El espectáculo no sólo aclara que es apto para mayores de 14 años, sino que suma un mensaje adicional: “Esta obra aborda temas delicados sobre salud mental”.
Néstor Cantillana expresar estar a favor de la incorporación de esa alerta. “Si sabes más o menos de qué trata, vas un poco más preparado. Es una mínima advertencia que no es malo incluir”, plantea. Pero, además de mostrarse de acuerdo, el actor se atreve a sugerir otro mensaje: “Y lleve pañuelitos”. Lo dice en la previa al estreno, este jueves 12 en el Teatro Municipal de Las Condes, de Casi normales, una obra con la que “hasta el más duro se conmueve”, asegura.
Se trata de la primera versión local de Next to normal (2008), el vibrante musical que arrasó en Broadway y que ganó el Pulitzer y tres premios Tony. Con la dirección general de Ramón Gutiérrez, el montaje le otorga el rol de Daniel, el patriarca de una familia marcada por el trastorno bipolar que afecta a su esposa, Diana (Elvira López), en el Chile de 1986.
Cantillana primero leyó el texto y concluyó de inmediato que era una historia conmovedora. Pero, sólo una vez que escuchó las canciones (dignas de un concierto de rock), comprendió la propuesta a cabalidad, una obra de dos horas que recurre al drama y a la comedia mientras reflexiona en torno a la salud mental y las dinámicas familiares. Un espectáculo con una premisa poco habitual, pero un espectáculo con todas las de la ley.
“No sólo habla de lo que significa vivir con un diagnóstico de bipolaridad, sino que también de cómo afecta a la familia. Es muy transversal. Esto va más allá de clases económicas e ideologías políticas”, plantea.
“Y tiene la genialidad de que la estructura musical se relaciona con la cabeza de la protagonista. Cuando ella está contenta, estamos todos eufóricos, bailamos, es todo brillante, luminoso. Y cuando está triste, cuando está deprimida, es para llorar a gritos. Musicalmente tiene ese mismo ritmo, que hace que sea una obra muy vertiginosa. Se pasa volando”, detalla sobre el montaje, también protagonizado por Francisco Dañobeitía, María Pedrique, Juan Carlos Maldonado, Claudio Ravanal y Juan Diego Bonilla.
Y apunta: “La música es la misma, pero no estamos haciendo exactamente lo mismo que los gringos. Aparecen referentes del rock argentino. También del rock chileno. Hay pequeños colores y texturas que le dan una identidad que tiene más que ver con nosotros”.
Luego de un par de años en que ha brillado en cine (El castigo), en audioserie (Caso 63) y en el streaming (42 Días en la oscuridad), Cantillana tiene en Casi normales la primera oportunidad de su carrera para incursionar en el teatro musical, un género al alza en las tablas del país y que exige que un conjunto de músculos interpretativos operen en simultáneo.
“En los referentes que al menos yo había visto de teatro musical americano, todo era muy frontal, todo tenía que ver mucho con el virtuosismo, cosa que a mí, en lo particular, nunca me ha interesado mucho. Yo prefiero más una actuación honesta que una actuación virtuosa. Y al conversar con Ramón (Gutiérrez) y conocer su ética para dirigir este montaje en particular, me di cuenta de que estábamos en la misma sintonía”, explica.
Cantillana admite que le gusta cantar, pero que es una práctica que prefiere mantener en la esfera privada. Para Casi normales se dedicó a pulir ese aspecto junto a Francisco Kamei, director musical de la obra. “Llegué con un registro acotado y siento que durante todos estos meses he logrado ampliar mi registro vocal, lo que me tiene muy contento. Pero eso no significa que, de aquí en adelante, lance mi carrera (como cantante)”, señala el actor, quien cita a Nick Cave and the Bad Seeds, Queens of the Stone Age, Foo Fighters, Radiohead y The Smile entre los artistas ligados al rock que más le gustan.
“Cuando uno empieza a memorizar el texto y a vivir la escena, la música y las escenas salen con mayor facilidad. Si estás en la escena, lo más probable es que llegues a la nota. Y si estás cien por ciento en la escena, pero no llegas justo a la nota, no es tan terrible, porque estás en la escena. Esa es la maravilla del teatro musical. Lo importante es vivir la escena para que música y actuación no sean cosas separadas, sino que sea un mismo mundo”.
Uno de los grandes retos que le espera al elenco consistirá en administrar la energía y cuidar la voz durante la temporada de estreno del musical, que cada semana tendrá funciones miércoles y domingo, hasta el 29 de octubre (entradas disponibles en la web del teatro). “Eso va a ser todo un desafío. Hasta aquí vamos bastante bien”, concluye.