Segundo track del inmortal disco La espada & la pared (1995), Hojas de té es una de las canciones más reconocidas de la primera etapa de Los Tres. El cuarteto penquista -que acaba de anunciar el retorno de su formación original- la acaba de regrabar y la estrenan con una nueva versión 2023. Algo así como lo hicieron Los Prisioneros, en 2001, con Las sierras eléctricas, lanzado poco antes de sus históricos recitales en el Estadio Nacional.
Compuesta por Álvaro Henríquez, es un imperdible de los set del grupo, aunque extrañamente no estuvo entre las canciones que formaron parte del MTV Unplugged, de 1996. El tema, un rock con mucho sabor a blues (sobre todo en esa guitarra con slide y en el ritmo con shuffle), despuntó en los charts y ayudó a crear una identidad del grupo, a contrapelo de lo que sonaba en la música popular por entonces en Chile.
Así lo piensa Guillermo “Cuti” Aste, músico que participaba como invitado en los shows del grupo, la clave del ascenso está en que la propuesta musical de Los Tres se diferenció de la oferta del momento. “A principios de los 90′ estaba de moda el pop más duro, más cuadrado, con batería programada, y ellos tocaban una música más ‘redonda’ les decía yo, con más swing, con la muñeca más suelta. Un rock n’ roll clásico”, analizó con este medio, en 2019.
No era la primera vez que los penquistas hacían guiños al blues. Ya en Se remata el siglo (1993) estaba Soñé Que Estabas Justo Sobre Mí (claro que mucho más cruda), y la versión en CD del álbum incluyó el cover de The Thrill Is Gone, popularizada por B.B. King.
Pero volvamos a La espada & la pared. El álbum fue producido por el argentino Mario Breuer, quien hasta hoy defiende su trabajo a cargo de las perillas, que ha sido repetidamente cuestionado por Henríquez, a quien nunca le terminó de cuajar el sonido que le imprimió al trasandino.
“A mí me parece que Los Tres como grupo musical es un grupo increíble - dijo Breuer a Culto en 2022-. Tienen a uno de los mejores compositores latinoamericanos y el y el trío que acompañaba a este compositor y cantante era increíble. De alguna manera yo traté de darles una estética y la necesidad de algún giro comercial, lo que no quiere decir compartir música comercial sino, bueno algo así como lo que hicimos en la Oz. Y que el disco de golpe y porrazo tenga cuatro temas con un sonido muy distinto, muy diferente”.
“Fue muy gracioso porque yo tenía algún plan de grabación y Henríquez después me pidió cambiar un montón de cosas. Y no me pareció mal lo que él decía, así que asentí y fue un poco...un poco raro cuando terminado el disco, dijo que él aprendió cómo no hay que producir un disco. Bueno...”.
“Ellos estuvieron siempre un muy buen nivel, pero necesitaban también un poco de apoyo de la compañía ¿y sabés una cosa? cuando una compañía pone mucha plata en la producción de un disco, siempre ponen otro tanto en la publicidad, en la promoción. Y a veces no se trata tanto de que discutes, sino de una compañía que decidió agitar y poner plata sobre ese artista. Yo estoy muy orgulloso de los dos discos de Los Tres. Yo sé que a Álvaro Henríquez no le gusta ese disco, pero al resto de América Latina le parece uno de los mejores discos de música latinoamericana. Y sabiendo y conociendo la línea de pensamiento de Álvaro Henríquez, la verdad es que nunca me hizo mella. Nunca me preocupó que a él no le guste. Digo, el disco es un disco tan bueno que hasta hasta Café Tacuba lo versionó muy bien”.
Como decíamos, Henríquez ha comentado las diferencias que tuvo con Breuer. “Era común que a un grupo joven le impusieran un productor y, bueno, ese productor tenía un gusto horrible”.
Como sea, Las buenas ventas de La espada & la pared le valieron la obtención de discos de oro y platino, gracias a singles que se convirtieron en clásicos como Déjate caer, la misma Hojas de té y el acierto de grabar Tu cariño se me va, el cover de Buddy Richard. Ello les valió la invitación para el Festival de Viña de 1996. Aquella vez, tocaron con sus uniformes del colegio.
Según apunta la reseña del show que La Tercera publicó el domingo 18 de febrero, el “Monstruo” enganchó rápidamente con el espectáculo. “El público de la Quinta Vergara se entregó de inmediato. Suda para [sic], La espada & la pared, Hojas de té y Un amor violento lograron lo que ni el publicitado Juan Gabriel pudo: hacer bailar a todos (hasta a un carabinero medio escondido)”.
Luego vendrían el MTV Unplugged y el Fome (1997), pero esa es otra historia.