El cineasta británico Terence Davies, más conocido por un par de efusivas y poderosas películas inspiradas en su niñez en el Liverpool de la posguerra, murió a los 77 años.
El manager de Davies, John Taylor, dijo que el director murió el sábado “pacíficamente en casa mientras dormía” después de una breve enfermedad.
Criado en una gran familia católica de clase trabajadora en el puerto inglés, Davies fue dependiente en una oficina de envíos y contador en una firma de contabilidad antes de inscribirse en una escuela de arte dramático en la ciudad de Coventry y después en la Escuela Nacional de Cine.
Después de hacer varios cortos, Davies hizo su debut como escritor-director en 1988 con Distant Voices, Still Lives, un collage de sueños — en ocasiones pesadillas — que evocaba una niñez de pobreza y violencia aligerada por la música y la magia del cine. El film ganó el Premio de la Crítica Internacional Cannes en 1988 y en 2002 críticos de cine británicos la votaron como la novena mejor película de los últimos 25 años.
Davies la continuó en 1992 con otra película autobiográfica, The Long Day Closes, y después regresó a Liverpool con Of Time and the City, un documental de 2008.
Michael Koresky, autor de un libro sobre Davies, dijo que las dos participaciones autobiográficas del director “son melancólicas, en ocasiones desgarradoras, y también son indescriptiblemente hermosas, dos de las grandes obras en la historia del cine”.
“Se puede decir que ni siquiera tiene imitadores; nadie se atrevería”, escribió Koresky en el sitio web del Instituto de Cine Británico.
Las películas autobiográficas abrieron las puertas a presupuestos más grandes y películas más populares que también mostraban el distintivo lirismo de Davies y con frecuencia se desarrollaban en el siglo XIX o principios del siglo XX.
Su película de 1995 The Neon Bible se basó en una novela de John Kennedy Toole y se desarrolló en el sur profundo de Estados Unidos. The House of Mirth, estrenada en 2000, protagonizó a Gillian Anderson en una adaptación del clásico de Edith Wharton, y ganó el premio a la mejor película británica de la Academia Británica de las Artes Cinematográficas.