiva histórica hasta entonces prácticamente inexplorada en la ficción. Lo que parecía un acuerdo de palabra rápidamente formalizó y, en pocos meses, la escritora entregó el borrador de Los últimos días de Clayton & Co., su exitosa primera novela para adultos. La puerta volvía a abrirse, pero esta vez no se cerró más.
“Sentí que había vuelto a mi literatura más genuina, es lo que siempre quise hacer. Esta es la forma más genuina de mí. No quiere decir que infantojuvenil no sea yo, por supuesto que sí, y me fascina y lo voy a seguir haciendo. Pero Los últimos días de Clayton & Co. es claramente la literatura que siempre quise hacer. Ese libro, esa novela, me permitió volver a esa parte del circuito que había abandonado y que le había hecho la cruz completamente”.
Reabrir la herida para sanar
Muy ad hoc con la prolificidad que caracteriza su carrera, a Los últimos días de Clayton & Co. le siguieron La vía Damna y Bluebells, su más reciente novela que, además, representó su primera incursión en el género romántico. Todo un desafío para una autora moderna que se declara abiertamente feminista.
Las cosas tomaban su curso natural. Sin embargo, la experiencia en torno a La séptima M seguía bloqueada. Hasta que el editor de Crossbooks –la división de Planeta dedicada a la literatura juvenil– le preguntó por ese libro con el que había debutado hace ya 17 años. “Yo había recuperado los derechos el 2011, estaban liberados. Pero dije ‘no, no... Esto es trauma, revictimización, terrible...’. Me resistí ene”.
“Pero al mismo tiempo me dije ‘¿sabes qué? es mi acto psicomágico de sanación’. Necesitaba hacer esto, porque es un momento muy brutal de mi vida en el que viví cosas muy extraordinarias y muy terribles. Todo era polarizado, no hubo grises. Era ‘la chilena más joven en firmar un contrato de edición internacional’ y ‘chilena siendo amenazada de muerte y perseguida’. Un mes de gira por España o vandalizada en Wikipedia. Fue una época muy brutal. Ya había dicho ‘nunca más’, y republicar La séptima M significaba abrir esa herida. Pero era necesario. Hoy tengo la madurez suficiente como para poder enfrentarla y reabrirla. Creo que es importante para mí reabrir este ciclo para poder cerrarlo bien, es lo más sano que puedo hacer”, sintetiza la escritora sobre los caminos que llevaron a esta nueva edición.
Y por supuesto que el proceso fue completamente distinto. Esta vez, Solar no estaba dispuesta a cometer los mismos tropiezos, y eso se vio reflejado en decisiones tan pequeñas pero significativas como la elección de la nueva portada que tendría el libro, que tuvo un trabajo codo a codo con el ilustrador a cargo. Pero uno de los cambios más importantes era que, por primera vez, la tapa tendría impresa la frase “Saga Viceversa”.
“La séptima M siempre fue el primer tomo de una saga. Eran cinco originalmente, pero la editorial decidió no avisarle a nadie. Mi contrato firmado era por los cinco y salió solo uno. Eso también fue súper raro, hay mucha gente que nunca se enteró de que esto era una saga, que leyó el libro y pensó ‘pero no entiendo el final’. Bueno, mala comunicación. Ahora no, se comunica claramente que esto es una saga. Se vienen más”.
Justamente esa es una de las tareas que la ocupan por estos días, aunque en vez de una saga de cinco libros, será una trilogía que próximamente verá a la luz en forma íntegra. Una forma de cerrar por fin el ciclo. “La séptima M literal me abrió todas las puertas del mundo, literalmente. Hoy día obviamente lo veo de forma mucho más positiva, por cierto. Pude rescatar todo lo bueno. Hacer esta republicación ha sido un proceso psicomágico de sanación”.
Entre los aspectos positivos que Solar ha podido rescatar, está el germen que dio vida al libro, y que tuvo que ver con una noticia que pasaron por la tele y que involucraba, justamente, una serie de presuntos suicidios sin resolver en Aysén. De ahí vendría el reporteo en terreno y, luego, la tesis de grado que le permitió graduarse de periodismo con la nota máxima.
También está el cariño con que varios de los jóvenes de la época recuerdan la historia. “Hay gente que siente que esto de verdad les cambió la forma en que comprendían la literatura chilena. Gente que me vio en la tele, en el diario, y dijo ‘oye, si ella tan jovencita puede, por qué yo no. Ella es una representante de mi generación, y de alguna manera lo que está haciendo valida en lo que estamos todos nosotros acá’”.
La escritora tampoco olvida que su irrupción en el mundo editorial se dio en un contexto donde el fanfic y la literatura escrita en internet era ‘demonizada’ por buena parte de los autores convencionales, que no entendían el salto que estos jóvenes tenían de la web al papel. “Yo fui parte de la generación que tuvo que tragarse todos los sapos de la época. Somos los que tuvimos que recibir los lumazos para que hoy día, 20 años después, sea una práctica común, normalizada y validada, que es súper importante. El circuito es muy resistente a los cambios. Pero sí siento que, por un lado, la literatura tiene una oportunidad de oro, espectacular, para diversificar su oferta en formatos, en acceso. La tecnología nos permite eso. Y no existe la buena y la mala literatura, sólo existe la que te gusta y la que no te gusta”, reflexiona Solar.
“Lo que quiero hacer con esto al republicarlo es simplemente cerrar bien el ciclo, para que esto no me pese. Porque es algo que llevo arrastrando demasiado tiempo, y no quiero arrastrarlo más. Abrir para cerrar, y sobre todo para agradecer todo lo bueno que pasó, todo el aprendizaje. Yo no estaría aquí hoy si no fuera por La séptima M, entonces así de valiosa e importante es, y republicarla me permite reconocer bien eso, desde un lugar más sano”.